Alfred Deller y Mark Deller, contratenores.
Desmond Dupré, laúd y guitarra.
Harmonia Mundi HMA 190226
Un disco dedicado a canciones folclóricas quizá pueda parecer poco importante, poco serio o sin la suficiente categoría, en relación con la llamada «música clásica», pero no hay que olvidar que la música tradicional (además de proporcionarnos en sí misma auténticas joyas) ha inspirado, interesado y muchas veces fascinado a muchos de los más grandes compositores. La relación sería larguísima: Haydn, Beethoven, Mozart, Brahms, Béla Bartók…
Pero no sólo los grandes autores se interesan por la música popular, también lo hacen, como en este caso, los grandes intérpretes. Alfred Deller (acompañado en algunas canciones por su hijo Mark) y Desmond Dupré en la parte instrumental, nos ofrecen unas versiones irrepetibles.
Alfred Deller fue el impulsor del resurgimiento de la voz de contratenor y también, en parte, del movimiento que a mediados del siglo XX investigó y trabajó sobre la interpretación de la música antigua de acuerdo con los criterios históricos.
Deller nació en 1912 en Margate (Inglaterra). Desde pequeño canta en el coro de su parroquia y al llegar a la adolescencia se sorprende al comprobar que, a pesar del cambio de voz, puede cantar, sin esfuerzo alguno, en la tesitura de la contralto femenina. Aquello no fue una sorpresa sólo para el joven cantante. En esa época su voz no puede clasificarse en categoría alguna, lo que impide que pueda encontrar maestros que le ayuden en el perfeccionamiento de su técnica vocal y le obliga a enfrentarse en solitario a su formación.
Para un hombre de su talento esto quizá fue un aliciente.
Investiga en la música tradicional inglesa y se va creando un repertorio que pone a prueba y perfecciona tanto en solitario como con el Deller Consort, grupo que funda en 1948.
Murió en Bolonia, a los sesenta y siete años, tras conseguir no sólo una carrera de éxitos sino, además, crear escuela. Algo reservado a muy pocos artistas.
Al margen de la calidad de su voz, en Deller llama la atención la sencillez de sus interpretaciones (cualquier cosa bien hecha parece sencilla desde fuera) y, sobre todo, la emoción que transmite. Es un privilegio escucharle.
Con Alfred Deller encontramos en este disco a dos colaboradores habituales suyos: su hijo Mark, que formó parte del Deller Consort desde 1962 y que a la muerte de su padre pasó a dirigir el grupo, y Desmond Dupré, violonchelista, gambista y tañedor de laúd y guitarra, nacido en Londres en 1916 y muerto en 1974.
Diecisiete canciones populares inglesas (la mayor parte de ellas anónimas) de los siglos XIII al XVII conforman este disco, grabado en 1972, cuyo único defecto consiste en ser muy corto.