Viena: la tradición musical centroeuropea
El joven pianista y director de orquesta donostiarra Félix Ardanaz está cosechando innumerables éxitos en los últimos años. Entre los premios recibidos podemos destacar el Bradshaw and Buono International Piano Competition de Nueva York (que ha ganado en dos ocasiones) o el Gran Concurso Internacional de Francia. Además es el fundador del sello discográfico OrpheusClassical, con el que apuesta por la innovación musical y la excelencia, y que ya está muy consolidado en el mercado español.
En esta ocasión, bajo el título de la capital austriaca, Ardanaz interpreta cinco obras del repertorio pianístico: la Sonata para piano K. 282 n.º 4de W.A. Mozart, la Sonata “Waldstein” Op. 53 n.º 21 y la Sonata Op. 110 n.º 31de L. V. Beethoven, y losImpromptus Op. 9, n.º 3 y n.º 4 de F. Schubert.
La sonata de Mozart que escuchamos fue compuesta durante la estancia del compositor en Múnich en 1775, y pertenece al grupo de seis que el propio compositor interpretó en su gira por Mannheim, Augsburgo y París en los años 1777 y 1778. Un aspecto destacable de esta sonata es que comienza con un movimiento lento, un Adagio de carácter muy lírico en forma de sonata al que le siguen dos minuetos y el Allegro final.El pianista se muestra muy expresivo en la interpretación,transmitiendo la ternura y el sonido íntimo que requiere el Adagio inicial, así como la frescura del tercer movimiento.
La Sonata Op. 53 en Do mayor más conocida como “Waldstein” (el conde Ferdinand von Waldstein fue protector de Beethoven desde la época de Bonn),pertenece al periodo medio del compositor. El poderoso brío se percibe desde el primer compás gracias a un toque muy controlado y una sonoridad plena. Las dificultades técnicas que surgen a lo largo de la obra (ejecución simultánea de trinos en las dos manos o superposición de la melodía en la misma mano) son resueltas por Ardanaz de forma extraordinaria.
La Sonata Op. 110 en La bemol mayor es la penúltima del grupo de cinco sonatas con las que Beethoven culmina su producción. Nos encontramos en el tercer período del compositor, caracterizado por la libertad en la forma, una elaboración de los temas más reflexiva y un crecimiento de las texturas contrapuntísticas (un claro ejemplo lo encontramos en la majestuosa fuga con la que se cierra la sonata que nos atañe). La Op. 110es una de las obras más personales del compositor alemán y muestra en sus movimientos expresiones emocionales muy diferentes. La versión de Ardanaz es técnicamente perfecta, con amplias dinámicas y hermoso fraseo. En el Arioso del último movimiento la agógica es realmente emotiva y la construcción de la fuga desde el punto de vista sonoro y del fraseo no deja indiferente al oyente.
Las últimas piezas que escuchamos en el disco son los Impromptus Op. 90 n.º 3 y n.º 4 de Schubert. El impromptu es una obra pianística escrita en un solo movimiento que tiene cierto aire de improvisación. Los Op. 90 de Schubert son exquisitamente hermosos. El n.º 3 en Sol bemol mayor es un lied en el que las largas líneas melódicas adquieren protagonismo. El n.º 4 en La bemol mayor comienza realmente en la tonalidad de La bemol menor con el tema arpegiado en la mano derecha. Ardanaz capta exquisitamente el lirismo desgarrador de estas piezas y nos ofrece una versión penetrante cargada de matices y de un carácter muy “vienés”.
Sin duda, un disco delicioso para los oídos.
Por: Francisco J. Balsera
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