A menudo hemos destacado en esta serie de artículos el papel de los profesores como intérpretes además de docentes y el que desempeñan los centros de educación musical no solo en su faceta académica, sino también como polos de actividad cultural. Este mes vamos a estudiar cuáles son los hábitos musicales de quienes acuden a ellos.
Por Juan Mari Ruiz
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Lo primero que podemos intentar verificar es si realmente nuestros alumnos están estudiando algo que les motiva y que forma parte de sus aficiones favoritas o si, por el contrario, es algo alejado para ellos y que se queda al margen de las actividades en las que ocupan su tiempo en el día a día. Por eso les preguntamos si escuchan música con frecuencia a través de los diferentes medios de que disponen, o si por el contrario no lo hacen de forma regular, y si van a conciertos. Otra cuestión interesante era averiguar en la medida de lo posible si la música que escuchan principalmente es la relacionada con el instrumento o la especialidad que cursan o no y comparar todos esos resultados.
Como vemos, una inmensa mayoría de los estudiantes escucha música a menudo o muy a menudo —un 92,8 %—, si bien este porcentaje baja hasta un 74,1 % si nos referimos únicamente a la música de su instrumento o a la más directamente relacionada con el mismo o con su estilo. Es un dato que podíamos esperar de antemano porque la oferta musical es muy variada y está al alcance de todos con mucha facilidad y es normal que el gusto musical de las personas no se circunscriba únicamente a su objeto de estudio.
En cambio, el porcentaje de estudiantes que van habitualmente a conciertos de cualquier tipo de música desciende hasta rondar la mitad, aunque probablemente no sea un dato relevante puesto que el simple hecho de desplazarse a la sala de conciertos supone un mínimo esfuerzo que no requiere la música escuchada por otras vías.
Las mismas preguntas formuladas a los profesores nos ofrecen unos datos similares, con un 90,5 % que escucha música habitualmente y un 84 % que lo hace de su estilo o instrumento. Como vemos, entre los profesores es algo mayor el porcentaje que escuchan este tipo de música con respecto al de los alumnos, algo que seguramente quede explicado por el tipo de oferta musical que estos reciben de forma preferente por la mayoría de las plataformas. En el caso de los profesores la proporción de los que van con regularidad a conciertos también está alrededor del 50 %.
Si desglosamos los datos anteriores sobre hábitos de escucha de música y de asistencia a conciertos encontramos nuevos datos interesantes y una cierta disparidad entre los distintos grados de la enseñanza musical. A fin de ofrecer una mayor claridad, hemos agrupado los estudiantes de los conservatorios superiores con los de las universidades y los de las escuelas de música con los de los conservatorios elementales, y en las gráficas se muestra el número de personas que expresó cada opinión. Resultan significativas las que muestran que a medida que se sube por los niveles educativos el interés por el propio instrumento o estilo de música también aumenta, sobre todo entre los estudiantes.
Como no podría ser de otra manera, plateamos las mismas cuestiones a los profesores, lo que nos permite comparar los resultados entre los de los distintos centros y también con los que ofrecieron los estudiantes.
Como vemos, en todos los casos el porcentaje de personas que rara vez escuchan música o van a conciertos es mínimo, algo que parece confirmar que se estudia música por gusto y, en el caso de muchos de los profesores, se trabaja en ella con un alto componente vocacional. Pero este mismo carácter vocacional de la música, si no está bien entendido, puede estar en la raíz de algunos de los problemas organizativos y de legislación que nos afectan, como hemos visto anteriormente en esta sección y queda reflejado en las dos preguntas que le dan nombre y que la mayoría hemos escuchado tantas veces.
Pese a todo, esta visión en cierta medida distorsionada que pueden tener de la enseñanza musical las personas que no están cercanas a nuestra actividad no debería ensombrecer nuestra propia percepción, porque el trabajo de profesor de música puede ser de los más creativos y gratificantes, sobre todo cuando va acompañado de una actividad artística regular.
Tal y como hicimos en el primero de los artículos de ¿Estudias música?, es conveniente advertir que, a la hora de estudiar estos datos, debemos tener en cuenta que probablemente las personas que participaron en la encuesta son las más motivadas con sus estudios o su trabajo, lo que puede ofrecer una imagen no completamente ajustada de la realidad de todos los centros.
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