
Prácticamente todos los que nos dedicamos a la música en cualquiera de sus múltiples facetas más de una vez hemos tenido que escuchar la frase que da título a este artículo y a la nueva sección de Melómano que nos va a acompañar durante todo este curso. Normalmente la pronuncia una persona cercana y bienintencionada que se interesa por nosotros, pero debajo de ella subyace una idea que, lo queramos o no, está presente en amplias capas de la sociedad: la música es algo que se hace por placer, una afición, y no una verdadera profesión.
Por Juan Mari Ruiz
Probablemente sea debido a que existen multitud de agrupaciones musicales formadas por aficionados y que estas son las que en muchas ocasiones llegan al público con mayor facilidad, pero no es menos cierto que hay un gran número de profesionales de la interpretación, la docencia, la dirección y la investigación que han podido convertir su vocación inicial en su profesión, y de estudiantes que aspiran a conseguirlo.
Como es natural, nadie piensa que un médico ejerce su oficio como un pasatiempo, o que un abogado presta por definición sus servicios de forma altruista, y tampoco se pregunta a un estudiante de ingeniería o de filología si al mismo tiempo está cursando alguna otra carrera, pero sí está muy extendida la idea de que la música es algo que se hace por el mero placer de su interpretación y que en realidad no se puede considerar un trabajo profesional. Esta percepción social de la música no dejaría de ser una curiosidad o un motivo de chascarrillo entre nosotros si no tuviera unas implicaciones muy serias que afectan a nuestro desempeño, a la organización de nuestras enseñanzas y a la articulación de las posibles salidas profesionales, sobre todo cuando esta idea se extiende a las autoridades responsables de la legislación y a las administraciones que organizan la enseñanza musical. Pero debemos admitir que los propios músicos también tenemos una parte de culpa porque en muchas ocasiones hemos participado de forma voluntarista en eventos de los que quizá se han aprovechado otras personas, o de forma inconsciente hemos ido devaluando nuestro trabajo artístico. De esta manera se ha ido sembrando y abonando esa idea de que lo nuestro no es tanto un empleo como una vocación, algo a lo que también tendrá que hacer frente la siguiente generación.
Quizá una de las razones del desconocimiento de nuestra profesión en la sociedad sea que raramente se consulta a las personas directamente involucradas, los músicos, y, en el asunto que aquí nos ocupa, a aquellos relacionados con la enseñanza musical. Para abordar el tema en esta sección de la forma más objetiva posible hemos realizado durante el mes de abril de 2022 una encuesta entre estudiantes y profesores de todos los niveles. Se envió la consulta a multitud de centros de toda España y se difundió en redes sociales logrando finalmente la participación de 1091 personas de todas las comunidades autónomas y también del extranjero, lo que la convierte en una muestra muy representativa del colectivo.
En este primer artículo mostraremos los datos generales de la encuesta y en los siguientes, más breves y que aparecerán cada mes, iremos dejando espacio para los comentarios de los participantes, la mayoría de gran interés. Entre los más de 1800 recogidos, un gran número expresa su agradecimiento por el simple hecho de haber sido consultados, lo que sin duda refleja el deseo de una gran parte de la comunidad educativa musical de contribuir a la mejora de nuestra actividad expresando su opinión con la esperanza de que sea escuchada. Al ser un estudio de participación libre podría argumentarse que las opiniones que en él se recogen solo representan a quienes han participado en él y no reflejan la del total de la comunidad educativa musical, aunque a esta objeción se podría responder que el mero hecho de participar muestra por parte de esas personas una predisposición positiva y voluntad de ayudar. No cabe duda de que esta actitud proactiva dota de valor a sus opiniones y con ello a la muestra, y esas opiniones, siempre subjetivas, pueden ser una buena base para suscitar el debate entre aquellos que opinen de la misma manera y quienes estén en desacuerdo.
Cada uno de los artículos de esta sección estará dedicado a un tema o a un sector educativo en concreto. En ellos hablaremos de la situación de las escuelas de música y de los conservatorios profesionales y superiores, de los procesos de contratación del profesorado, de las condiciones materiales y laborales de los centros, de la normativa por la que se rigen y de las intenciones del alumnado de cada nivel y el grado de cumplimiento de esas expectativas. No obstante, esta pretende ser una sección abierta a las sugerencias de los lectores, y quien desee proponer algún tema que considere de interés no tiene más que enviar un correo electrónico a la dirección que aparece al final de este artículo y, en la medida de lo posible, se intentará tratarlo en alguno de los siguientes artículos.
En estos artículos los datos numéricos se ofrecerán en bruto, sin hacer proyecciones ni estimaciones; realizarlas queda en manos de quienes pudieran estar interesados. Habrá quien piense que la encuesta se debería haber realizado de otra manera, que faltan preguntas interesantes, que la muestra no es lo bastante amplia o que los datos no son concluyentes, pero lo que no deja de ser cierto es que esta es la primera iniciativa que pretende tratar seriamente este asunto buscando la opinión del mayor número posible de personas involucradas. Si alguna entidad o administración está dispuesta a tomar el relevo y a profundizar en el tema este trabajo, habrá cumplido ampliamente con su objetivo.
Datos generales de la encuesta
Aunque sea bastante similar el número de profesores y estudiantes que colaboraron con la encuesta —626 y 465, respectivamente—, la muestra difiere en lo que respecta al nivel educativo de la mayoría de participantes de cada grupo. Así, la mayoría de los estudiantes —un 69,2 %— se encuentra cursando Enseñanzas Superiores o de Máster, seguidos a distancia por los que lo hacen en Grado Profesional —un 18,7 %— y Elemental —un 12,1 %—. La gran mayoría —un 86,9 %— son de especialidades instrumentales.
En cuanto a los profesores, son mayoría los de Grado Profesional y Elemental —un 63 % y 57 %—, quedando en un 29,5 % los de Grado Superior y Máster. Téngase en cuenta que algunos profesores imparten clase en varios niveles, de ahí que el total supere el 100 %. En este caso también es mayoritario el profesorado de instrumento.
Grado de satisfacción con los centros
Las primeras preguntas de la encuesta pretendían valorar el nivel general de satisfacción tanto del alumnado como del profesorado con su respectivo centro. En la gráfica podemos ver que en general se aprecia una buena opinión del alumnado, aunque debemos resaltar que la proporción de los que esperaban más va aumentando a medida que subimos de nivel educativo, superando el 40 % entre los que estudian en conservatorios superiores o universidades. Resulta muy interesante comparar esta gráfica con la que ofrece una pregunta similar formulada a los profesores. El ya mencionado diferente número de participantes de cada nivel puede producir una cierta distorsión, pero parece haber una cierta desconexión entre las percepciones del alumnado y del profesorado, sobre todo del Grado Superior.
Intenciones y expectativas
Para poder hacernos una idea más clara acerca de las expectativas que debe atender el centro y en qué medida se están cumpliendo, merece la pena preguntarse cuáles son las intenciones de los estudiantes que se matriculan en cada nivel.
En la gráfica podemos ver que la mayoría de los alumnos de las escuelas de música afirma que comenzó sus estudios como una manera de ocupar su tiempo libre, y apenas un 15 % pensaba continuar algún día en el Grado Profesional. En este se reparten por igual quienes pretenden continuar en el Grado Superior y los que tienen la música como una afición. En lo que respecta al Grado Superior, como cabía esperar, 9 de cada 10 estudiantes aspiran a ser profesionales de la música aunque, como veremos con más detalle en el artículo dedicado específicamente a las Enseñanzas Superiores, sus expectativas se ven muy condicionadas por la situación actual del mercado laboral.
Además de sobre sus expectativas iniciales se preguntó a los estudiantes si en la actualidad, una vez iniciados sus estudios, tienen la intención de continuar tras terminarlos en su actual centro. Esta intención se va incrementando a medida que ascendemos de nivel.
También se preguntó a los profesores de escuelas de música y conservatorios profesionales sobre las posibilidades que veían de que sus alumnos continuaran con sus estudios. En ambos casos es mayoritaria la opinión entre los profesores de que la mayoría del alumnado no piensa continuar. La diferencia entre la gráfica referida a los estudiantes y la de los profesores probablemente sea debida a que los alumnos que han participado en la encuesta son precisamente los más interesados en el tema y, probablemente por eso mismo, los que en mayor medida están pensando en proseguir con sus estudios.
En lo que respecta a las intenciones de continuar, cabe destacar que entre los estudiantes de Grado Superior un 27,4 % ha decidido quedarse en el país para cursar un máster, un 37,8 % aún no ha decidido si hacerlo en España o en el extranjero y un 31,8 % piensa estudiar fuera.
Salidas profesionales
El futuro inmediato de los estudiantes de Grado Superior implica la búsqueda de trabajo, lo que representa una importante preocupación para ellos. Al ser preguntados sobre su percepción acerca del futuro profesional dentro del ámbito musical parecen ser más optimistas sobre sus posibilidades laborales en el extranjero, y la mayoría se muestran dispuestos a buscar allí un futuro laboral.
La opinión del profesorado de Grado Superior preguntado sobre esta misma cuestión no es muy diferente y también muestra la idea de que es más fácil encontrar trabajo en el extranjero que en España.
Acceso al mundo laboral
En relación con el tema anterior, se preguntó tanto a estudiantes de Grado Superior como a sus profesores cuál era su opinión sobre los procedimientos de acceso al mundo laboral vigentes hoy en día. Cabría esperar una cierta discrepancia entre quienes desean acceder por primera vez al mundo laboral y la de aquellos ya que están dentro de él, pero no es el caso: en ambos colectivos prácticamente dos tercios de los encuestados consideran que los actuales procedimientos son poco o muy poco adecuados, y no llegan al 4 % los que los consideran muy adecuados. Una gran parte de los comentarios recogidos en la encuesta se refieren a esta cuestión y hablan sobre todo de la poca relación entre las pruebas a superar y el trabajo real que se va a desempeñar, por una parte, y, por otra, de la escasez de plazas y de convocatorias. Este tema será el objeto del artículo monográfico del mes de octubre.
Instalaciones y funcionamiento de los centros
Las instalaciones disponibles no parecen ser un problema generalizado, puesto que la mayoría de los profesores —un 70,7 %— las considera al menos suficientes, si bien es cierto que algunos comentarios denuncian ciertas carencias en determinados centros.
Por otra parte, los centros de enseñanza musical desempeñan, además de la educativa, una importante función cultural y de dinamización social, y podemos comprobar que las escuelas y conservatorios organizan bastantes actividades, aunque la percepción acerca de su frecuencia no parece ser la misma entre los estudiantes y los profesores —recordemos que la mayoría de los estudiantes son de Grado Superior y la de los profesores lo es de Grado Elemental o Profesional, lo que puede explicar esta discrepancia—.
También parece bastante extendido el hecho de animar a los profesores a participar en estas actividades o en otras fuera del propio centro: un 48,2 % de ellos afirma que es así, un 31,2 % que se hace de forma ocasional y solamente un 20,6 % que no se incentiva.
Pero estas estadísticas optimistas tienen un contrapunto que no suele ser tenido en cuenta: al preguntar al profesorado si las actividades organizadas por su conservatorio o escuela conllevan algún tipo de compensación económica u horaria es abrumadoramente mayoritaria —más de dos tercios— la afirmación de que no se remunera de ninguna manera, y solo un 8,2 % manifiesta que sí existe algún tipo de compensación. Esto quizá no sea más que otra muestra de la concepción social de la música como afición de la que hablábamos al principio de este artículo, incluso dentro de los propios centros. Podría pensarse que la idea es que si a los profesores les encanta tocar —y en la mayoría de los casos es así—, ¿para qué se les va a remunerar, de la manera que sea? Esto nos ofrece un buen tema para la reflexión porque, ¿a alguien se le ocurre que los músicos de una orquesta no cobren por una actividad extra, o que un profesor de la facultad de medicina también ejerza como doctor de forma gratuita? La participación de los profesores en conciertos —o en otro tipo de actividades aquellos de especialidades no instrumentales— constituye una forma inmejorable de mantenerse actualizados y de mostrar a sus alumnos cuál es el objetivo final de su trabajo. Debería considerarse como una parte fundamental de su jornada laboral, tal y como ocurre en otros países, y no ser una actividad altruista que dependa únicamente de la buena voluntad de cada uno. Muchos alumnos de los últimos cursos se quejan de falsas ofertas de trabajo no remuneradas en algunos locales con la excusa de ofrecerles ‘visibilidad’. Una actuación de los profesores en estas condiciones, ¿no se parece demasiado?
Un tema relacionado con el anterior es la disponibilidad o no de material para impartir clase, en el que parece haber muchas diferencias entre los centros a tenor de lo expresado en la encuesta por los profesores.
La proporción de profesores que utilizan su propio instrumento en su trabajo es mayor entre los instrumentos de cuerda y viento que entre los de tecla y asignaturas teóricas, algo que resulta lógico puesto que la mayoría de los centros dispone de un número más o menos adecuado de pianos, por ejemplo. De todas formas cabe destacar que, como vemos en el gráfico, poco más de la mitad de los profesores afirma que la mayor parte del material que utiliza en clase es propiedad del centro, mientras que la cuarta parte debe aportar la mayor parte del necesario para cumplir con su labor. De aquí surge otro tema para la reflexión porque, desde un punto de vista laboral, ¿podemos imaginar que en otros trabajos los empleados estén obligados a adquirir y ceder a la empresa sus propias herramientas sin recibir nada a cambio?
Un aspecto muy importante a la hora de analizar el funcionamiento de los centros es la normativa por la que estos se rigen —invariablemente referida a la enseñanza general— y la manera en que es aplicada. Al pedir a los profesores que la valoraran del 1 al 5, un 22,4 % le otorgó la puntuación más baja; un 29,5 % la calificó con un 2; un 31,4 % con un 3; un 14,1 % con un 4; y únicamente el 2,6 % la consideraba idónea. En muchos de los comentarios se describen problemas derivados de esta falta de adecuación de la normativa, tanto en el plano organizativo como en lo que respecta a los procedimientos de acceso al mundo laboral. En este momento en que se está estudiando la redacción de una ley que regule de forma específica las enseñanzas musicales deberían ser tenidas en cuenta las opiniones de quienes conocen la realidad del día a día en las aulas a fin de que esa ley reconozca lo particular de este tipo de educación y la diferencie de la enseñanza general.
Conclusión
En este primer artículo nos hemos limitado a ofrecer algunos de los datos generales de la consulta y a proponer ciertos temas para la reflexión, que se irán desarrollando a lo largo de esta sección durante los meses sucesivos. Por ahora han quedado fuera otros como la utilización de las nuevas tecnologías, los hábitos de estudio de los alumnos y de escuchar música o de acudir a conciertos. Todos ellos tendrán su lugar pero, como se ha dicho al principio, esta pretende ser sobre todo una sección que suscite la reflexión entre las personas interesadas. Si alguien quiere proponer un tema relacionado con las preguntas formuladas en la encuesta no tiene más que enviar un correo a oboeacademy@gmail.com.
Este es un buen momento para analizar la situación de la enseñanza musical en España y hacer propuestas para el futuro. Esperemos que sean escuchadas.
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