Acaba de publicarse el nuevo álbum del saxofonista Joan Martí-Frasquier, ‘Suites. A tribute to Bach’s cello suites’, en el que interpreta con el saxo barítono un movimiento de cada suite del compositor alemán. Estas obras han acompañado al catalán a lo largo de su vida y ahora presenta su propia versión, que busca acercarse ‘lo más posible a aquel sonido tan especial, entre aterciopelado y amaderado, de los violoncelos históricos’.
Por Susana Castro
¿De dónde surge la idea de realizar este proyecto?
Aunque durante mi carrera en solitario como saxofonista barítono me haya centrado más en el repertorio original y de creación reciente para mi instrumento, siempre había tenido la idea de tocar en concierto alguna suite para violoncelo solo de Bach.
Coincidiendo con los 300 años de la composición de las suites, me pareció el momento más oportuno para llevarlas a escena. Así nació ‘SUITES’, una propuesta de concierto que contenía una suite de Bach y dos suites originales para saxofón de diferentes estilos de música actual. Viendo lo bien que combinaba la música de estas dos épocas, decidí tocar Bach en otros proyectos y formatos.
Durante este tiempo fue tomando forma la idea de seleccionar un movimiento de cada una de ellas, conservando la estructura general de la suite: preludio, alemanda, courante, zarabanda, bourrée y giga. La siempre buena acogida de esta ‘suite de suites’ por el público fue lo que acabó de convencerme para grabar este EP como colofón final a este período de seis años de Bach en los escenarios. Este es mi homenaje personal a Bach y sus suites para violonchelo solo.
¿Qué cree que puede aportar un instrumento inventado cien años después de la muerte de Bach a un repertorio tan fundamental de la historia de la música?
Para ser sincero, ni me lo he planteado. Podría contestar algo como que esta grabación la hice con la intención de proponer una escucha diferente a lo que el público esperaría de un instrumento de viento, que tenemos más asociado a la música contemporánea o al jazz, y con un timbre muy diferente al de los instrumentos históricos. Pero hay tantas obras de Johann Sebastian Bach grabadas por saxofonistas que no quisiera ser redundante en mis argumentos.
Me planteé este proyecto y esta grabación como un reto artístico para ver hasta dónde podría llegar fuera de mi repertorio habitual, formado mayoritariamente por obras originales para mi instrumento de compositores de nuestra época. Para mí ha sido un auténtico tour de force, que me ha llevado a trabajar en un plano mental muy diferente.
Así que, respondiendo a la pregunta, yo dejaría que sean los oyentes quienes decidan si he aportado algo, o no, con esta grabación.
¿Qué ha significado para usted esta música de Bach a lo largo de su carrera?
La música de Bach siempre me ha cautivado: desde los extractos de obras que había en los métodos de saxofón de mis primeros años de estudios hasta las obras que he escuchado por primera vez más recientemente.
En concreto, estas suites me han acompañado siempre, desde hace más de treinta años. No obstante, descubrir las versiones de Anner Bylsma en mis años de estudio en Francia fue revelador, porque supuso una manera muy diferente de escucharlas. Me llevó a estudiarlas más profundamente, dejando de tocarlas como un mero ejercicio técnico de flexibilidad para mi instrumento y como un mero ejercicio estilístico de la música del Barroco desde una óptica ‘romanticista’.
¿Cuáles son las características de esta música que más conectan con las particularidades del saxofón?
En mi opinión, el saxofón barítono es un instrumento con una sonoridad tan maleable que se adapta muy bien a cualquier tipo de música. Por otro lado, siempre he concebido la música de Bach tan universal y humana que pienso que conecta muy bien con todos los instrumentos. Debussy tenía razón cuando decía que en Bach estaba contenida toda la música.
Aunque se trate de un instrumento moderno, usted ha mantenido criterios históricos en su interpretación. ¿Puede hablarnos sobre en ello?
Las primeras versiones que escuché de estas suites fueron las de Pau Casals y Maurice Gendron, con muchos vibratos y un fraseo largo y mantenido. Cuando escuché las grabaciones de Anner Bylsma todo cambió, no solo por la sonoridad del violonchelo histórico, sino también por su interpretación más intensa y orgánica.
A medida que he ido estudiando estas suites, he buscado una sonoridad menos brillante y proyectada en mi instrumento para acercarme lo más posible a aquel sonido tan especial, entre aterciopelado y amaderado, de los violoncelos históricos, y también descarté el uso del vibrato.
En un plano interpretativo, suavicé las articulaciones en general, aunque conservando algunas notas más atacadas para imitar los golpes de arco tan característicos. Había leído que Bach no era muy partidario de que el intérprete realizara ornamentos que no fueran los ya escritos como parte texto, y así lo hice, salvo en algunas repeticiones en las que discretamente añado algunos adornos.
En cuanto al fraseo, preferí seccionar más el discurso musical en frases cortas e incisos buscando su propia lógica musical. No solo en el preludio, sino también en el resto de danzas, pretendí tocar de una manera más o menos libre, como si se tratara de una fantasía o una improvisación, pero respetando su carácter. Además de hacer todas las repeticiones indicadas, busqué ligeras diferencias entre ellas en cuanto a dinámicas, intensidad, articulaciones, movimiento, etc., especialmente en las de las danzas lentas.
Y en el apartado polifónico, interpreto los acordes en arpeggiatto, aunque mantengo las dobles octavas de la courante y las bourrées. Obviamente, este aspecto está muy condicionado por las características de mi instrumento, razón por la cual elegí la combinación de movimientos más ‘melódica’ posible para este homenaje.
Asimismo, ha incluido en el álbum, a modo de bonus track, una improvisación sobre el Preludio de la Suite núm. 1. ¿Cómo describiría esta pieza?
La describiría como una ‘versión adaptada’ a los recursos sonoros de la música de nuestro tiempo. Tomando como base la armonía de cada uno de los 42 compases del preludio y el movimiento constante en semicorcheas, usé trinos y trémolos (tanto simples como dobles) y bisbigliandi para continuar dando este efecto de movimiento, y multifónicos que se ajustaran a la armonía propia de sus compases correspondientes. Mi intención fue crear un efecto de crescendo continuo (aunque en medio hay fluctuaciones dinámicas), empezando desde casi el silencio y acabando lo más fuerte posible.
Ha tocado en numerosos escenarios españoles y europeos algún extracto de este álbum en sus conciertos. ¿Cuál es la reacción del público ante estas interpretaciones tan singulares?
En general, el público siempre ha respondido muy bien a mis interpretaciones de Bach. Esta música, se toque con el instrumento que se toque y se combine con el repertorio que se combine, siempre da buen resultado. Pienso además que, el hecho de que en concierto el público vaya descubriendo más afinidades que diferencias entre el saxofón barítono y el violonchelo, influye muy positivamente. Como ya he comentado antes, los comentarios de después de los conciertos, tanto por parte de otros músicos como no-músicos, fueron los que me animaron a hacer esta grabación.
¿Tiene alguna cita próxima en directo con este repertorio?
El próximo sábado 27 de mayo estaré en el festival internacional I Concerti del Principe de Loano (Italia) tocando este tributo a Bach junto a música original para saxofón barítono y piano de Albena Petrovic con la misma compositora al piano. A mediados de julio lo presentaré en la Academia Mestral, un curso de verano que organiza el cuarteto de saxofones Kebyart Ensemble en Altafulla (Tarragona).
Antes del verano tengo otros conciertos donde no me será posible incluir Bach, pero en estos momentos estoy acabando de concretar fechas en diversos ciclos de conciertos y festivales para la próxima temporada, para tocar este homenaje a Bach tanto en propuestas a solo como en dúo.
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