Compositora, directora, gestora, docente y pianista es, sin duda, la descripción de quien fuera una de las mujeres más extraordinarias de la historia de la música. Su figura se ha convertido en una fuente de inspiración para muchos y, gracias a su legado, podemos ahondar en su vida y, cómo no, en su época.
Por Fabiana Sans Arcílagos & Lucía Martín-Maestro Verbo
El día 22 de diciembre de 2023 se cumple el 170 aniversario del nacimiento de esta música caraqueña todoterreno. Hace unos años, publicamos en esta revista el artículo ‘Teresa Carreño, venezolana de nacimiento y pianista universal’, por lo que, en esta ocasión, no vamos a centrarnos en repasar la biografía de la artista, sino que vamos a abrir una ventana única para asomarnos a su intimidad en la última etapa de su vida, a través del contenido de unas cartas que, en el año 2013, ingresaron a la Biblioteca Nacional de España, gracias a la adquisición de diferentes documentos de Joan Manén, que fueron obtenidos de la Librería García Prieto, y contenían correspondencias personales y profesionales, algunos recortes de prensa, títulos honoríficos, etc.
Las once cartas que se encuentran entre estos legajos de Manén las podemos fechar entre 1903 y 1913, y fueron escritas por la pianista en Alemania. En ellas, podemos apreciar la cercanía y confianza con la que se dirige al músico, arrojándonos, además, pequeños datos sobre la perspectiva de los conciertos ofrecidos tanto en conjunto como en solitario. Asimismo, en dichas cartas podemos percatarnos del estado de agotamiento que sufría la artista en estos años de su vida, así como su gran amor y la tranquilidad emocional que le proporcionaba su último esposo, Arturo Tagliapietra. Entretanto, nos da la oportunidad de adentrarnos un poco en sus relaciones íntimas con otros músicos, transitando entre la faceta de artista y la de ser humano. Cabe acotar que algunas de estas misivas concuerdan con otras que se encuentran en el Archivo Histórico de la pianista en la ciudad de Caracas, documentos que nos ayudan a abordar una relectura en la biografía de la compositora.
Mi muy querido Don Joanito
Si Ud. hubiera recibido todas las cartas que con el pensamiento le he escrito, se hubiera hundido Barcelona con este derramo de la posta, pues (¡dispense!) que desde que recibí su tan interesante y amable carta en Madrid, le he contestado diariamente por lo menos tres veces!
Entre nosotros, Ud. y yo, habitante de la famosa Isla de los Encantados (¡no Encantos!) no necesitamos excusas ni explicaciones, pues nos entendemos sin ellas, y si yo no le he escrito hasta ahora, sabe Ud. que ha ganado, y yo he perdido, pues el placer de ‘chiacherar’ con Ud. es para mí muy grande.
Solamente como noticias le diré que he estado enferma (…). Mientras estuve en Madrid, que fue por pocos días, habiendo tenido que tocar tres veces, no me fue posible ni acercarme a una mesa para escribir, y voilà comment, me he visto privada del gran placer de escribirle antes de hoy.
¿Cómo están Ud. y su querido y tan buen papá? ¿Como va la ópera? Como todos los ‘abuelos’ estoy siguiendo con el corazón y la cabeza el desarrollo de esta nueva hija suya y me tarda saber cómo esta, y si ha crecido mucho. (…)
¿Cuándo nos volvemos a ver? Toda mi familia están esperando a Ud. y a su querido padre muy impacientemente pues ya les tienen el mayor cariño a todos dos y constantemente hablamos de Uds. y yo recuerdo siempre con el mayor placer los días tan agradables y tan gratos que pasamos juntos en Barcelona y su golpe ‘Napoleónico’ como director de Orquesta en mi primer Concierto en Barcelona, lo conoce todo el que habla conmigo, pues me da el mayor gusto contarlo y hacer ver lo que hace el que de Dios ha recibido esta divina chispa que llamamos género.
Adiós querido Don Joanito. Escríbame pronto, salúdeme cariñosamente a su papá, su ópera y con un buen apretón de manos para Ud. Siempre su sincera amiga y admiradora.
Teresa Carreño
Manén contesta seis meses más tarde en una larga y afectuosa carta de cuatro folios, donde le relata sus nuevas composiciones, el afecto y admiración que por ella siente y el pesar por sus malestares. Las respuestas de ambos músicos nos hacen pensar que esta correspondencia se mantuvo durante algunos años, aunque esto es solo una hipótesis. Otra de las misivas contiene lo que sería el principio de la enfermedad que padeció antes de morir. En ella hace alusión al excesivo agotamiento gracias a su enorme ritmo de vida laboral.
Mi queridísimo Don Joanito
De seguro que viendo mi largo silencio se ha Ud. ya imaginado que algo muy serio me tenía tan callada, y así es, ¡querido amigo mío! Sepa Ud. que desde hace meses su abuelita Doña Teresa, ha estado muy enferma y ahora solamente, después de tanto tiempo, es que empiezo a sentirme mejor. (…)
Y ahora, si no le fastidie le contaré un poco lo que ha sido mi vida desde tuve el placer de verlo, y también que es lo que he tenido. ¿Conoce Ud. la significación de lo que llaman en inglés nervous prostration? Pues eso es lo que me ha tenido tan mal. Desde años mi médico me amenaza con esto, si yo no me decidía a descansar en el verano, después de mis tareas del invierno; pero yo, que creía saber más que él (‘¡burra!’) continuaba mi tren y me llevaba, en el verano mis 30 o 40 discípulos pour passer le temps. Como mi trabajo como maestra me ha sido siempre un grandísimo placer y me ha siempre interesado tanto, no creí que esto me haría daño, y no me lo hubiera hecho, si yo no tuviera todos los conciertos que tocar viajes, programas, cosas que cuidar y tantas otras cosas. Pues amigo mío, mientras estaba haciendo mi tourneé en Inglaterra en febrero pasado, una tarde me vino un ataque al corazón que creí que ya había tocado mi último concierto en este mundo (pues en el otro seguiré dando mis Klavier abende ¡sin preocuparme de los ángeles del caro celestial!). Desde este momento continué a sentirme muy mal, y el doctor y mi buen esposo me obligaron a tomar el descanso que era tan absolutamente necesario.
Teresa Carreño
En esta última carta, Carreño hace alusión a la dolencia que cinco años más tarde terminaría por acabar con su vida en la ciudad de Nueva York a los 64 años de edad.
Teresa Carreño es, sin duda, una de las más grandes personalidades de la historia de la música. Gracias a la fama que le acompañó durante toda su vida, desde que era niña, conservamos un sinfín de documentos de toda clase que nos permiten aún a día de hoy seguir aportando relecturas sobre su figura artística y seguir aprendiendo de la que siempre será una eterna maestra.
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