
Los graduados en interpretación de música clásica y contemporánea por los conservatorios superiores de música de nuestro país, instrumentos de orquesta o banda, se hallan en una difícil situación, dado que existe una saturación del mercado laboral. Por ello, en este artículo se propone a los futuros alumnos de dichos centros cursar otras especialidades como alternativa, las cuales dan opción a diferentes salidas laborales.
Por Edmon Elgström Misol
Estado de la cuestión
Con la llegada de la democracia, en España se empiezan a reorganizar las enseñanzas musicales de una nueva manera a la que hasta entonces existía. Así pues, a partir de los años 80 se inauguran progresivamente muchas escuelas elementales de música y conservatorios de grado profesional de titularidad pública, gestionados por los gobiernos autonómicos, por los gobiernos municipales, o bien por las diputaciones provinciales. Todo ello sin olvidar que, en esta época, también proliferan una gran cantidad de escuelas de música privadas. Al mismo tiempo, se reestructuran los centros superiores existentes y se crean progresivamente nuevos conservatorios superiores de titularidad pública en las diferentes comunidades autónomas, que van ampliando con nuevas especialidades la oferta de estudios a realizar, dando respuesta a los nuevos retos que plantea la sociedad, y ofreciendo así una gran variedad de posibilidades como alternativa a la opción de interpretación.
Al cabo de unos años de la implantación de la nueva estructura de estudios musicales, en todos sus niveles, aparecen los resultados, lo que en este caso conlleva a que aumente considerablemente el número de estudiantes que cursan sus estudios musicales reglados en los grados elemental y profesional. En consecuencia, también aumenta el alumnado que accede a realizar los estudios de grado superior, principalmente de interpretación, y a finalizarlos, creando así una gran cantera de intérpretes profesionales cada vez con mayor preparación para acceder a trabajar como músicos en orquestas o en bandas.
Si bien en los primeros años, tras cursar el grado superior de interpretación en los instrumentos de orquesta y banda, no era tan difícil acceder a una agrupación sinfónica o de cámara profesional, con el tiempo, y debido a que cada año aumenta el número de intérpretes profesionales, el cual permite exigir más nivel de entrada para ingresar en las agrupaciones instrumentales profesionales, cada vez resulta más difícil poder acceder al mercado laboral. Por este motivo, una vez concluido el grado superior, viene siendo habitual cursar algún máster destinado a mejorar el nivel de interpretación, bien sea en nuestro país, o bien en el extranjero. Este período puede completarse después, en el caso de los instrumentos de orquesta, optando a conseguir una plaza de academista en alguna orquesta, básicamente en el extranjero, opción que permite poder adquirir experiencia en el campo orquestal previamente a preparar unas pruebas para optar a una plaza estable en alguna orquesta o banda.
Después de haber llevado a cabo este período de ampliación de la formación, con el esfuerzo y el gasto económico que supone, tanto para el alumnado como para las familias, es el momento de empezar a hacer audiciones para poder ingresar en alguna orquesta o banda. No obstante, no se trata de una empresa fácil, dado que el mercado en España está saturado de instrumentistas, puesto que cada año que pasa finalizan los estudios nuevas generaciones y al no crearse formaciones nuevas cada vez resulta más difícil poder acceder a alguna de las pocas plazas que se convocan anualmente en las orquestas y bandas de nuestro país. A este aspecto se suma el hecho de que, en las audiciones para opositar a una de estas plazas, en muchas de las orquestas españolas también participan ciudadanos de otros países, que vienen desde lugares que tienen una larga tradición en el estudio de los instrumentos desde edades muy tempranas, acompañada de una disciplina muy estricta y con una dedicación de muchas horas de estudio diarias.
En consecuencia, y debido a que es muy difícil poderse dedicar actualmente por completo a la interpretación en nuestro país como integrante de una formación estable, los intérpretes que no pueden ingresar en una agrupación sinfónica o de cámara profesional tienen que decantarse o por emprender la aventura de la interpretación en el extranjero, o bien por quedarse aquí y buscar otros trabajos relacionados lo más posible con sus conocimientos, compaginándolos con la interpretación de manera eventual —los llamados bolos— y/o formando parte de grupos de música de cámara estables. En este caso, uno de los trabajos más habituales es el de dar clases de su instrumento en escuelas de música y conservatorios, pero con la salvedad de que no han recibido en los estudios cursados, por norma general, ninguna preparación para afrontar el reto que supone la docencia.
Aportando soluciones a la situación actual
Si bien es cierto que la situación es la que hasta aquí se ha descrito, también es cierto que el espíritu de este artículo es el de aportar soluciones para poder mejorar la situación actual. Para ello, será imprescindible empezar por asesorar y orientar al alumnado que toca instrumentos de orquesta y banda, que ya estén cursando los últimos años en los conservatorios profesionales de música y que estén valorando la opción de cursar estudios superiores de música.
Dicho asesoramiento debe ser organizado por los conservatorios en los que estudian que, mediante tutorías, charlas a las familias y alumnado en general, deberán darles a conocer, siempre con criterios objetivos, la situación actual de la especialidad de interpretación, con sus pros y sus contras, para que conozcan la situación, en caso de optar por ella, a sabiendas de la saturación del mercado laboral de las agrupaciones instrumentales profesionales. Al mismo tiempo será importante transmitir a dicho alumnado que, si bien en las enseñanzas elementales y profesionales los estudios se desarrollan muy enfocados al instrumento principal, de cara a realizar el grado superior el planteamiento es completamente diferente, puesto que las opciones a las que pueden tener acceso son muchas más que la interpretación y se trata de opciones con campos laborales muy bien definidos de entrada.
Por todo ello, en dichas charlas y sesiones de asesoramiento será muy importante dar a conocer detalladamente al alumnado la totalidad de opciones que ofertan los estudios superiores que se imparten en los conservatorios para que, asesorados por el profesorado, puedan escoger el itinerario más apropiado a seguir en los estudios superiores, de acuerdo con sus aptitudes e intereses, aspecto que seguramente ayudará a distribuir al alumnado entre las diferentes especialidades.
Así pues, la alternativa a cursar la especialidad superior de interpretación sería, al finalizar el grado profesional, prepararse para ingresar igualmente en un conservatorio superior, pero en vez de hacerlo en la especialidad de interpretación hacerlo en las diferentes especialidades que ofertan dichos centros, las cuales les pueden ofrecer una gran variedad de salidas a nivel laboral, incluida la docencia.
Dicha opción les permitirá, igualmente, estudiar a cada uno su instrumento en un centro superior, aunque quizá a una más baja intensidad que en la especialidad de interpretación, dependiendo de la configuración de los planes de estudios de los diferentes centros. Entre las especialidades de grado que se pueden cursar podemos destacar algunas de las menos conocidas que se imparten en los conservatorios superiores de música de nuestro país. Estas especialidades son: pedagogía, composición, sonología, producción y gestión y musicología, de las cuales seguidamente procederemos a realizar una breve descripción de sus contenidos, así como a comentar las diferentes salidas profesionales que permite cada una de ellas.
La especialidad de pedagogía tiene como principal objetivo preparar al alumnado para convertirlo en profesional de la educación y de la formación musical con la finalidad de capacitarlo profesionalmente para ejercer la docencia de la música, ya sea del instrumento o de los conocimientos de base musical. Dichos estudios les proporcionarán conocimientos teóricos y prácticos sobre la enseñanza y el aprendizaje en sus aspectos metodológicos, psicológicos y artísticos, para posteriormente poder ejercer profesionalmente como profesores en escuelas de música y conservatorios, así como formando parte de servicios educativos, o bien en todo tipo de proyectos de desarrollo cultural.
La opción de estudiar la especialidad de pedagogía llevará al alumnado a formarse sobre la didáctica del instrumento, conocimiento indispensable para poder impartir docencia en escuelas de música y conservatorios. Llegados a este punto, conviene hacer un inciso y recordar que, mientras que para dar clase de música en primaria hay que ser maestro y en secundaria es necesario estar en posesión de una formación específica a nivel pedagógico y didáctico en concreto aparte del grado cursado, en el caso de las clases de instrumento en escuelas de música y conservatorios no es requerida por las administraciones educativas ningún tipo de preparación o acreditación pedagógica ni didáctica específica a tal efecto. Así pues, los estudiantes del Grado de Pedagogía ya contarán de entrada con una base para trabajar dando clases de instrumento, la cual habrá que ir ampliando, de ser el caso, con la asistencia a diversos cursos a lo largo de su carrera docente.
A sabiendas de que el oficio de profesor de instrumento en escuelas de música y conservatorios es una de las opciones profesionales en el campo de la música con más demanda en nuestro país, convendría durante su paso por el grado profesional ir animando al alumnado que esté interesado en la docencia del instrumento a escoger esta opción de estudios superiores, la cual es perfectamente compatible con el ejercicio de la interpretación. Para ello sería interesante que los conservatorios profesionales ofertaran, en los últimos cursos de sus enseñanzas, alguna asignatura optativa de introducción a la didáctica del instrumento, materia que, sin lugar a duda, aportaría una magnifica visión real al alumnado de lo que significa enseñar de manera profesional.
La especialidad de composición tiene como objetivo formar a personas en el ámbito de la creación musical, que finalmente serán conocedoras de la diversidad de posibilidades a su alcance y poseedoras de una estética y un lenguaje propios. Los estudios les proporcionarán un completo dominio de las estructuras musicales en todos sus aspectos, teóricos y prácticos, y les capacitarán para escribir y adaptar música para distintos contextos y formaciones, con una personalidad artística bien definida. Finalmente, dichos estudios les permitirán llevar a cabo el ejercicio profesional de la creación musical en diversidad de contextos (música para concierto, teatro, cine, radio o televisión, así como música para videojuegos o publicidad). Por otro lado, el Grado en Composición hoy en día es la titulación idónea para acceder como docente a los conservatorios a impartir las materias de lenguaje musical, armonía, así como muchas otras más asignaturas que se imparten en dichos centros, tanto profesionales como superiores.
La especialidad de sonología forma a profesionales en el ámbito de la tecnología musical, al tiempo que los capacita para enfrentarse críticamente a las diversas posibilidades que proporciona la tecnología para apoyar a la creación, transmisión y difusión de la música en los distintos formatos en los que esta se puede presentar. Al finalizar dichos estudios se habrá adquirido la capacidad de gestionar los procesos relacionados con la creación, adaptación y aplicación crítica de recursos tecnológicos como soporte de la composición, la interpretación, la grabación y la difusión de la música. La actividad profesional que permiten estos estudios se podrá llevar a cabo en entornos diversos: estudios de grabación, salas de conciertos, emisoras de radio, transmisiones en la red o empresas que tengan entre sus objetivos la producción y la difusión de la música.
La especialidad de producción y gestión forma a personas para desarrollar tareas vinculadas al negocio musical y a la gestión de organizaciones musicales, tanto desde el punto de vista del entorno como de los contenidos. Estos estudios dan acceso, posteriormente, a trabajar en el ámbito de la gestión y la producción del negocio musical: empresas productoras y promotoras de comunicación musical. En definitiva, toda una gama que incluye por completo la cadena que va desde la ayuda a la creación y a la producción hasta la promoción del consumo y la venta.
La especialidad de musicología forma a personas profesionales conocedoras de los principales modelos y técnicas de comprensión y análisis de las situaciones musicales. Al finalizar los estudios, los graduados estarán preparados para aplicar los métodos de investigación científica propios de su campo disciplinar. Los contextos laborales donde se puede ejercer como profesional de la musicología son el trabajo editorial, ya sea en el ámbito de la crítica, o bien en el de la edición, o la documentación musical en archivos, bibliotecas o centros especializados. También realizando gestión y promoción de festivales, ciclos de conciertos y programas de profundización y divulgación musical e impartiendo docencia en conservatorios o universidades.
Una vez descritas estas cinco especialidades a cursar, como alternativa a realizar la opción de interpretación, es necesario comentar que existe la posibilidad de cursar una doble especialidad en los centros superiores de nuestro país, bien sea simultáneamente, o bien después de haber cursado la primera, lo que conlleva finalizar los estudios con dos titulaciones de grado. Este aspecto, además de ampliar considerablemente la formación inicial recibida por el alumnado, aumenta con ello también las posibilidades de inserción laboral. Así mismo, existe una nueva modalidad, que está justamente empezando a implantarse en algunos centros, de realizar un doble grado combinando una especialidad cursada en el conservatorio superior con un grado universitario cursado en una facultad universitaria.
Otros estudios para los que también es necesario saber música
Por otro lado, si es el caso de que ninguna de estas disciplinas, especialidades del grado superior de música, sean de interés de los alumnos que acaban los estudios de grado profesional, sería interesante mostrarles y encaminarles hacia aquellos estudios universitarios para los que es imprescindible tener conocimientos de música. Para poder llevar a cabo esto sería interesante que los propios conservatorios profesionales, igualmente en los últimos años de estudios del alumnado, organicen alguna charla en la que se expliquen las diferentes opciones que se pueden cursar fuera de los conservatorios superiores de música, estudios para los que será necesario tener un buen nivel de conocimientos musicales. Entre estas carreras destacan el Grado en Música, el Grado en Historia y Ciencias de la Música, el Grado en Comunicación Audiovisual, el Grado en Producción de Música y Sonido para la Industria del Entretenimiento, el Grado en Producción Musical o el Grado de Maestro en Educación Primaria, Mención en Educación Musical, al que ya se dedicó un artículo de nuestra revista a su explicación detallada en el número 303, del mes de abril de 2024.
Por último, hay que apuntar que también existen estudios no de grado universitario, pero sí con titulaciones de validez oficial, para los cuales también es imprescindible saber música. Entre estos figuran la titulación de Técnico Superior en Producción de Audiovisuales y Espectáculos (Título de Grado Superior de Formación Profesional), la titulación de Técnico en Video, Disc-Jockey y Sonido (Título de Grado Medio de Formación Profesional) o los Estudios de Luthier de Instrumentos de Cuerda, de los cuales se puede obtener una certificación equiparada a efectos oficiales como un título de Grado Superior de Formación Profesional.
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