Improvisar es a la música lo que hablar al lenguaje, la herramienta más directa de expresión y comunicación del músico. En las siguientes páginas, diferenciaremos el significado de los conceptos de creatividad, improvisación y composición, y conoceremos cuál ha sido la importancia que han otorgado los más destacados pedagogos a la improvisación.
Por Ana Juanals Bermejo
Hablar con música
La música, se dice, es un lenguaje. Pero, ¿por qué lo es? Porque implica la comunicación de un mensaje por medio de un código cuyos elementos tienen un sentido. Hablar con música es improvisar, actividad que implica expresar libremente los elementos que conforman el lenguaje musical a través del instrumento, desarrollando un discurso musical coherente. Por tanto, podemos afirmar que la música es un lenguaje porque se habla, se lee y se escribe.
En el 2000, en su ponencia para la International Society for Music Education,Emilio Molina hace una crítica a la educación musical actual, cuyo único objetivo es enseñar la lectoescritura musical, dejando de lado la finalidad más importante: hablar, permitiendo al músico expresar lo que siente y no solo interpretar lo que otros ya han escrito.
Esta aportación no es exclusiva del profesor Molina, otros pedagogos como Willems y Gordon también apoyan y defienden esta relación.
El primero de ellos, ya hace referencia en su método a la relación entre el aprendizaje de la lengua materna y el aprendizaje musical, estableciendo que las bases de ambos son la escucha y la imitación. El desarrollo de la música y el lenguaje se produce siguiendo las siguientes etapas: oír-escuchar-entender. Edwin Gordon en la Music Learning Theory (MLT) va aún más allá y da una explicación a cómo aprendemos música. Gordon expone que ‘al igual que el niño aprende a hablar por la simple exposición a un entorno en el que los adultos le hablan, el niño adquiere esa base musical a través de la exposición natural a la música’.
En resumen, improvisar musicalmente es hablar con música. En la educación musical, la improvisación supone la participación activa del alumno en su proceso de aprendizaje. Por tanto, la improvisación implica:
- Utilizar el instrumento para desarrollar las capacidades que nos permiten hablar musicalmente, generando nuevas ideas a partir del material musical conocido.
- Comprender y manejar correctamente todos los elementos que conforman el lenguaje musical.
Creatividad: improvisación y composición
La creatividad se relaciona con valores positivos, ya que ser creativo en cualquier ámbito y hacer propuestas novedosas son actitudes que se aplauden y potencian. Por el contrario, la improvisación se ha asociado con aspectos negativos, una falta de preparación y organización o incapacidad de alcanzar objetivos. Esta relación se aprecia en las definiciones que otorga el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (RAE), que define ‘creatividad’ como la ‘facultad de crear’, entendiendo ‘crear’ como ‘producir algo nuevo, producir algo de la nada’. Por el contrario, ‘improvisación’ implica la ‘acción o efecto de improvisar’ que se define como ‘hacer algo de pronto, sin estudio ni preparación’.
Sin embargo, la creatividad ha sido investigada por multitud de autores, aportando definiciones mucho más precisas. Por sus importantes aportaciones, destacamos a Joy Paul Guilford y Ellis Paul Torrance. El primero define la creatividad como un pensamiento, conformado por varios elementos, que surge ante la necesidad de solucionar un problema. Para el segundo, Torrance, la creatividad no es solo un pensamiento, sino el proceso que se lleva a cabo desde que se percibe el problema hasta la obtención de resultados, partiendo de una hipótesis que se prueba y modifica.
La creatividad se ha establecido como una habilidad fundamental en la evolución humana y uno de los principios básicos para desarrollar la inteligencia personal y favorecer el progreso de la sociedad.
En el ámbito musical, las dos herramientas básicas que permiten el desarrollo de la capacidad creativa son la improvisación y la composición.
Improvisación
La improvisación es una de las herramientas utilizadas en el desarrollo de la creatividad. La improvisación permite al alumnado crear su propia música y explorar nuevos sonidos.
En 1983, Hemsy de Gainza definió ‘improvisación musical’ como la ‘ejecución sonora instantánea producida por un individuo o grupo de individuos que abarca desde la libertad total, hasta la sujeción a pautas estrictas, desde la situación espontánea hasta la participación de la conciencia mental’. Improvisar es jugar con los sonidos, los ritmos y las formas de la música a través de un instrumento. En relación con lo expuesto anteriormente, dicha autora también hace referencia a la relación entre la música y el lenguaje, reseñando que improvisar es a la música lo que hablar al lenguaje. Igualmente, el profesor Emilio Molina expone que:
‘Improvisar es hablar mediante un instrumento, que es el medio del que nos servimos para aprender el lenguaje musical y para expresar nuestras ideas musicales. Nuestro nivel de conocimiento del lenguaje, nuestra capacidad de selección y combinación y nuestra pericia técnica en el manejo del instrumento nos darán la medida de nuestras posibilidades de improvisación’.
Composición
Atendiendo de nuevo al Diccionario de la Lengua Española de la RAE, se define ‘componer’ como ‘crear obras musicales’ y ‘composición’ como ‘una obra musical o la parte de la música que enseña las reglas para la creación de una obra’.
Durante años, la composición ha sido entendida como una actividad exclusiva para una mínima parte de los músicos, los considerados genios, con características y dotes especiales. Sin embargo, no es así, podemos reducir la acción compositiva a la organización de los sonidos musicales, una actividad fácilmente realizable por cualquier músico.
Para ser definido como composición, se hace necesaria la conservación y reproducción de la música a través de un sistema de notación musical. Asimismo, la composición requiere de conocimientos en torno a las características propias de cada instrumento y las formas representativas de los diferentes estilos, géneros y épocas.
Mientras la composición se caracteriza por la planificación y estructuración, la improvisación remarca la práctica directa y la espontaneidad.
Tipos de improvisación/composición
Podemos diferenciar dos tipos de improvisación/composición: la improvisación/composición con eventos sonoros no métrico-tonales y la improvisación/composición métrico-tonal.
La improvisación/composición con eventos sonoros no métrico-tonales se desarrolla por la llamada Generación de los Compositores, quienes propusieron una revolución en la pedagogía musical con los denominados métodos creativos, donde la acción creativa se comparte entre el profesor y el alumno. Estos métodos se fundamentan en tres ideas claves:
- La música de ruidos.
- La música no es siempre ritmo y melodía.
- Ser músico no es necesariamente saber de música.
La improvisación/composición métrico-tonal se desarrolla en el ámbito de la música clásica y de todos aquellos métodos pedagógicos que tienen sus bases en el sistema tonal. Este tipo de improvisación/composición trabaja con recursos melódicos, armónicos, formales y texturales.
La improvisación en los grandes pedagogos musicales
La Escuela Nueva es un movimiento pedagógico surgido a finales del siglo XIX y desarrollado durante el siglo XX. El fundamento de este movimiento fue establecer al alumno como parte activa del proceso de enseñanza-aprendizaje, con el objetivo de desarrollar sus intereses personales dentro de su vida personal, cultural y social.
En el ámbito musical, se profundizó en la investigación y desarrollo de métodos musicales activos, en los cuales la creatividad es un pilar fundamental. En el campo de la pedagogía musical, este movimiento produjo el surgimiento de los principales métodos y teorías pedagógicos, entre los que vamos a destacar a Dalcroze, Kodály, Willems, Orff, Martenot y Gordon. Todos ellos tienen entre sus objetivos el desarrollo de la creatividad musical a través de la improvisación métrico-tonal.
Émile Jaques-Dalcroze (1865-1950)
Émile Jaques-Dalcroze expone que ‘improvisar es expresar sobre el terreno los pensamientos, tan rápidamente como se presentan y se desarrollan en nuestra mente’. La improvisación en Dalcroze está enfocada en dos direcciones:
- Improvisación del profesor: el docente improvisa la música en el piano para adaptarla a las necesidades motrices, expresivas y conceptuales del aula. Estas improvisaciones tienen como objetivo educar los sentidos rítmico, melódico, armónico, dinámico y agógico, y provocar movimientos corporales adaptados al nivel del alumno.
- Improvisación del alumno: tiene una doble vertiente. Por un lado, supone una respuesta a las improvisaciones que realiza el profesor. Por otro lado, los alumnos pueden improvisar sus propios movimientos, provocando que sea la música improvisada por el docente la que se adapte a su movimiento.
Zoltán Kodály (1882-1967)
Zoltán Kodaly afirma que:
‘La educación musical no puede limitarse a la reproducción de la música compuesta por otros, sino que debe permitir al niño que produzca sus propias ideas musicales, de la manera y al nivel adecuados a su edad, madurez intelectual, instrucción musical, y también que exprese estas ideas para que sea capaz de llenar con pensamientos musicales un armazón dado y moldearlas en la forma apropiada. Esta habilidad se basa y se desarrolla por medio de la improvisación musical’.
Favorecer el aprendizaje y la asimilación del lenguaje musical es el objetivo de la improvisación en el método de Kodály. La improvisación, además de permitir la comprensión del lenguaje musical, también facilita el desarrollo de habilidades expresivas y creativas, así como un nivel más profundo de pensamiento musical.
Kodály también desarrolla la improvisación en el ámbito acompañante. Inicialmente, se realizan en forma de ostinatos con la fundamental de los acordes para, poco a poco, ir incorporando funciones más complejas.
Edgar Willems (1890-1978)
Edgar Willems publica en 1961 su obra Las bases psicológicas de la educación musical en la que expone la relación entre los elementos fundamentales de la música (ritmo, melodía y armonía) y la naturaleza del ser humano (fisiológica, afectiva y mental).
La improvisación supone para Willems el objetivo final, un dominio y un conocimiento total de los elementos musicales, así como del desarrollo de la capacidad de expresión. Asimismo, la improvisación debe ser un elemento constante en la educación musical de los alumnos.
Willems establece una organización en la improvisación musical: primero la improvisación rítmica; en segundo lugar, la improvisación melódica; y, por último, la improvisación armónica.
Carl Orff (1895-1980)
La obra pedagógica de Carl Orff se resume en los términos palabra, música y movimiento, en conexión con el lenguaje, el sonido y el cuerpo. Para Orff, uno de los objetivos de la educación musical se plantea en el desarrollo de la creatividad del niño, que se lleva a cabo gracias a la improvisación. El conocimiento musical del niño será mayor si es capaz de componer melodías, improvisar acompañamientos o dialogar musicalmente con un grupo.
La improvisación es la base del método Orff: la improvisación en el habla, en el movimiento, en la melodía, en la interpretación, y no menos importante, en el arte de la enseñanza. El propio Carl Orff resalta la improvisación como una característica única de su forma de enseñar música, una parte esencial del proceso de aprendizaje y hacer música.
Orff desarrolla la improvisación como un proceso metodológico a través del cual el alumno adquiere los conocimientos, habilidades y destrezas musicales. Esto supone la participación y actividad compartida entre profesor y alumno, ya que el objetivo principal es que el alumno desarrolle su mundo interior.
Orff, de la misma manera que Willems, hace referencia a la práctica de la improvisación desde el punto de vista rítmico, melódico y armónico. Todas las improvisaciones se desarrollan utilizando diferentes formas musicales: eco, pregunta-respuesta, lied y rondó, por medio de la palabra, la voz y la percusión.
Maurice Martenot (1898-1980)
‘La clave de la improvisación se resume en una palabra: atreverse. El niño improvisa con más habilidad que el adulto porque no tiene temores ni complejos que paralicen su imaginación’. Para favorecer la improvisación, Maurice Martenot hace referencia a la necesidad de establecer un orden y una estructura, así como un clima de confianza y alegría.
La improvisación se centra principalmente en la voz, haciendo ciertas alusiones a la improvisación instrumental, pero sin establecer procedimientos claros para llevarla a cabo en el aula. Aunque presenta algunos ejercicios de improvisación rítmica, Martenot se centra principalmente en la improvisación melódica, que se inicia con la escala pentatónica al igual que Kodály u Orff, pero que rápidamente se orienta en el sentido tonal.
Edwin Gordon (1927-2015)
En la metodología de Edwin Gordon, la improvisación musical supone un pilar fundamental en la expresión y comprensión de la música. Improvisar supone comprender la música de la misma manera que explicar algo con las propias palabras del lenguaje. La metodología Gordon presenta una línea clara de trabajo: el modelo de aprendizaje contextual, que implica un esquema de trabajo ‘todo – parte – todo’. La segunda fase de este esquema de trabajo permite la improvisación a través del uso de patrones, tanto rítmicos como tonales, adaptados al nivel de desarrollo de los alumnos.
Referencias bibliográficas
Marie-Laure Bachmann. La rítmica de Jaques-Dalcroze. Una educación por la música y para la música. Pirámide, 1998.
Gábor Friss. ‘Escuela primaria especial de Música’. En Frigyes Sándor (ed.): Educación Musical en Hungría. Real Musical, 1976.
María del Mar Galera-Núñez. ‘De la aptitud musical al concepto de audiation y al desarrollo de la teoría del aprendizaje musical de los niños pequeños de E. Gordon’. UNIRIO (18), pp. 192-206, 2017.
Violeta Hemsy de Gainza. La improvisación musical. Editorial Ricordi, 1983.
Maurice Martenot. Principios fundamentales de formación musical y su aplicación. Rialp, 1993.
Emilio Molina. Aportaciones del análisis y la improvisación a la formación del intérprete pianista: el modelo de los estudios op. 25 de Chopin. Tesis doctoral. Universidad Rey Juan Carlos, 2010.
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