Se cumple el centenario del nacimiento de la famosa soprano Renata Tebaldi (Pésaro, Italia, 1 de febrero de 1922-San Marino, 19 de diciembre de 2004), cuya carrera se extendió desde mediados de los años 40 a los 70 del pasado siglo. Repasamos su trayectoria y sus grandes roles en este detallado estudio biográfico.
Por Diego Manuel García
La voz de ángel
Renata Tebaldi contaba con una voz de lírica ancha, extraordinaria belleza tímbrica, gran volumen e igualdad de color en todos los registros, desde una sólida y timbrada gama de graves, pasando por un ancho centro, verdaderamente único, de una aterciopelada voluptuosidad, hasta un registro agudo con la emisión de un Si 4 de gran rotundidad y squillo, que podía extenderse hasta el Do 5 (al menos durante la primera parte de su carrera). Su poderoso fiato le permitía tener un gran dominio del canto legato, con utilización artística del portamento para ligar largas frases. Mostraba gran capacidad para las medias voces y las regulaciones: atacar notas en pianissimo y abrir el sonido paulatinamente a forte. También, apianar la voz de forte a pianissimo, para diluirla en el espacio con bellísimos efectos de sfumature. Un incisivo y contrastado fraseo, junto a una perfecta dicción en italiano, eran otras de las características de esta voz única que no ha tenido sucesoras. Mujer de gran presencia escénica, ya que era alta y muy bella, aunque de limitada capacidad teatral, que suplía mediante una depurada línea de canto plena de expresividad fruto de su magnífica técnica vocal.
Una temprana vocación musical
Renata Tebaldi era hija única del matrimonio formado por Teobaldo Tebaldi, concertista de violonchelo, y Giuseppina Barbieri, enfermera. Desde muy niña mostró gran interés por la música y realizó de manera privada la carrera de piano con la profesora Giuseppina Passani, quien descubrió que su alumna estaba en posesión de una magnífica voz. A los 17 años comienza a estudiar canto en el Conservatorio ‘Arrigo Boito’ de Parma con Italo Brancucci y Ettore Campogalliani, futuro maestro de Mirella Freni y Luciano Pavarotti.
En 1940 consigue una audición con la famosa soprano Carmen Melis, quien había sido amiga de Puccini y que en esos momentos era profesora en el Conservatorio de Pésaro. Durante tres años de intenso trabajo, la joven Tebaldi, mujer metódica y muy disciplinada, seguirá todas las indicaciones de su maestra, quien le transmite la magnífica técnica de canto que ella había aprendido de sus maestros, el barítono Antonio Cotogni y el famoso tenor polaco Jean de Reszke. Recomendada por Melis, es contratada para interpretar el papel de Elena de Troya del Mefistófeles de Arrigo Boito en el Teatro Sociale de Rovigo, realizando su debut operístico, con gran éxito, el 23 de mayo de 1944, en plena guerra, en compañía de famosos cantantes de la época como el bajo Tancredi Pasero (Mefistófeles) y la soprano Onelia Fineschi (Margarita).
Primeros años de carrera
En 1945, aún en plena guerra y con la amenaza de bombardeos, Renata Tebaldi limita sus actuaciones a la ciudad de Parma, y en su Teatro Ducale debuta en uno de roles fundamentales de su carrera: la Mimi de La bohème de Giacomo Puccini. También interpreta el papel de Suzel de L’amico Fritz de Pietro Mascagni. En diciembre de ese mismo año debuta en el Teatro Verdi de Trieste, interpretando por primera vez la Desdémona del Otello verdiano, otro papel esencial de su carrera, junto al gran Otello del tenor Francesco Merli. En enero de 1946, y en ese mismo teatro, añadirá otro nuevo papel, también muy importante en toda su carrera: Magdalena de Coigni de Andrea Chènier de Umberto Giordano. Seguidamente, en el Teatro Regio de Parma, debutará la Elsa del Lohengrin de Wagner, cantada en italiano.
En la profesión artística, y mucho más en el mundo de la ópera, además de tener cualidades se precisa tener suerte y, por supuesto, saber aprovecharla. En el caso de Renata Tebaldi, la suerte le llega al entrar en la selección de jóvenes cantantes para el concierto de reapertura del Teatro alla Scala, reconstruido después de los importantes daños sufridos al ser bombardeado durante la guerra. Arturo Toscanini había venido de EE. UU. para dirigir ese gran evento, previsto para el 11 de mayo de 1946. El gran maestro parmesano, después de escuchar en una audición a Tebaldi, hizo el siguiente comentario: ‘Habrá que recordar el nombre y apellido de esta joven, ya que tengo un oído muy fino y creo que va a realizar una gran carrera’. Durante los ensayos del concierto, cuando se estaba ejecutando el ‘Te Deum‘ de las Cuatro piezas Sacras de Verdi, la voz de Tebaldi emergía del coro y Toscanini dijo: ‘esa voz parece la de un ángel caído del cielo’. Desde entonces, Tebaldi será ‘La voz de ángel’.
En octubre de 1946, en el Teatro Bellini de Catania, se producirá su debut en otra de sus grandes creaciones, Floria Tosca (el papel que más veces interpretó durante toda su carrera con 140 representaciones), de la ópera homónima de Puccini. En 1947, proseguirá su ascendente carrera, debutando en el Teatro La Fenice de Venecia, con Otello y Lohengrin. Cantará en el Teatro alla Scala La bohème y Los maestros cantores de Wagner, debutando en el papel de Eva, cantado en italiano. También ese mismo año se producirá su debut en la Arena de Verona, interpretando otro nuevo papel, la Margarita de Fausto de Charles Gounod; y en el Teatro Bellini de Catania interpretará por primera vez otra de sus grandes creaciones: Violetta Valéry de La traviata, que durante diez años mantendrá en su repertorio con casi 100 representaciones.
En 1948 actuará por primera vez en el Teatro San Carlo de Nápoles, primero con La traviata y seguidamente en su debut como Elisabeth de Tannhäuser de Wagner, cantada en italiano, con dirección del maestro austriaco Karl Böhm. El año 1949 marcará su cada vez mayor presencia en el Teatro alla Scala y se producirán sus primeras actuaciones fuera de Italia, en el Teatro San Carlos de Lisboa, donde debutara en dos nuevos papeles: Elvira del mozartiano Don Giovanni, y en Alice Ford del Falstaff de Verdi.
El año 1950 será el de su consagración definitiva dentro y fuera de Italia. El Teatro alla Scala había preparado una nueva producción de Aida para su debut en ese gran papel verdiano, que la cantante estudió junto a Arturo Toscanini, quien le aconsejó cómo afrontar los pasajes más dramáticos, adaptándolos a sus posibilidades vocales. Se programaron diez funciones, siete de ellas fueron interpretadas con gran éxito por Tebaldi junto a Mario del Monaco (Radamés) y Fedora Barbieri (Amneris), y las otras tres por Maria Callas, con idénticos compañeros de reparto.
En ese mismo año se producirán sus primeras actuaciones en Reino Unido, primero en el Festival de Edimburgo, con su interpretación del Réquiem de Mozart, y su debut en el londinense Covent Garden con Otello, junto al tenor chileno Ramón Vinay (uno de los grandes intérpretes de Otello) y el Réquiem de Verdi.
Sin solución de continuidad, realiza su primer viaje a EE. UU. para inaugurar con Aida la temporada de la Ópera de San Francisco, donde también cantará Otello y participará en una gira por diferentes ciudades californianas como Los Ángeles y Fresno, donde debutará en el personaje de La Condesa de Le nozze di Figaro de Mozart.
Tebaldi concluyó ese año 1950, verdaderamente importante en su carrera, con la inauguración de la temporada en el Teatro alla Scala, con Otello, de nuevo junto a Ramón Vinay.
Su gran rivalidad con Maria Callas
Renata Tebaldi se había convertido en una fulgurante estrella lírica y auténtica reina del Teatro alla Scala. En 1951, añade a su repertorio el personaje de Giovanna d’Arco, de la ópera homónima de Verdi, en el Teatro San Carlo de Nápoles, con el que debutará en la Ópera de París. Acudirá de nuevo a tierras americanas, esta vez a Brasil, en una larga y exitosa gira, donde actuará en la ciudades de Sao Paulo y Río de Janeiro, interpretando óperas esenciales de su repertorio: Tosca, La bohéme, La traviata, Aida y Andrea Chénier. En esa gira por tierras brasileñas también estaba Maria Callas, con la que Tebaldi tuvo su primer encontronazo en el transcurso de un recital en Río de Janeiro en el que también participaban otros cantantes, entre ellos, la mezzo Elena Nicolai, el tenor Giuseppe Campora y el bajo Boris Christoff. Unos meses antes de esa gira brasileña, Callas había conseguido un gran triunfo en el Maggio Musicale Fiorentino, interpretando Las vísperas sicilianas de Giuseppe Verdi, y con esa mismo ópera fue invitada a la inauguración de la temporada 1951-52 en el Teatro alla Scala, consiguiendo un gran triunfo que la lleva a convertirse en una cantante asidua de ese teatro, donde volverá a inaugurar la temporada de 1952-53 con Macbeth de Verdi. Tebaldi seguía actuando en el teatro milanés con cierta frecuencia, aunque teniendo que compartir protagonismo con Callas. La temporada scalígera de 1953-54 fue inaugurada por Tebaldi con su debut en el personaje de Wally de la ópera homónima de Alfredo Catalani. La rivalidad entre Tebaldi y Callas estaba servida, y sobre todo magnificada por la prensa y los numerosos grupos de fans de las dos cantantes.
Entre tanto, Tebaldi proseguía su magnífica carrera debutando Adriana Lecouvreur de Francesco Cilea, que tuvo lugar en 1952 en el Teatro San Carlo de Nápoles. En el Maggio Musical Fiorentino de 1953 interpreta por primera vez otro de sus grandes personajes verdianos: Leonora de Vargas en La forza del destino de Verdi. Ese mismo año se producirá su debut en el Teatro Colón de Buenos Aires con Aida y Tosca, y también en el Gran Teatre del Liceu con La traviata y Tosca, iniciando una importante y entrañable relación con ese teatro, donde interpretará sus más importantes papeles y actuará por última vez en 1959, siempre rodeada de una legión de admiradores.
Debut en el Metropolitan
Renata Tebaldi consideraba que el ambiente en el Teatro alla Scala estaba enrarecido por los enfrentamientos de sus fans con los de Maria Callas y quiso abrir nuevos horizontes firmando un contrato con el Metropolitan de Nueva York, donde se producirá su debut con Otello el 7 de febrero de 1955, al que seguirán interpretaciones de sus óperas más significativas: La bohème, Andrea Chénier y Tosca. Desde entonces, el Metropolitan se convertirá en el centro principal de sus actuaciones durante diecinueve temporadas consecutivas y un total de 269 representaciones, con un público que la adoraba. Entre 1955 y 1962 irá alternando sus actuaciones en Nueva York, teatros europeos y en las óperas de San Francisco y Chicago, donde se produjo su debut ese mismo año 1955 con Aida y La bohème. En ese teatro, en 1957, añadirá un nuevo papel a su repertorio, muy importante en su carrera: la Manon Lescaut de Puccini, junto al gran tenor sueco Jussi Björling; las bellísimas voces de Tebaldi y Björling se compenetraban muy bien. Como muestra de sus interpretaciones nos ha quedado una filmación de 1956 de todo el final del Acto I de La bohème (disponible en YouTube) donde Tebaldi realiza una extraordinaria interpretación de Mimi, tanto en su aria ‘Sì, mi chiamano Mimì‘, como en dúo con Björling ‘O soave fanciulla‘.
Tebaldi debuta en 1958 la Madama Butterfly en el Liceu y participa en unas triunfales representaciones de La forza del destino en el Teatro San Carlo de Nápoles, junto a grandes cantantes como Franco Corelli (Don Álvaro), Ettore Bastianini (Don Carlos de Vargas) y Boris Christoff (Padre Guardiano), donde Tebaldi está espléndida en sus tres intervenciones solistas y en los dúos con Franco Corelli y Boris Christoff. Una de aquellas funciones fue retransmitida por televisión y puede visionarse completa en YouTube.
Ese año 1958 debuta en la Staatsoper de Viena con sus interpretaciones de Aida y Tosca, con dirección de Herbert von Karajan. En diciembre de 1959 volverá al Teatro alla Scala, después de casi cinco años de ausencia, para cantar una magnífica Tosca, junto a Giuseppe Di Stefano y Tito Gobbi. En aquellos momentos, Maria Callas ya estaba en plena decadencia vocal.
Una segunda carrera
En el transcurso de unas representaciones de Adriana Lecouvreur en el Metropolitan, en enero-febrero de 1963 se percibe un cierto deterioro en la voz de Tebaldi, quien se retira de los escenarios durante un año y reaparece (con pérdida de riqueza tímbrica y un centro más ensanchado) el 10 de marzo de 1964, cantando La bohème, en la Academia de Música de Filadelfia y unos días después se produce su retorno al Metropolitan, con ese mismo título, iniciando una segunda carrera donde limitará sus actuaciones al Metropolitan y las tradicionales giras de este teatro en primavera, junto a las temporadas de las óperas de San Francisco y Chicago, concentrándose en títulos esenciales de su repertorio: Tosca, La bohème, Otello, Adriana Lecouvreur, Manon Lescaut y Falstaff, añadiendo el papel de Gioconda en la ópera homónima de Amilcare Ponchielli, que debutará en 1966, junto al Enzo Grimaldo de Franco Corelli. Cantará esta ópera con mucha frecuencia en casi cuarenta representaciones entre 1966 y 1968.
Tres funciones de Otello los días 2, 5 y 8 de enero en el Metropolitan marcan el final de la carrera operística de Renata Tebaldi. Desde entonces, comienza una larguísima despedida con recitales por todo el mundo, muchos de ellos junto a Franco Corelli, quien había sido compañero asiduo en esa última etapa de su carrera. Su último recital tuvo lugar en el Teatro alla Scala de Milán el 23 de mayo de 1976.
Sus grabaciones
Renat Tebaldi nos ha dejado un importante legado discográfico, siendo artista exclusiva del sello DECCA, con el que grabó sus más importantes óperas con cantantes también exclusivos de ese sello discográfico, como Mario del Monaco con quien grabó: Manon Lescaut, Andrea Chénier, La fanciulla del West, La Wally, Adriana Lecouvreur, Tosca, Otello y Aida. Y con Carlo Bergonzi en La bohème, Madama Butterfly, una segunda Aida, Don Carlo y La Gioconda. En 2014 se editó un cofre con 66 discos que contenía todas las grabaciones de Tebaldi para DECCA.
En las tomas en directo, con el calor del público, era donde su voz brillaba en toda su intensidad, junto a compañeros de parecido volumen vocal y brillo tímbrico, como los tenores Franco Corelli y Richard Tucker. Existía una gran compenetración entre Corelli y Tebaldi, destacando sobremanera sus numerosas interpretaciones de Andrea Chénier, sobre todo la realizada en 1960 en la Staatsoper de Viena, donde Tebaldi afrontaba una de sus grandes creaciones, Magdalena de Coigni, con una extraordinaria interpretación de la famosa aria ‘La mamma morta‘, y sus dúos con Corelli son de una arrebatadora belleza.
Tebaldi también cantó mucho con el gran tenor norteamericano Richard Tucker, quien conjugaba su poderosa vocalidad con una gran capacidad expresiva, siendo también un compañero ideal de Tebaldi, sobre todo en una Tosca dirigida por Dimitri Mitropoulos, tomada en directo en el Metropolitan en 1956 (considerada como una de las versiones referenciales de esta ópera), donde Tebaldi muestra todas sus cualidades vocales y expresivas en una excelente ejecución de la famosa aria ‘Vissi d’arte, vissi d’amore‘. También junto a Tucker cabe destacar su interpretación de Manon Lescaut realizada en el Metropolitan en 1959.
Otra de sus grandes creaciones fue la Desdémona en Otello, ópera que mantuvo en su repertorio en el transcurso de 96 funciones, del principio al fin de su carrera, junto a grandes intérpretes de Otello: Francesco Merli, Ramón Vinay, Mario del Monaco y John Vickers. Destacar la toma en directo en el Metropolitan, en 1958, junto al magnífico Otello de Mario del Monaco, en el gran dúo del Acto I, y en su modélica interpretación de ‘La canción del sauce seguida del Ave María’ del Acto IV. Todas estas grabaciones en directo pueden escucharse en YouTube.
Renata Tebaldi (la voz de ángel) se apagó definitivamente en San Marino, el 19 de diciembre de 2004. Desaparecía una de las más grandes cantantes del siglo XX.
Omar dice
Gracias x acercarnos esta vivencia sobre la carrera de. Tebaldi . Para mi
gusto , una rica voz que transmitía las emociones de sus personajes . Belleza y talento. Suerte tuvo el que la pudo disfrutar en un escenario. Una abuelami la vio en el Colon de BAires y la recordaba todavía, con gran emocion.