Giorgia Guerra se crio en el seno de una familia que respiraba el aire del teatro en todas sus formas. Así, logró acercarse a la ópera de forma orgánica, manteniendo la tradición y apostando siempre por la innovación. Ella es quien firma la dirección escénica de Roméo et Juliette de Gounod de la temporada de ABAO Bilbao Opera, que se puede disfrutar hasta el 30 de octubre. Es la primera vez que en España una mujer se pone al frente de la dirección de escena del drama de los amantes de Verona.
Por Alicia Población
¿En qué momento decide dedicarse a la dirección de escena y, más en concreto, a la dirección de escena de ópera?
No recuerdo un día en concreto. Mi familia se ha dedicado a producir ópera en Italia durante más de treinta años, así que nací y crecí entre bambalinas. Desde muy pequeña empecé a trabajar en la empresa familiar ocupándome de diferentes aspectos, desde utilería a maquillaje, pasando por figuración y organización de giras. Creciendo empecé a fijarme en los directores de escena que trabajaban con mis padres y observándolos aprendí mucho de lo que sé de dirección de actores y movimiento escénico. Todo lo viví de manera natural, ya que el teatro siempre fue parte de mi vida.
Ha declarado que ‘ser de un sexo u otro no condiciona el planteamiento escénico de un proyecto’. Sin embargo, es la primera vez en España que una mujer firma una producción lírica sobre Romeo y Julieta. ¿Qué perspectiva cree que puede darle usted a esta historia de amor?
Sigo pensando que un buen planteamiento escénico no depende del género, sino de la profesionalidad de cada uno, y está claro que cada individuo tiene su manera de acercarse a los argumentos que la ópera nos regala. Esta historia de amor está tan radicada en nuestra cultura que se puede considerar un mito, y lo que hemos ideado para esta nueva producción en Bilbao deja claro que este mito nos sigue hablando de la poética del amor.
Sobre esta puesta en escena ha declarado que ‘Mi intención es la de darle a esta historia universal que ha apasionado a varias generaciones una vuelta de tuerca para’. Asimismo, se habla de su puesta en escena como una ‘propuesta joven, estilizada e impactante visualmente’. ¿Cómo ha abordado este proyecto?
El trabajo que hemos realizado con el equipo artístico está centrado en la ‘marca’ de los proyectos que suelo presentar, una unión entre tradición e innovación. Este dualismo se puede proponer de varias maneras: una puesta en escena tradicional con una gestualidad teatral innovadora o con una escenografía moderna con objetos de época y, así, con múltiples variables más. Creo firmemente que un traje de época hecho con maestría y manteniendo el corte histórico es muy importante para enfatizar la inmortalidad de la ópera y de los sentimientos que todavía nos cuentan historias que sucedieron muchos años atrás.
En este caso concreto, la innovación ha sido introducida trabajando con imágenes proyectadas. Es cierto que las proyecciones hoy no son innovadoras, ya que se utilizan desde hace mucho, pero la propuesta que hemos hecho con Imaginarium Creative Studios nos ayuda a comunicar de manera moderna a nivel visual.
La obra de Shakespeare replantea dos ejes temáticos centrales: el amor apasionado de dos adolescentes, Romeo y Julieta, y el odio de dos familias rivales. Su idea de la puesta en escena se basa en la fuerte presencia de las familias ‘que pesan como monolitos en la vida de los jóvenes y que acabará con ellos’. ¿Por qué ha decidido centrarse en este eje?
Porque la obra es el drama por excelencia de un conflicto entre generaciones. El peso de los sentimientos de los adultos en contraposición con la ligereza de los de los jóvenes. El rencor, las ideologías, los estigmas, la dureza, el odio es lo que clava en el suelo a las familias rivales. Los dos enamorados nos enseñan a olvidar todas estas contradicciones intentando quitar peso a una guerra que sienten que no les pertenece. En ellos el tiempo pasa rápido, se enamoran y se casan y todo en un par de días. Por un momento el público también se olvida del problema, pero la generación de los adultos lo tiene muy presente, alimentando un odio que lleva a ese final tan dramático.
Hablaba de su proceso creativo diciendo ‘cuando comienzo a trabajar con una ópera, me gusta analizar la relación entre los personajes, que son inmortales’. ¿Qué representan Romeo y Julieta hoy en día? ¿Sigue existiendo ese amor hasta la muerte?
Más que amor hasta la muerte yo lo que veo en ellos es que sitúan el amor antes que nada. No se prometen morir juntos desde el principio; se encuentran, se enamoran, se casan y, aunque los acontecimientos no les favorecen, buscan soluciones poniendo su amor ante todo. Son coherentes con los propios sentimientos y esa coherencia los lleva hasta el malogrado final. Hoy en día reconocer y vivir conscientemente las emociones es algo que asusta y hemos dejado de hacerlo porque pensamos que no es necesario. Para mí, Julieta y Romeo representan, en la actualidad, el coraje y la valentía de seguir sus propias emociones.
Esta tragedia, por ser una historia de amor imposible, se convirtió en el paradigma del amor romántico. La obra de Gounod subraya los tópicos románticos del amor juvenil que se encuentran en la obra original. Los libretistas Barbier y Carré simplificaron la historia original siguiendo las pautas románticas. En su puesta en escena, ¿recalca este ambiente de amor romántico?
En esta propuesta el romanticismo se inclina hacia el sentimiento, dejando mucho espacio a lo que trasmite la música de Gounod. Los entreactos musicales nos posibilitan contemplar el sentimiento que se desarrolla en las escenas siguientes. Julieta y Romeo son un mito del amor romántico por la naturalidad de sus palabras y gestos. Se relacionan de manera pura y directa, sin faltarse nunca al respeto y dialogando mucho. La toxicidad nace a menudo cuando se idealiza un sentimiento, a alguien o incluso a uno mismo, hasta el punto de llegar a olvidar tu propia esencia como persona. Por eso que creo que, viviendo este drama desde el patio de butacas, el público podrá entender cómo son las relaciones de manera más directa. Ambos enamorados tienen bien definidas sus características personales, las reconocen y las respetan. Esto les permite poner el acento en las emociones. Representan el paradigma del amor romántico porque se enfrentan a una relación amorosa con todas las características para ser sana, pero no tienen tiempo de llevarla a cabo.
También ha comentado que ‘la ópera puede existir sin director de escena, pero que el director de escena no puede existir sin la ópera’ y que ‘un problema de los directores de escena es que tenemos la necesidad de hacer algo inédito porque si no, no vas a ser interesante. Esto es algo que superas con la edad y el paso del tiempo’. ¿A qué se refiere en estas declaraciones?
Para mí una buena dirección de escena no debe basarse en proponer una idea innovadora a cualquier coste, sino en reunir a un grupo de trabajo que crea profundamente lo que está haciendo. El teatro es energía y todos los artistas conocen a los personajes y la trama. La ópera es el arte más completo y puede sostenerse por sí misma: todo está en el libreto y en la partitura.
La tarea del director de escena es hacer creíbles los argumentos y sentimientos de unos personajes que nos sobreviven en el tiempo. Se puede innovar respetando la música y dejando atrás el horror vacui, ya que la innovación no es necesariamente sinónimo de llenar el escenario de ideas. Al principio tenía la necesidad de ilustrar teatralmente las oberturas, pensando que era algo innovador, que aportaba. Con el tiempo he entendido que es más innovador escucharlas para dar la posibilidad de imaginar.
¿Cree que la gente joven está interesada en la ópera? ¿Cree que el género es accesible para la juventud?
Creo que podría y debería ser más accesible, pero se están haciendo esfuerzos para divulgarla entre la gente joven, y es que esto es garantía de futuro. Los teatros están muy involucrados en crear nuevos públicos; creo que una buena manera de despertar interés es enseñar a los jóvenes las distintas disciplinas que requiere una producción operística, todas las artes y tecnologías que implica. Veo últimamente muchos divulgadores, influencers de ópera, que con las redes sociales intentan divulgar el género a las nuevas generaciones y esto me parece fantástico. Yo también intento dar a conocer la ópera en este ámbito: ¡No siempre TikTok y la ópera son enemigos!
¿Cuál es la función social de la ópera?
La ópera es social porque está integrada en nuestra cultura. Siempre se ha dicho que la gente del pueblo ha sabido tararear o silbar La donna è mobile incluso siendo analfabeto. Está claro que ahora tenemos muchas más ofertas de entretenimiento, más fáciles y directas, pero creo que hay que volver a hablar del género operístico y de la zarzuela de manera más natural. Hay que llevar la lírica fuera de los teatros, a las plazas, a las calles, involucrando a toda la sociedad. Al final, para quienes trabajamos en este mundo, es un trabajo más, y como todos los oficios tiene una gran finalidad social, más allá del aporte cultural que posee. A esto hay que añadir que la música nos ayuda a enfrentarnos a nuestras emociones y a vehicular nuestros sentimientos.
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