Por Susana Castro
Acaba de salir al mercado su nuevo álbum, ‘Initiation to the Shadow’, publicado por el sello discográfico NAXOS. ¿Cuál es el repertorio que contiene este proyecto?
Este proyecto discográfico está compuesto por cuatro obras que he ido escribiendo a lo largo de estos últimos seis años. Todas son fruto de colaboraciones y producciones de espectáculos interdisciplinares que se han presentado al público en diferentes formatos y lugares, dentro y fuera de España.
La primera pieza, Initiation to the Shadow, que da también título al disco, se basa en el espectáculo-performance que ofrecí, primero en Barcelona, en el Centre d’Arts Santa Mónica, en diciembre 2014, y en la primavera siguiente, en Madrid, en el Festival Ellas Crean de Conde Duque. La música se inspira en los versos del gran poeta manchego, ya fallecido, Ángel Crespo, que sirven de hilo conductor de este espectáculo, donde cabe subrayar la colaboración del maravilloso bailarín y coreógrafo Pau Aran (componente de la prestigiosa compañía de danza de Pina Bausch, la Tanztheater Wuppertal), con quien construimos un diálogo entre el movimiento y la música, inspirándose uno al otro en un continuo fluir. La ‘sombra”’ en Ángel Crespo no es la oscuridad, sino lo oculto que se esconde pero trasciende lo aparente. El misterio y la música nacen de esas ‘sombras’ que nos envuelven y nos permiten intuir la luz si sabemos mirarlas. En las siguientes piezas, la ‘sombra’ va adquiriendo tintes más oscuros, basándose en realidades muy duras y difíciles, donde peligra la vida misma.
La segunda pieza, Terra Santa-Ci sono Angeli nel cielo, está inspirada en los versos de la gran poeta italiana Alda Merini, que padecía problemas mentales desde la adolescencia y que sufrió en sus carnes y su mente los estragos de la psiquiatría más salvaje que había entonces. Esta música también vio la luz por primera vez en un espectáculo multidisciplinar que se realizó en el teatro Akademia de Barcelona, bajo la dirección del director y coreógrafo Moreno Bernardi, con idea de la actriz y productora Cristina Giordana, en 2017.
En 2018 la artista italiana Sara Confortí me invitó a participar en una performance inspirada en el trabajo que ella hace con grupos de mujeres que han sufrido abusos y están en tratamiento por doble diagnóstico, donde cosen en unos talleres unos trajes que después se muestran en la performance, y que de esta forma ‘cosen’ sus heridas y reconstruyen sus vidas. Me pidieron una música inspirada en ese ‘coser’ y que durara 21 minutos, que es lo que dura la performance que ofrecimos el 7 de marzo de ese año en la galería Gli Acrobati de Turín.
En 2019, siendo el centenario del nacimiento del gran escritor italiano Primo Levi, que fue deportado a Auschwitz por los nazis y dejó su valiosísimo testimonio de esa terrible experiencia, de la que consiguió sobrevivir, en sus libros posteriores, consideré necesario escribir una música inspirada en ello, basándome sobre todo en el libro Si esto es un hombre, que también sirvió de hilo conductor en un espectáculo que estrenamos ese año, y que estaba previsto seguir con él, en 2020, en Italia, hasta que se cruzó en nuestras vidas la COVID-19.
¿Es la primera vez que incluye sus propias composiciones en uno de sus discos?
Efectivamente este es mi primer disco como compositora, ya que mis anteriores trabajos discográficos han sido estrictamente como intérprete.
Muchas de sus composiciones se inspiran en artistas italianos, ¿cuál es su relación con nuestro país vecino?
Mi relación con Italia viene de muy lejos. Fui muy pequeña, de niña, con 4 años, porque mi padre, que era ingeniero, se trasladó por trabajo a Turín, y lo que debía ser una estancia de un par de años se alargó veinte… Hice allí todos mis estudios y mi carrera en el Conservatorio de Turín, el Giuseppe Verdi, donde tuve la suerte de tener unos profesores extraordinarios, como Remo Remoli (discípulo de Arturo Benedetti Michelangeli), un pianista magnífico y de una gran sensibilidad. Y seguidamente fui también alumna del gran Felice Quaranta, director entonces del Conservatorio y compositor además de pianista. Un hombre que siendo un compositor de vanguardia sabía valorar otros estilos musicales, como el jazz, que él introdujo como asignatura en el Conservatorio de Turín, donde la improvisación y la libre creatividad con el instrumento eran un trabajo constante.
¿A partir de ahora va a seguir mostrando sus composiciones al público en sus discos?
Me encantaría. Aunque ahora menos que nunca podemos predecir nada sobre el futuro, al menos inmediato, con lo que está cayendo. Quién sabe por dónde irá la música…. ¿Se grabarán más discos? ¿Será todo online y streaming? Espero que sí, por supuesto, que pueda grabar más discos con mi propia música. La música, sea como sea, debe seguir. Y ejercer la composición no lo elegimos, la música llega, nos elija ella. Aunque nos tiene que encontrar atentos y trabajando, claro.
¿Qué acogida han tenido sus obras cuando las ha interpretado en directo?
Sinceramente, sin falsas modestias, la acogida siempre ha sido muy buena. Eso es también lo que me ha animado a seguir adelante con este y con los diferentes proyectos en marcha. La respuesta de interés e, incluso frecuentemente de entusiasmo, y muy elogiosa, ha sido para mí un gran estímulo y un acicate para ir más allá y seguir manteniendo viva esa llama, cada vez más, y esa corriente creativa, que como intérprete queda naturalmente limitada por la partitura y por lo dictaminado por el compositor.
Junto al disco ha visto la luz un videoclip, ‘Terra Santa’. ¿Cree que este tipo de acciones, más propias de otros estilos musicales, pueden ayudarle a llegar a una mayor cantidad de público?
Los videoclips que realicé para la promoción del disco creo que son, cada vez más, una saludable práctica, también en la música considerada ‘clásica’. En mi caso concretamente, era un elemento para mí necesario, cuando se me planteó hacer unos teaser, pensé que ponerme a mí tocando sola en un estudio no era suficiente, la conexión con el bailarín (el propio Pau Aran antes mencionado y con quien tanto he colaborado), los textos tan potentes que hay detrás de estas obras, todo me hacía pensar y desear otro formato que diera más rienda libre a la imaginación y creatividad desarrollando unas mini-historias que pudieran de alguna manera introducir al oyente en el trabajo conceptual que hay detrás de estas músicas.
Por supuesto, bienvenido sea si eso ayuda a que se reciba mejor y para un mayor número de personas de lo habitual en la ‘clásica’, ya que, como sabemos, hay que ensanchar la presencia del público, y es evidente que los nuevos formatos de videoclips ayudan, pues forman parte de la manera de transmisión actual de contenidos musicales.
Parece que se siente realmente cómoda en el estudio de grabación, ya que este es su octavo disco, ¿le gusta la experiencia? ¿Qué le motiva a realizar tantas grabaciones?
Pienso que ocho discos a lo largo de mi ya, dicen algunos, dilatada carrera en la música, tampoco son tantos… En realidad, han ido surgiendo. El primero fue como una carta de presentación, con un programa de concierto muy tradicional (Scarlatti, Bach, Chopin, Albéniz), para darme a conocer, y tuvo un notable éxito de crítica, lo que me animó y animó a la discográfica Ars Harmónica-La mà de Guido. Allí grabé el siguiente disco, integralmente dedicado a Bach en el 250 aniversario de su muerte, otro dedicado a Isaac Albéniz, con obra casi desconocida entonces, anterior a Iberia, y el de la serie de nocturnos, donde ofrezco un abanico de nocturnos desde su origen, con John Field, hasta nuestros días.
Después, en Columna Música me pidieron si quería grabar con ellos un disco de algún autor español y, en ese momento, yo estaba estudiando y perfeccionado los estudios de composición y contrapunto y fuga con Manuel Oltra, y así decidí grabar su obra para piano todavía inédita.
Finalmente fueron Josep Pasqual y Lluís Soler, de Solfa Recording, quienes me pidieron si tenía alguna propuesta para el sello que estaban iniciando juntos, y como yo acababa de presentar en Madrid, en La Casa del Lector de Matadero, junto a la poeta Clara Janés recitando poemas de San Juan de la Cruz, la maravillosa Música Callada de Mompou, les propuse ese programa y se entusiasmaron con la idea. Luego siguió el padre Soler y hasta ahora con mi propia obra, ya dando el salto a Naxos, que es un sello internacional.
No es fácil ni cómodo grabar en estudio. Es como mantener la tensión y la intensidad del directo por muchas horas seguidas y varios días. Es agotador, pero muy enriquecedor como trabajo de pulimiento de un programa que sabes que queda ahí para siempre, aunque sea una foto y no tenga la fuerza del directo y, por supuesto, creo que hoy en día es indispensable para mostrar tu trabajo.
A pesar de que la situación en la que nos encontramos ha generado una gran incertidumbre en nuestro sector, ¿tiene compromisos a la vista en relación a este proyecto?
Sí, evidentemente tengo varios compromisos de presentación de este proyecto, tanto en España como fuera, pero ha quedado todo en suspenso por el momento. Por ejemplo, el día 11 de mayo se hubiera presentado en Madrid, en el Teatro de la Zarzuela, pero ha sido pospuesto sin fecha todavía prevista. Esperaremos a que se despeje esta terrible situación que estamos viviendo y volveremos. La música volverá a los teatros y a nuestras vidas con pleno derecho y con más fuerza y ganas que nunca.
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