El 23 de noviembre de 2021 se conmemoran 800 años del nacimiento de Alfonso X ‘el Sabio’ y, como parte de los homenajes en torno a su figura, el pasado julio, Patrimonio Nacional nos daba la magnífica noticia de que el Códice Rico y el Códice de los Músicos iban a ser ‘liberados’ y puestos a disposición de todos gracias a su digitalización.
Partiendo de este hecho, en esta entrega nos centraremos en este corpus tan importante para nuestra herencia musical, así como los recursos para acercarse al mismo.
Por Fabiana Sans Arcílagos
Si hay algo que podemos afirmar casi con toda rotundidad es que ninguna veneración a un santo alcanzó la popularidad que tuvo la devoción mariana, que llegó incluso a eclipsar a la de su propio hijo en buena parte de la literatura cristiana durante los siglos XII y XIII. El furor por la madre de Dios (y madre de todos los hombres, al fin y al cabo), supuso un auténtico proceso de ‘feminización’ devocional, lo cual se tradujo en un tratamiento de la temática enmarcado en los esquemas del amor cortés y la lírica trovadoresca. De esta manera, María era vista como la dama amada a la que cantan sus fieles devotos que cumplen, en realidad, el papel de enamorados.
Así, sus milagros marianos se hicieron ampliamente famosos. En ellos, la Virgen siempre premia a sus devotos, independientemente de lo grave de sus pecados; acomete curaciones, intercede ante el propio diablo e, incluso, tiene la capacidad de resucitar a sus fieles. Podemos apreciar este creciente interés en el flujo de literatura que se produjo en este sentido, entre los que podemos citar volúmenes tales como Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo, Les Miracles de Nostre Dame de Gautier de Coincy o, probablemente la colección más célebre de todas en términos no solo literarios sino musicales: las Cantigas de Santa María de Alfonso X de Castilla, llamado también ‘el Sabio’.
A estas alturas, las Cantigas precisan de poca presentación: se trata, esencialmente, de una colección de 427 piezas recopiladas por el citado rey castellano. La autoría del propio monarca es algo a día de hoy descartable, pero lo que sí es cierto es que probablemente actuase de ‘líder’ en la recopilación del repertorio. Como se indica en la General Estoria (Parte I, libro XVI, cap. 13, citado por Maricarmen Gómez Muntané en La música medieval en España):’El Rey faze un libro non por quel escriva con sus manos, mas porque compone las razones dél, […] e muestra la manera de cómo se deven facer […] pero dezimos por esta razón que él faze el libro‘.
Las Cantigas se conservan en cuatro volúmenes que conforman, en realidad, tres códices. El más extenso y completo de ellos es el Códice de los Músicos (o Codex Princeps), conservado en la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (E), que es el que presenta las famosas miniaturas de los tañedores, y un total de 416 piezas. Un segundo manuscrito sería el conservado en la Biblioteca Nacional de España, que procede en origen de la Catedral de Toledo, que es una de las copias más antiguas y contiene 129 cantigas. Y el tercero, dividido en dos volúmenes, estaría conformado por el llamado Códice Rico (T), conservado también en San Lorenzo de El Escorial y que se caracteriza por las espléndidas miniaturas que ilustran las cantigas a página completa, divididas en detalladas viñetas. El segundo volumen sería el Códice de Florencia, que está incompleto, pues contiene los textos de cantigas, pero no la música.
Embarcarnos en un estudio completo y profundo de las Cantigas en este pequeño espacio es absolutamente imposible. Por ello, y celebrando la aportación que ha hecho Patrimonio Nacional al mundo entero, con la digitalización de dos de los códices más importantes, queremos también arrojar luz sobre otros proyectos y recursos digitales que son, a día de hoy, indispensables para el estudio de este corpus, joya indudable del repertorio medieval hispano.
El primero que debe ser citado es el proyecto de Andrew Casson Cantigas de Santa María for singers. Se trata de una edición crítica completa de las cantigas, su música y sus textos. Ofrece la comodidad de hacer una búsqueda tanto por número como por íncipit textual. Encontraremos, además, la transcripción de la música en notación cuadrada (respetando la grafía del manuscrito), así como en notación redonda. Nos ofrece, asimismo, una guía para la interpretación de los ritmos y para la pronunciación del galaico-portugués, y un buscador de concordancias textuales y musicales, entre otras bondades. Enlaza, además, en la mayoría de los casos con ediciones facsímiles de las piezas y con otra importante base de datos de la que hablaremos ahora: The Oxford Cantigas de Santa María Database.
La base de datos de Oxford ofrece también posibilidades muy variadas y completas de localización de las piezas. Podemos buscar de acuerdo al manuscrito, al poema, a palabras clave y al milagro, entre otros. En este caso, no podremos ver el texto completo de cada cantiga, sino que lo que se nos muestra un resumen de su contenido, sus posibles títulos alternativos y, si la hubiere, la descripción detallada de la miniatura. Por otro lado, muestra las concordancias textuales o temáticas con otros manuscritos de la época y, además, enlaza también con bibliografía y discografía de referencia.
El estudio de las Cantigas es importante per se por la relevancia histórica y musical de su repertorio, pero también nos ofrece las herramientas para comprender mejor otras cuestiones transversales, como es el caso del universo sonoro de la Castilla medieval. Uno de los elementos básicos que tenemos para acometer esta reconstrucción es, precisamente, el que podemos destilar del estudio de las miniaturas, especialmente aquellas en las que aparecen músicos tañendo sus instrumentos, material esencial para los estudios de organología medieval. Esta fuente iconográfica ha sido una conditio sine qua non para la recuperación de decenas de instrumentos musicales que, de otra manera, nunca habríamos sabido de su existencia o, en algunos casos, de su apariencia. En este sentido, no podemos dejar de citar al mayor especialista en este ámbito, Jota Martínez, quien lleva más de veinte años devolviendo a la vida a los instrumentos de los códices alfonsíes. Su trabajo va más allá de la mera reconstrucción material, ya que, con su agrupación Ensemble Alfonsí, llevan al escenario todos estos instrumentos devolviéndoles su función esencial, que es la de hacer música. De su mano, podemos apreciar las Cantigas de una manera muy cercana a la que probablemente fueran escuchadas (si es que esto sucedió) en el entorno del rey trovador y, sobre todo, hacernos una idea más concreta de cómo era el paisaje sonoro en su corte.
Las Cantigas de Santa María han sido piedra angular del repertorio acometido por casi la totalidad de grupos que se dedican a la música medieval. A pesar de la aparente simplicidad de su música, lo cierto es que es una colección compleja, sobre la que se han arrojado un número indeterminado de lecturas, teniendo como resultado un amplio abanico de posibilidades en la interpretación de las piezas. Sería imposible en este momento citar una lista completa de discografía de referencia, así que vamos a mencionar algunos de los trabajos más destacables, sabiendo que nos dejamos muchos en el tintero. Por razones obvias, citaremos en primer lugar el disco del Ensemble Alfonsí Instrumentos para loar a Santa María, en el que emplean precisamente este instrumentario de reconstrucción propia que acabamos de mencionar. Dentro de nuestras fronteras es necesario también citar la encomiable labor de Eduardo Paniagua, quien acometiera una de las grabaciones más exhaustivas de este repertorio. Asimismo, otros nombres resuenan en el panorama nacional, como son el de Carles Magraner, quien recientemente ha publicado un disco para conmemorar el 800 aniversario del nacimiento de Alfonso X, recopilando algunos trabajos anteriormente editados por él mismo con Capella de Ministrers. No podemos olvidar al mayor exponente de la música antigua dentro y fuera de nuestras fronteras, Jordi Savall, quien grabara un monográfico en el año 1993, remasterizado hace apenas tres años, y que sin duda ha sido un elemento clave para la difusión de este repertorio a lo largo y ancho del mundo.
Debemos sentirnos orgullosos de ser poseedores de este repertorio tan único, cúspide indiscutible de la lírica medieval hispana, y tratar, sobre todo, de dignificarlo y honrarlo, valorando su inestimable aporte a la cultura occidental.
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