El próximo 31 de mayo en el Hospital de Santiago de Úbeda
El próximo 31 de mayo tendrá lugar en el Festival Internacional de Música y Danza «Ciudad Úbeda» el estreno absoluto de Lilith, Luna Negra una ópera de cámara, encargo del propio Festival, con música de David del Puerto y libreto de Mónica Maffía.
Lilith fue la primera mujer en el jardín del Edén, creada al mismo tiempo que a Adán, pero apenas mencionada en la Biblia. Se ha transformado en un icono feminista porque, como no quiso someterse a Adán, decidió apartarse de él y, después de decodificar el nombre de Dios, salió del Edén volando. Por esto también se la asocia a la magia y la oscuridad. Ante la soledad de Adán, Dios crea a Eva y los aloja en el Edén con todo lo que conocemos que sucedió después.
Según algunas interpretaciones, Lilith es la misma serpiente que indujo a Eva a comer la manzana. Hay distintas referencias a la figura de Lilith tanto bíblicas como astronómicas y astrológicas ya que así se denomina el punto de mayor alejamiento la tierra de la órbita lunar. En algunas mitologías a Lilith se la considera un demonio y en otras la veneran como figura benéfica, alada, vinculada a la luna como iluminadora de la noche.
El orgánico de Lilith, Luna Negra busca intencionadamente un mínimo de medios, en el espíritu de un espectáculo camerístico de nuestro tiempo, de vocación viajera y portátil. Se limita a tres cantantes y un conjunto de seis instrumentos. Cuenta con dirección musical de Alexis Soriano, dirección escénica de Mónica Maffía y las voces de Gudrún Ólafsdóttir, Damián del Castillo y Ruth González.
La orquesta está formada por Javier Jáuregui (guitarra), Gala Kossakowski (flauta), Ramón Femenía (clarinete bajo), Ángel Ruiz (saxofón alto), Pablo Díaz (violín) y Beatriz Perona (violonchelo).
La estética sonora del conjunto plantea un buceo en la mezcla, el mestizaje y la convivencia de mundos: un universo en el que se dan la mano tradición barroca, clásica y romántica, modalismo occidental y extraeuropeo, armonía de jazz y rock, folklore, atonalismo, textura… El objetivo es dotar a la obra de una unidad que no cabe dentro del término «fusión», pero acudiendo a una variedad estilística que en nuestro mundo es, más que una opción, una realidad inexcusable.
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