El pasado 4 de junio se cumplió el centenario del nacimiento de la gran mezzosoprano italiana Fedora Barbieri, quien durante su larga carrera interpretó más de cien personajes, desde el repertorio barroco al contemporáneo, aunque su nombre siempre quedará asociado a sus grandes creaciones verdianas: Amneris de Aida y Azucena de Il Trovatore, junto a su incomparable interpretación de Quickly en Falstaff, personaje que llegó a interpretar en más de doscientas funciones.
Por Diego Manuel García
Su período más brillante abarcó desde su debut, en 1940, hasta finales de los años 50. Poseía una voz mórbida, oscura, de gran volumen, atractivo timbre y considerable extensión (del Fa2 al Si4), con unas redondas sonoridades en su ancho centro junto a un imponente registro grave magníficamente emitido; ofrecía un contrastado e insinuante fraseo. Era una cantante muy temperamental e intensa, que dotaba de una incontenible pasión a sus interpretaciones.
Los inicios
Fedora Barbieri nació en Trieste el 4 de junio de 1920. Pertenecía a una familia de comerciantes totalmente alejada de la música. Le gustaba cantar de manera informal mientras ayudaba en el negocio de sus padres. Una clienta aficionada a la música, al escucharla, vio en ella magníficas posibilidades convenciéndola para que recibiese clases en el Conservatorio de Trieste, donde fue alumna de su director, Federico Bugamelli, y también de Luigi Toffolo, director de la Cappela Civica de esa ciudad.
En junio de 1940, aconsejada por Luigi Toffolo, partió hacia Florencia para participar en un concurso de voces organizado por el centro de perfeccionamiento del Teatro Comunale de Florencia y ante un tribunal del que formaban parte el famoso tenor Aureliano Pertile, los directores de orquesta Tullio Serafin y Mario Rossi, junto a la profesora Giulia Tess (antigua soprano), quienes quedaron asombrados con sus interpretaciones de fragmentos de la ópera Carmen y de Il Trovatore. Finalmente, ganó ese concurso, cuyo premio era una beca, que le permitió asistir a las clases impartidas por Giulia Tess.
El 4 de noviembre de 1940 debutó en el Teatro Comunale de Florencia interpretando el personaje de Fidelma de El matrimonio secreto de Domenico Cimarosa y pocos días después, por enfermedad de Gianna Pederzini (famosa mezzosoprano), interpretó Azucena de Il Trovatore.
El comienzo de una intensa carrera
Después de su fulgurante debut, Fedora Barbieri participó en el Maggio Musicale Fiorentino de 1941, en el estreno absoluto de la ópera Don Juan de Mañara de Franco Alfano, en el papel de Dariola, y en la Armida de Gluck, con el personaje de Hate. Ese mismo año se producirá su debut en el Teatro La Fenice de Venecia, con Angelina de La Cenerentola de Rossini. En el Maggio Fiorentino de 1942 interpretó el Telemaco de Il ritorno d’Ulisse in patria de Claudio Monteverdi, en la versión preparada por Luigi Dallapiccola, y ese mismo año, en Siena, la Giustina del Flaminio de Pergolesi. También en 1942 debutó en el Teatro alla Scala de Milán con la Sinfonía núm. 9 de Beethoven junto a afamados cantantes como la soprano Gina Cigna, el tenor Giacinto Prandelli y el bajo Tancredi Pasero, dirigidos por Victor de Sabata. Participó en la inauguración de la temporada scalígera 1942-43 (la última antes de que el Teatro milanés fuese bombardeado) interpretando en el verdiano Falstaff el personaje de Meg Page.
En el Maggio Musicale Fiorentino de 1943 interpretó Azucena de Il Trovatore, junto a María Caniglia (Leonora), Enzo Mascherini (El Conde de Luna) y el Manrico del gran tenor sueco Jussi Björling, quien debutaba en Italia. Durante 1943, Fedora Barbieri participó en una gira con el Teatro alla Scala por Alemania, Bélgica y Holanda, debutando el personaje de Quickly junto al Falstaff de Mariano Stabile.
En septiembre de 1943 contrajo matrimonio con Luigi Bartoletti, gerente del Maggio Musicale Fiorentino, estableciendo un paréntesis en su carrera hasta comienzos de 1945, cuando retoma con gran fuerza debutando el personaje de Amneris de Aida en el Teatro Verdi de Florencia (el Teatro Comunale había sido bombardeado). Precisamente, con Amneris debutó en el impresionante marco de las Termas de Caracalla en el verano de 1945, volviendo a este escenario al año siguiente, también con Amneris. Después de su reconstrucción, la actividad operística en el teatro milanés se reanudó el 23 de diciembre de 1946 (entonces fecha de inauguración de temporada) con el verdiano Nabucco, dirigido por Tullio Serafin, donde interpretaba el papel de Fenena. Dos días después de ese Nabucco, y en el mismo escenario, interpretó Angelina de LaCenerentola de Rossini, también dirigida por Tullio Serafin.
Sus actuaciones en América
Durante estos primeros años de carrera las actuaciones de Fedora Barbieri (excepto aquella gira por Alemania y Países Bajos de 1943) se habían producido en teatros italianos. En 1947 debutó en el Teatro Colón de Buenos Aires (entonces uno de más importantes del mundo), con Amneris de Aida, interpretando también Adalgisa de Norma y Preciosilla de La forza del destino. Volvería al Teatro Colón los dos años siguientes: en 1948 interpretó a la princesa de Bouillón de Adriana Lecouvreur de Francisco Cilea y Azucena de Il Trovatore. En 1949 volvió a cantar Adalgisa junto a la Norma de Maria Callas (ambas cantantes se compenetraban muy bien) en una serie de magníficas representaciones.
Durante esos años obtuvo grandes éxitos en el Teatro alla Scala, a pesar de tener una fuerte competencia con veteranas mezzos como Ebe Stignani, Gianna Pederzini, Elena Nicolai y Cloe Elmo. Interpretó Azucena en un Il Trovatore que inauguraba la temporada de 1948-49, e incorporó a su repertorio, en 1949, nuevos papeles: Inés de Guzmán de La favorita de Donizetti y Carmen de la ópera homónima de Bizet.
El año 1950 resultó de gran importancia en su carrera, ya que consiguió grandes triunfos en el Teatro alla Sacala, con Quickly de Falstaff y, sobre todo, con su Amneris, junto a Renata Tebaldi y Maria Callas, que alternativamente interpretaban el personaje de Aida.
En septiembre de ese mismo año debutó en tierras británicas, primero en el Festival de Edimburgo con el Réquiem de Mozart y el Réquiem de Verdi; en ambas obras, junto a Barbieri intervenían Renata Tebaldi, Giacinto Prandelli y el bajo Cesare Siepi, quienes seguidamente volvieron a interpretar la magna obra verdiana en el londinense Covent Garden. El 4 de noviembre de aquel año 1950, Fedora Barbieri debutó en el Teatro Metropolitan de Nueva York en una nueva producción de Don Carlo de Verdi interpretando a la princesa de Éboli, en una histórica representación, la primera televisada en directo, donde compartió reparto con Jussi Björling (Don Carlo), la soprano argentina Delia Rigal (Elisabetta de Valois) y Cesare Siepi (Felipe II).
Entre 1950 y 1954 actuará en las temporadas del teatro neoyorkino donde, además de Éboli, interpretará sus grandes creaciones verdianas: Amneris y Azucena, junto a Carmen, Santuzza de Cavalleria Rusticana y Laura Adorno de La Gioconda de Ponchielli. En 1952, debutó en la Ópera de San Francisco con Aida, Cavalleria Rusticana e Il Trovatore.
Su gran rivalidad con Giulietta Simionato
Giulietta Simionato era una magnífica mezzo, con una gran preparación técnica que le permitió interpretar personajes barrocos, mozartianos, belcantistas, verdianos y óperas del repertorio francés. Era diez años mayor que Fedora Barbieri, pero estuvo mucho tiempo cantando papeles secundarios, consiguiendo que su carrera despegase definitivamente al final de los años 40 y principio de los 50 del pasado siglo, cuando Fedora Barbieri triunfaba en los principales teatros de todo el mundo. La ausencia de Barbieri por sus compromisos en América hizo que Simionato la fuera paulatinamente desplazando en los escenarios italianos, sobre todo en el Teatro alla Scala, donde las apariciones de Barbieri fueron cada vez más escasas: en 1951 debutó el personaje de Orfeo en la ópera homónima de Gluck, dirigida por el gran Wilhelm Furtwängler. En 1952 debutó la Dalila en Sansón y Dalila de Camille Saint-Saëns, y en 1953 interpretó Neris junto a Maria Callas como Medea en la ópera homónima de Luigi Cherubini. No volverá a cantar en ese teatro hasta 1957, con Quickly de Falstaff, junto a un gran elenco que incluía a Tito Gobbi (Falstaff), Elisabeth Schwarzkopf (Alice Ford) y Rolando Panerai (Ford), con dirección musical y escénica de Herbert von Karajan, quien ese mismo año presentó esta producción de Falstaff en el Festival de Salzburgo, con idéntico reparto, excepto Fedora Barbieri que era sustituida por Giulietta Simionato. Surgió una gran rivalidad entre ambas cantantes que llegó a convertirse en verdadero antagonismo.
La carrera de Barbieri siguió teniendo importantes éxitos en el Maggio Musicale Fiorentino: en 1953 como Preciosilla en unas históricas representaciones de La forza del destino y en la recuperación de Don Sebastiano de Donizetti; y en 1955, año en el que debutó en la Arena de Verona interpretando Carmen junto a Franco Corelli como Don José, donde en el primer reparto figuraba Simionato.
En 1956 volvió al Metropolitan para interpretar junto a Maria Callas varias exitosas funciones de Norma y, al año siguiente, se produjo su debut en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona con Il Trovatore. En 1958 interpretó Éboli en el Covent Garden en unas históricas funciones de Don Carlo dirigidas escénicamente por Luchino Visconti y musicalmente por Carlo María Giulini.
Para dotar de más morbo a la rivalidad entre Barbieri y Simionato, el Teatro alla Scala programó en 1959 una serie de funciones de Il Trovatore, seis de ellas interpretadas por Simionato y solo dos por Barbieri; algo parecido ocurrió con una Aida al año siguiente. A comienzos de los años 70 la voz de Barbieri empezó a mostrar signos de deterioro, sobre todo por haber cantado demasiado y no poseer una sólida preparación técnica. Sin embargo, debido a su gran temperamento escénico, aún logró notables triunfos, como en 1966, cuando cantó Il Trovatore en Liceu de Barcelona, junto una joven Monserrat Caballé, quien interpretaba magníficamente el personaje de Leonora. Ese mismo año actuará por última vez en las Termas de Caracalla, con su Amneris de Aida; en uno de los repartos figuraba una emergente Fiorenza Cossotto, destinada a convertirse en la más importante mezzo verdiana de los siguientes veinte años. Curiosamente, también en 1966, se había producido la retirada de Giulietta Simionato. A partir de entonces, Fedora Barbieri va a dedicarse casi exclusivamente a interpretar Quickly de Falstaff en los grandes teatros de todo el mundo, y con este personaje cantará por última vez en el Teatro alla Scala en enero de 1981.
Con la voz en malas condiciones, aceptará interpretar personajes secundarios como Giovanna de Rigoletto o Mamma Lucia de Cavalleria Rusticana, papel con el que actuará por última vez en el año 2000 en el Teatro Comunale de Florencia, donde se había producido el comienzo de su carrera sesenta años antes.
Sus grandes creaciones verdianas
Fedora Barbieri fue sobre todo una gran mezzo verdiana, y de sus creaciones cabe destacar en primer lugar Amneris de Aida. El año 1955, y en un hecho bastante insólito, participó en dos grabaciones realizadas en estudio de esta ópera: la primera para RCA, realizada en julio de ese año, en la Ópera de Roma, dirigida por el rumano Jonel Perlea, con un reparto extraordinario que incluía a Jussi Björling (Radamés), Zinca Milanov (Aida), Leonard Warren (Amonasro) y Boris Christoff, (Ramfis), que se considera auténticamente referencial; y la segunda, un mes después, en el Teatro alla Scala, con dirección de Tullio Serafin y también junto a grandes cantantes como Maria Callas (Aida), Richard Tucker (Radamés) y Tito Gobbi (Amonasro). Barbieri está espléndida en ambas grabaciones, sobre todo en su gran escena solista del Acto IV ‘Ohimè! Morir mi sento!‘, mostrando a través de un canto matizado y pleno de expresividad la angustia y desesperación que le produce la condena por traición de su amado Radamés. En la primera grabación resultan de extrema calidad los dúos de Barbieri con las bellas voces de Björling y Milanov. En la segunda destaca ese gran dúo de Barbieri y Callas del Acto II por la variedad de acentos que despliegan ambas cantantes: Barbieri con un insinuante fraseo lleno de malicia, que por momentos adquiere fuertes y agresivas sonoridades ante una implorante Callas. Richard Tucker no tenía el bellísimo timbre de Björling, pero estaba en posesión de un canto pleno de expresividad con un incisivo y contrastado fraseo, resultando magníficas sus intervenciones en los dúos con Barbieri. Ambas grabaciones pueden escucharse completas en YouTube.
Azucena de Il Trovatore es la otra gran creación verdiana de Fedora Barbieri. Como en el caso de Aida, también existen dos grabaciones de estudio, una de RCA, realizada en el Manhattan Center de Nueva York, en 1952 (a pesar de los años transcurridos sigue siendo un referente de esta ópera), donde Barbieri también compartía reparto con Jussi Björling (Radamés), Zinca Milanov (Leonora) y Leonard Warren (Conde de Luna), con dirección musical de Renato Cellini al frente de la Orquesta RCA Victor. Barbieri está impresionante en el Acto II, cuando interpreta ‘Stride la vampa!‘, a la que sigue su escalofriante relato ‘Condotta ell’era in ceppi‘ y el intenso dúo junto al espléndido Manrico de Jussi Björling. Ambos cantantes también realizan una gran interpretación en su largo dúo del Acto IV, fluctuando entre un delicado lirismo y una gran tensión dramática. Impresionante el dúo de Barbieri y gran barítono norteamericano Leonard Warren en el Acto III, ‘In braccio al mio rival‘, donde se conjuntan dos voces de gran volumen, bello timbre y gran temperamento verdiano. En una segunda grabación, realizada para el sello EMI, en 1956, compartió reparto con Giuseppe Di Stefano (Manrico), Maria Callas (Leonora) y Rolando Panerai (Conde de Luna) con la Orquesta del Teatro alla Scala magníficamente dirigida por Herbert von Karajan, y donde Barbieri vuelve a mostrar su gran nivel interpretativo, incluso ejecutando los difíciles trinos de ‘Stride la vampa!‘, que no realizaba en su anterior grabación. También resultan de gran calidad sus dúos con Giuseppe Di Stefano, quien ofrece su canto cálido y de gran expresividad. Se puede escuchar en YouTube la primera grabación completa y fragmentos de la segunda.
Extraordinaria su creación del personaje de Quickly en Falstaff, que mantuvo en su repertorio durante casi cuarenta años. Participó en una referencial grabación de estudio realizada en Londres, en 1956, con Herbert von Karajan al frente de la Orquesta Philharmonia, con Elisabeth Schwarzkopf (Alice Ford), Rolando Panerai (Ford) y un extraordinario Tito Gobbi como Falstaff; el dúo del Acto II, ‘Reverenza!‘, interpretado por Barbieri y Gobbi, resulta antológico por la gracia y teatralidad de ambos cantantes, quienes muchos años después, en una toma en vídeo realizada en la Ópera de París, en 1970, vuelven a ofrecer una gran interpretación, aquí complementada visualmente con graciosos gestos plenos de mordacidad e ironía. Esta toma en vídeo puede verse completa en YouTube.
Ulrica de Un ballo in maschera fue otra de sus magníficas creaciones verdianas y con este personaje participó en su primera grabación discográfica en estudio, realizada en la Ópera de Roma en 1943, con dirección de Tullio Serafin y en la que puede escucharse a una jovencísima Barbieri en todo su esplendor vocal.
Éboli de Don Carlo fue otro de los personajes verdianos que interpretó en bastantes ocasiones, pero que no llegó a grabar en estudio, existiendo diferentes tomas en directo: en el Metropolitan (1950 y 1952), Maggio Musicale Fiorentino de 1956 y Covent Garden en 1958, que pueden escucharse en YouTube.
Lejos del mundo verdiano, Fedora Barbieri interpretó en bastantes ocasiones un personaje que le iba perfectamente a sus características vocales: Laura Adorno de La Gioconda de Ponchielli, que llegó a grabar en estudio, en 1952, junto a Maria Callas como Gioconda. Magnífica su interpretación del aria del Acto II, ‘Stella del marinar‘, y resulta verdaderamente extraordinario el dúo con Callas de ese mismo acto, ‘E un anatema‘. Ambos fragmentos se pueden escuchar en YouTube. Fedora Barbieri falleció en Florencia el 4 de marzo de 2003.
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