El compositor Sergio Blardony y el pianista Mario Prisuelos se han unido en la concepción de ‘Resonare Fibris’, un proyecto de difusión de música del Renacimiento español —de carácter fúnebre— abordado desde una fórmula innovadora: su puesta en diálogo con la música actual a través de un ciclo de obras para piano. En el proyecto también participa la poeta Pilar Martín Gila, que ha realizado una serie de textos poéticos que funcionan a modo de interludio.
Por Susana Castro
¿Cómo surge la idea del proyecto ‘Resonare Fibris’?
Sergio: Mi intención fue plantear una situación de cierta provocación. Actualmente, parece que el trabajo con música del pasado es algo que ha quedado lejos y, sin embargo, creo que —en la creación actual— hay muchas puertas que siguen ahí, abiertas, sin ser del todo exploradas.
Si pensamos en el Renacimiento español, veremos que —en líneas generales— sigue infravalorado para gran parte del público musical y eso, en consecuencia, parece que da lugar a que también en el plano de la creación no se aborde desde una perspectiva actual. Las miradas del presente sobre lo antiguo pueden ser muy variadas y ricas. Yo reivindico —en esta cuestión— una mirada desde el interior de la poética del compositor, desde una inmersión en lo antiguo para extraer una sustancia que pueda imbricarse con esa poética de autor. Casi todo lo demás ya se ha hecho antes y quizá tiene poco sentido repetirlo.
Después, está la temática: me interesaba observar cómo esos compositores —Victoria, Guerrero, Morales, Lobo, Vivanco…— elaboraban sus piezas en el ámbito de lo fúnebre, especialmente en el Versa est in luctum, que es un lamento en torno a la muerte muy específicamente español del siglo XVI. Era un reto trabajar en ese contexto, cuando soy consciente de que mucha música actual va por caminos muy diferentes.
¿Podría contarnos cómo ha sido el sistema de trabajo que ha seguido para relacionar música preexistente con sus obras de nueva creación?
Sergio: Hay una realidad innegable: la música desde la segunda mitad del siglo XX ha tenido muchos más vínculos con la música antigua que con otras épocas, como el periodo clásico-romántico. Si vamos bastante atrás, podemos pensar —por ejemplo— en el conocimiento que tenían las vanguardias de mitad de siglo XX sobre la polifonía de los franco-flamencos. Y ahí es donde creo que todavía queda un espacio sin explorar, un espacio realmente interesante, sobre todo en nuestro ámbito.
España fue una potencia musical en el Renacimiento y eso lleva a plantearse la necesidad de volver la vista atrás para indagar —siempre desde nuestro tiempo— hacia una música que sigue hablándonos, que continúa apelando a nuestro discurso de una forma u otra. Esto no significa, obviamente, una reivindicación del pasado como tal en la creación, sino que —como el arte se ha ido conformando a lo largo de la historia— se mostraría como una re-significación inscrita plenamente en nuestro tiempo. A partir de ahí, mi trabajo ha sido empaparme de esa música para —partiendo en todo momento de mi poética, de un discurso propio— ir estructurando un contexto coherente que permitiera ese vínculo.
Mi intención final ha sido—–por resumir mucho— explorar una música ajena en el tiempo pero no tan lejana en su concepción compositiva a mi visión de lo sonoro, y dejarme llevar por esa inercia que hace que el trabajo se produzca en una especie de ‘estado flotante’, sin una elaboración teórica excesivamente delimitadora. Y debo decir que ha sido una experiencia muy interesante y enriquecedora.
¿En qué momento entra Mario Prisuelos a formar parte de la obra? ¿Ha trabajado con él durante el proceso compositivo?
Sergio: Le comenté a Mario el proyecto en el Café del Real (creo que a inicios de 2019), y conectamos perfectamente. Yo tenía una gran admiración por su trabajo, especialmente en torno a la música actual, y me pareció que podía ser el pianista idóneo para plantearle un proyecto así.
Por supuesto que hemos trabajado en profundidad sobre el proyecto, no hay otro modo de abordar algo como esto. De hecho, dado el concepto de ‘Resonare Fibris’, siempre hemos planteado un trabajo en cercanía. No podría ser de otro modo.
La poeta Pilar Martín Gila también forma parte del proyecto, aportando textos que funcionan a modo de interludios, ¿cómo ha sido su relación de trabajo durante el proceso de gestación del ciclo?
Sergio: Pilar ha estado en el proceso creativo desde el inicio del proyecto. La idea era elaborar, como yo he hecho en la parte musical, una serie de textos poéticos —con un procedimiento similar al musical— en torno a Jorge Manrique y a la temática de la muerte, que aparecen en los dos interludios que contiene el ciclo de obras. Con Pilar llevo trabajando muchos años en esta relación música-poesía, y tenemos ya una complicidad que nos lleva a explorar diferentes caminos siendo conscientes de las diferencias, y de si estamos proponiendo algo diferente o no.
En este caso, el planteamiento era similar al proceso compositivo musical: partir de una poesía antigua para ‘colocarla’ en una poética —la de Pilar— y, por ende, en un tiempo concreto, el actual. Y eso era nuevo, era un reto que no habíamos trabajado nunca.
¿Cómo describiría a nivel musical el conjunto de obras que componen el ciclo ‘Resonare Fibris’?
Mario: A través del mundo sonoro creado por Sergio Blardony con el piano y la electrónica se establece un diálogo apasionante entre las distintas obras del Renacimiento español con la creación actual. Es una obra en la que todo ocurre con intensidad, con un sentido ciertamente espiritual, las sonoridades del piano y se funden con la electrónica que evoca a menudo la polifonía renacentista, con un tratamiento sonoro magnífico.
Es una obra complicada de ejecución en algunos momentos, pero siempre muy pianística y con un gran conocimiento del instrumento por parte del compositor. Personalmente, es una obra muy satisfactoria de interpretar, se convierte en una experiencia casi mística; Blardony ha creado una obra apabullante en mi opinión.
¿Qué supone para el intérprete en vivo convivir con recursos electroacústicos? ¿Cómo afronta esta particularidad en el proceso de estudio?
Mario:Es un reto precioso la combinación del piano con la electrónica, de alguna manera tienes la sensación como intérprete de estar manejando un mundo sonoro más allá de tu propio instrumento. Empiezo desde el primer momento a trabajar la parte del piano teniendo en cuenta que después hay un trabajo de fusión con la electrónica, un trabajo camerístico. Mi objetivo siempre es buscar que todo fluya de una manera orgánica y que los elementos sonoros, piano y electrónica, se alimenten entre ellos, caminen como uno solo.
El proyecto se estrenó en noviembre de 2020 en las Jornadas de Música Contemporánea de Segovia y también pudo escucharse el pasado mes de agosto en el Ciclo Class_Ik de Lanzarote, ¿cuál fue la recepción por parte de público?
Mario: Estamos muy satisfechos con la reacción del público, muy favorable en ambos casos. Pienso que el público recibe este mensaje casi hipnótico en el que fluyen sonoridades muy lejanas como pueden ser las del Renacimiento español, junto con la creación de nuestros días, poco a poco se van difuminando los bordes, y se crea un diálogo de músicas sin etiquetas, un mundo sonoro que nos traslada al pasado desde una mirada muy clara de presente.
El ciclo puede adaptarse a los distintos escenarios que lo acojan, ¿cómo se realiza ese trabajo de adaptación?
Sergio: Sí, eso fue algo que me planteé desde el principio del proyecto y que trasladé a Mario. Es una obra perfecta para plantearla como work in progress. Sobre todo en su configuración respecto a la electroacústica. Han ido naciendo cosas interesantes que hemos ido incorporando a los diferentes conciertos. Por ejemplo, una situación sonora envolvente al final de la obra, que no estaba en el plan inicial (que sitúa los altavoces en una cuadrafonía alrededor del piano, para que todo parezca que emana de él aunque espacializado).
Creo mucho en la adaptación de las obras a los espacios: no hay un espacio igual. El auditorio tradicional ha planteado un estándar que desde hace tiempo se está rompiendo. El lugar es otro sujeto en la música. En realidad, siempre ha sido así…
¿Dónde se podrá escuchar próximamente ‘Resonare Fibris’?
En el FIMIN (VI Festival Internacional de Música Iberoamericana de Madrid), el próximo 17 de octubre, a las 19 horas en la Casa de Valencia. Y esperamos que en más sitios, ¡hay perspectivas interesantes!
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