![EN PORTADA 313 DOBLE](https://www.melomanodigital.com/wp-content/uploads/2025/01/EN-PORTADA-313-DOBLE.jpg)
El Grupo Enigma, agrupación residente del Auditorio de Zaragoza, celebra su 30.º aniversario con una temporada que subraya sus principales líneas de trabajo: rigor en el tratamiento del repertorio, enfoque actual sobre el formato concierto y compromiso con el aprendizaje. Hablamos con su director, Asier Puga, y con tres de sus miembros: Fernando Gómez (flauta), Emilio Ferrando (clarinete) y Chus Castro (violín).
Por Manuel Pacheco
¿Qué pasos dio la agrupación hasta convertirse, en 1995, en lo que ahora conocemos como Grupo Enigma?
Fernando Gómez: Cumplimos el 30.º aniversario del grupo dentro del Auditorio de Zaragoza. Nosotros teníamos un grupo que ya existía, con una plantilla de piano, clarinete, flauta y percusión, formado por profesores del conservatorio a los que nos interesaba la música contemporánea. Cuando se creó el Auditorio no había ninguna agrupación estable, y entre Juan José Olives y Miguel Ángel Tapia, el gerente del Auditorio, decidieron formar un grupo para cubrir este hueco, a ser posible uno que ya estuviera constituido. Nosotros teníamos contacto con Olives, y fuimos los que comenzamos la andadura de la Orquesta de Cámara del Auditorio, que es como se llamó entonces. El primer concierto se hizo el 21 de noviembre de 1995.
Emilio Ferrando: Paralelamente a esto, en el conservatorio también había un quinteto de viento del que Fernando y yo éramos integrantes, y nos unimos al grupo. De este modo tuvimos los vientos y la plantilla del cuarteto, y faltaba añadir la cuerda, que es lo que hizo Juanjo cuando constituimos el grupo.
Juan José Olives fundó la formación y fue su director hasta su fallecimiento en 2018. ¿Qué supuso su liderazgo para el grupo?
Chus Castro: De Juanjo siempre recuerdo el rigor y el respeto hacia la música contemporánea. En aquel momento, hablar de contemporánea era un poco sectario, un poco difícil, y él siempre tuvo una manera respetuosa de trabajar este repertorio, se encontrase con lo que se encontrase.
Fernando: Él era un gran amante de la Escuela de Viena y la música del pleno siglo XX. El cariño que tenía a este tipo de música estaba siempre presente en la confección de los conciertos. El grupo ha ido creciendo mientras tocaba un repertorio difícil y que apenas se interpretaba, aunque ahora hay más grupos que lo hacen. La exigencia del repertorio es lo que ha hecho crecer a Enigma y que haya ido teniendo una identidad, un sonido.
Emilio: Yo añadiría a esto el repertorio más actual, el de gente joven que estudiaba en el conservatorio y de los que tocábamos sus obras, y lo mismo con gente del resto de España. Todos los años ha habido cuatro o cinco estrenos, de compositores jóvenes y ya consagrados, españoles y de otros continentes, y esto también nos ha dado identidad.
En 2021 Asier Puga se incorpora como nuevo director. ¿Ha habido continuación con el proyecto de Olives, o se han incorporado novedades de algún tipo?
Chus: Antes he comentado el rigor que veía en Juanjo y, en este sentido, Asier tiene un perfil idéntico: trabajo serio y profundo, buscando la excelencia. Juanjo preparaba conciertos con una estructura más clásica, y Asier entra en la mezcla de disciplinas y formatos más actuales que no solo se ciñen al concierto tradicional.
Emilio: Para mí hay una variedad, pero también una unión. Hace unos años hicimos la Sinfonía de cámara de John Adams, y con Juanjo ya habíamos hecho El hijo de la Sinfonía de cámara o Appalachian Spring de Adams. Lo mismo con Berio. Sí que Asier ha abierto otro prisma, uniendo otras disciplinas que ahora mismo están en vigor, como la música electrónica o el cine.
Asier Puga: Yo tenía muy claro que era necesario conocer la identidad del grupo, su sonido o un tipo repertorio del que este grupo es una figura principal, y a partir de eso ir ampliando. Hemos mantenido la recuperación de obras, algo que era muy importante con Olives, lo mismo que la interpretación de gente joven, que hemos reforzado con el concurso de composición que lleva su nombre. Desde aquí ya surge la exploración de los propios intereses, y ellos me dan alas para seguir haciéndolo. En otros ámbitos, para un director joven es muy difícil hacer esto, no tienes oportunidad de desarrollarte artísticamente durante un periodo largo de tiempo. Pero Enigma me ha dado siempre esta libertad.
¿Qué os lleva a apostar por estos programas transversales, que combinan diferentes disciplinas o estéticas?
Emilio: Gracias a esto tenemos un público nuevo. Hay mucho público que ya venía antes, pero hay gente joven que acude porque le gusta el cine o la danza, y esto antes no lo teníamos. Hay que apostar por renovar el público, porque el futuro está ahí.
Chus: Es justo lo que iba a decir, ampliar el tipo de público, que ya no es solo el público clásico del concierto. El hecho de que haya imágenes, un cantante desde el otro extremo de la sala, instrumentos electrónicos… todo esto muestra la ramificación de la música en el siglo XX, se plantean posibilidades que antes no existían. Creo que, al ser un grupo de contemporánea, o sea, de música que se hace ahora, tenemos que estar contemplando estas otras opciones.
Asier: Como dice Chus, tenemos una visión contemporánea, y eso creo que hay que llevarlo más allá de la programación estrictamente musical. Cuando empiezas a expandir esta idea hay muchos elementos que dices: ‘¿y por qué no?’. Los puntos de fuga que se crean me interesan no solo por el choque estético o la provocación, sino porque son elementos que ayudan a la gente a agarrarse al programa. Cuando hicimos Talea de Grisey en 2021 la tocamos al principio y al final del concierto. En medio había una pieza de Romitelli, que fue su alumno, y también música de Guillaume de Machaut, que influenció a Grisey. Cuando al final sonaba nuevo Talea el público tenía la posibilidad de hacer una nueva escucha más profunda y aprender cosas nuevas.
Combináis la música con poesía, baile, clips de artistas, programas de televisión y, en el caso este año, hasta un fragmento del filósofo Mark Fisher. Estos elementos, ¿no corren el riesgo de convertir los conciertos en algo demasiado teórico?
Asier: Sí, totalmente. Por eso hay que tener cuidado para que no se traduzca en algo teórico sino en una experiencia estética. Estos elementos se colocan de forma puntual y, aunque está mal que lo diga yo, están muy pensados. La idea es producir un contrapunto que impulse la música. A veces son piezas que tienen un corte muy teórico, como Fisher, pero otras son más lúdicas o con humor. Como cuando pusimos a Warhol hablando de las travestis de Nueva York después de tocar la música de Psicosis. Jugamos con esto y con la experiencia artística, con idea de expandir las posibilidades del concierto.
¿Tenéis un público fiel en el Auditorio de Zaragoza u os lleváis sorpresas sobre el tipo de oyente que encontráis?
Emilio: Creo que hay de todo. Hay un público fiel que viene siempre, pero también se ha ampliado a gente universitaria, gente de conservatorio (a la que cuesta mucho mover) o gente del mundo del cine. En las propuestas siempre hay un riesgo, pero está bien que ocurra porque es la única manera de avanzar. Hay gente a la que le gustan los conciertos y gente a la que no, pero el arte siempre ha sido así.
Fernando: Tuvimos la ocasión de hacer un ensayo abierto con una orquesta escuela que hay aquí en Zaragoza, y vinieron los alumnos a escuchar una obra de Chaya Czernowin. Fueron quince o veinte y les hicieron preguntas a la compositora y a nosotros. Al día siguiente fue el concierto y estuvieron varios de ellos escuchándolo. Poder poner ese granito son cosas que te motivan para seguir buscando.
La inauguración de la 30.ª temporada incluye obras de Farrenc, Boulez, Olives, extractos de una película de los Lumière, y todo con la Sinfonía en Re de Arriaga como punto final. Afirmáis que se trata de un programa de ‘vuelta a los orígenes’.
Fernando: Aquí Asier lo que ha buscado son las guías que Enigma siempre ha tenido, mostrando el recorrido que la música sigue y hacia dónde llega. Hemos hecho un pequeño homenaje a Juanjo programando su obra, y también hemos apostado por obras que se tocan con menos frecuencia como la de Louise Farrenc. En lugar de proponer una vuelta al repertorio que ya hemos interpretado, se buscó una idea más general de lo que el Grupo Enigma ha supuesto.
Asier: El programa gira en torno a la idea de que Enigma ha inventado una ventana para poder acercarse a nuevas músicas y formas de entender la escucha. Como ocurrió a principios del siglo XIX cuando surgió la burguesía y las salas de concierto. Queríamos hacer guiños a esos espacios como Le Domaine Musicale de Boulez o el cinematógrafo, que revolucionó el mundo entero. Guiños a esos momentos, lugares o personas que, como Enigma, han creado ventanas para poder conocer un repertorio denostado.
Este año abordáis obras de Farrenc, Daphne Oram, Chaya Czernowin o Clara Iannotta. No están programadas como algo excepcional, como un concierto de mujeres, sino que se incluyen como autoras de pleno derecho.
Asier: Estoy absolutamente en contra de meter a las compositoras en un saco y aislarlas. Y no solo con las mujeres, ocurre lo mismo cuando llega el Orgullo LGTBIQ+. Hay grandes creadoras, y lo que hay que hacer es naturalizar su presencia en la programación dentro de un discurso que sea interesante. Ha habido años con más compositoras y otros con menos, porque la programación responde a la idea artística que hay detrás. Esto también lo hemos hecho con conciertos que reivindicaban otras sexualidades, y uno de los de esta temporada iba a tratar al principio sobre el racismo, con piezas de Julius Eastman. Siempre se hace desde el cariño y el interés por lo que los creadores aportan.
Chus: Estoy de acuerdo con Asier, tenemos que programar música de compositoras porque hay obras de mucha calidad. Es buena la recuperación que está ocurriendo porque está sacando a relucir obras, en todos los campos, de mucho interés, pero tendríamos que dejar de mirar si es masculino o femenino u otras opciones.
Asier: En 2021, cuando pusimos el foco en el Grupo de los Ocho, por mi parte era muy importante programar obras de Rosa García Ascot. Era una de las principales artistas de esa época en el ámbito musical, y era importante mostrarla a nuestro público. Hay una intención, quizá también política, en mostrar a esta gente que ha quedado apartada. Pero no se hace desde lo excepcional, sino por interés por su obra.
Este año se cumplen 50 años del asesinato de Pasolini, y para recordarlo proponéis un espectáculo de nueva creación alrededor de su novela Petróleo. No es la primera ocasión en que habéis abordado producciones de estas características.
Asier: En 2022 hicimos la Oresteia de Xenakis y la pudimos llevar al Festival de Mérida, y en 2024 fue Juana ficción, que llevamos al Festival de Aviñón. La intención es que cada año o dos haya un espectáculo que pueda surgir del grupo, bien en relación directa con lo sonoro o bien mezclando con otras disciplinas. En esta temporada queríamos reivindicar a Pasolini partiendo de la novela que escribía cuando le asesinaron, Petróleo. Hablamos con la familia para pedir los derechos y de partida nos dijeron que no, porque no se los dejan a nadie por precaución. Pero comentamos que sería algo sonoro y les interesó; les enviamos la propuesta y nos han dado el permiso. Yo he hecho el guion y Carlos de Castellarnau la música. Es un proyecto complejo porque llevar a escena una figura como Pasolini sigue generando reticencias y tensiones.
¿Qué fundamentos necesita un grupo para seguir embarcándose en estas aventuras después de treinta años?
Fernando: Quiero resaltar que nuestra continuidad ha sido posible gracias al convenio con el Auditorio de Zaragoza, sin este apoyo la estabilidad hubiera sido muy difícil. Desde el punto de vista del propio Grupo Enigma, creo que si seguimos ahí es por la cuestión personal. Empezamos como un grupo de amigos y, aunque haya ido creciendo, siempre lo hemos visto así. Tocamos, aprendemos, nos lo pasamos bien, salimos de gira nos vamos a cenar. Queremos hacer una guía de restaurantes Enigma con todos los sitios en los que hemos estado. Esta estabilidad está, sobre todo, porque la gente que lo compone lo ha hecho posible.
Deja una respuesta