Por Germán Asensi
La trompeta es un instrumento muy antiguo. Su evolución se ha ido produciendo según las distintas civilizaciones junto con la utilización los diferentes materiales, pero fue la invención del pistón —hacia 1815— el acontecimiento que transformó el instrumento, aportándole facilidad en el cromatismo y uniformidad en su timbre. A partir de ahí, han sido innumerables las mejoras que se han ido introduciendo tanto en técnicas de fabricación como en los materiales empleados.
La trompeta está construida con un tubo —generalmente de latón— doblado en espiral de aproximadamente 180 cm de largo, con diversas válvulas o pistones, que termina en una boca acampanada que recibe el nombre de campana o pabellón. Los dos primeros tercios del tubo son prácticamente cilíndricos, lo que le proporciona un sonido fuerte y brillante.
Como con todos los instrumentos de metal, el sonido es producido por el aire que se sopla a través de los labios cerrados, obteniendo un ‘zumbido’ en la boquilla y comenzando una permanente ola de vibración en la columna de aire en el interior de la trompeta. El trompetista puede seleccionar la ejecución de una gama de matices armónicos modificando la apertura y tensión del labio ejercida sobre la boquilla —o embocadura—.
Para tocar la trompeta es muy importante desarrollar los músculos labiales, debido a que es por la vibración de estos que se produce el sonido de la trompeta. Además, se debe manejar muy bien el diafragma por el control de la respiración que exige el instrumento. Es un instrumento que no necesita un gran mantenimiento, con ser limpio y cuidadoso en el día a día es suficiente y cada cierto tiempo llevarlo a un lutier del metal para realizarle una puesta a punto.
La trompeta es el más agudo de los instrumentos de viento metal. Si lo comparamos con la voz, es el soprano del metal. Su timbre es el más poderoso y brillante, y a la vez el más delicado y dulce. La tesitura básica de la trompeta tiene una extensión de dos octavas y media, desde fa♯3 por debajo del do central del piano, incluso en algunas ocasiones desde notas más graves, hasta do7. Aunque en la actualidad el registro aumenta hasta un fa-sol por encima de esta nota aumentando el registro a tres octavas.
En la orquesta, las trompetas se sitúan arriba, un poco a la derecha del escenario, debajo de los trombones y junto a las trompas, aunque la situación depende en ocasiones del repertorio a interpretar y del director. En mi caso, la elección de la trompeta fue una mera casualidad; cuando tuve que elegir el instrumento, sin darme más opción, el maestro de la banda me dijo: ‘tienes labios de trompetista, ¿has pensado en la trompeta?’. Y así, casual y afortunadamente, llegó la trompeta a mis manos.
Si tuviera que elegir el solo de trompeta más emocionante dentro de una sinfonía me quedaría con el de la Quinta Sinfonía de Malher; en el caso de concierto, en mi opinión, el más virtuoso es el Concerto per tromba e orchestra de Tomasi; asimismo, la obra de cámara que me resulta más interesante es L’histoire du soldat de Stravinski.
Para mí, ser solista en la Orquesta Sinfónica de RTVE es un privilegio, una responsabilidad, ya que somos referente indiscutible para estudiantes de música que tal vez algún día sean grandes profesionales. Es muy gratificante formar parte de esta Orquesta, parece mentira la cantidad de melómanos y aficionados a la música clásica que desayunan escuchándonos los fines de semana en los conciertos de La 2. Actualmente, somos cuatro los integrantes de la cuerda de trompetas en la ORTVE: Germán Asensi, Christian Ibáñez, Borja Antón y Benjamín Moreno.
Una de las mejores anécdotas que me han ocurrido en estos años fue precisamente con la L’histoire du soldat de Igor Stravinski, con Pedro Halffter de director. Hacía tanto frío en la sala que pusimos unos calentadores para estar mejor. Mientras estaba trabajando con los demás, puse la trompeta junto al calentador porque estaba muy fría. Cuando me llegó el momento de tocar todos me miraron porque estaba muy desafinado. La trompeta se había calentado tanto que se había subido cerca de un tono la afinación; tuvimos que parar, le dije al maestro que no podía tocar hasta que la trompeta no bajase la temperatura. Nos pusimos todos a reír y aprovechamos para hacer un descanso.
Actualmente tengo la suerte de colaborar estrechamente con la firma española de instrumentos de metal STOMVI en la que su dueño, Vicente Honorato, siempre está dispuesto a escuchar mis inquietudes, ideas e intentar plasmarlas en el instrumento. De igual forma, cualquier innovación, mejora, etc. se me ofrece para probar y valorar el resultado final. Este vínculo entre fabricante-instrumentista es fundamental para la construcción y evolución del instrumento.
Ahora mismo, estoy inmerso en un interesantísimo proyecto: se trata de la construcción de trompetas con cuatro pistones con unos resultados por el momento muy interesantes, ya que aportan con ese cuarto pistón la ampliación de la tesitura grave y una serie de combinaciones de digitación con la que conseguimos una mayor exactitud en la afinación y mayor comodidad en la ejecución. Con esto, se nos abre un abanico de posibilidades técnicas y sonoras que con la trompeta convencional de tres pistones no podemos realizar.