La Orquesta y Coro Filarmonía interpretará la Gran misa de difuntos, opus 5 de Hector Berlioz. Junto a ellos contarán con un coro participativo de más de 300 voces. El concierto, dirigido por el maestro Pascual Osa, se celebrará el 18 de febrero a las 22:30 horas en el Auditorio Nacional de Música de Madrid.
Este sorprendente evento será el cuarto concierto de la temporada de la Orquesta y Coro Filarmonía. Tras el mismo, llegarán Carmen de Georges Bizet y, de nuevo, un réquiem, esta vez el Réquiem de Giuseppe Verdi. Las entradas de estos tres conciertos pueden ser adquiridas en la Oficina Filarmonía, las taquillas de Auditorio Nacional y la página web del INAEM y su red de taquillas por 18, 29 y 34 euros.
La Orquesta y Coro Filarmonía interpretarán la colosal Gran misa de difuntos de Berlioz en homenaje al maestro Rafael Frühbeck de Burgos
Los menores de 26 años y los grupos de más de 30 personas disfrutarán de un 20% de descuento, mientras que los grupos de más de 15 personas, lo harán de un 10%. La interpretará Carmen tendrá lugar el 18 de marzo a las 22:30 horas, mientras que el Réquiem de Verdi se interpretará el 8 de abril a las 19:30 horas.
El concierto también pretende ser un homenaje al maestro Rafael Frühbeck de Burgos que dirigió la intepretación de esta obra en este mismo auditorio. Dicha interpretación tuvo lugar en el año 2000 y corrió a cargo de la Orquesta y Coro Nacionales de España. Frühbeck falleció el 11 de junio de 2014, con 80 años. Una mente privilegiada capaz de dirigir obras tan dispares como La consagración de la primavera y La Vida Breve.
La obra de Berlioz posee una gran plantilla orquestal, requiriendo nada menos 120 cantantes y 130 instrumentistas y ofreciendo un desafío a cualquier orquesta del mundo. Por ello, también tiene una partitura colosal que, sin embargo, muestra grandes sutilezas interpretativas, recorriendo todos los grados de intensidad frente a su conocido y pretendido tremendismo de este réquiem.
Una obra romántica, dramática y fatalista que fue estrenada en 1837 durante el entierro del general Charles-Marie Denys de Damrémont. La gran plantilla requerida se debe en parte al momento en el que fue estrenada, ya que en esta época, cercana a la Revolución Francesa (1789), esta práctica era habitual en la música romántica.