El sello Lindoro presenta ‘Emerging Voices’, el primer trabajo discográfico de Diphonon Duo, formado por el violista Michael Iskas y el acordeonista Iñigo Mikeleiz
Diphonon Duo está formado por el violista griego Michael Iskas y el acordeonista navarro Iñigo Mikeleiz Berralde. Ahora, ha presentado ‘Emerging Voices’, su primer trabajo discográfico, junto al sello Lindoro. El CD reúne una colección de piezas contemporáneas, con el fin de apoyar y difundir el repertorio para viola y acordeón.
Diphonon Duo, procedente del griego, ‘tener dos voces’, fue creado en 2015. Estas son representadas por la viola y el acordeón. Estos instrumentos, a pesar de sus aparentes diferencias, tienen ciertas similitudes, ya que ambos son capaces de sostener el sonido durante largo tiempo y variar su color e intensidad.
El repertorio de ‘Emerging Voices’
‘Emerging Voices’ está formado por seis piezas, compuestas por autores emergentes. Varias de ellas están, además, creadas específicamente para el dúo. La primera, Breathing spaces, fue compuesta por el escocés Lewis Murphy por encargo del dúo. Su música orgánica expresa la idea de hogar como un lugar sin ansiedad, en el que se puede respirar con calma y tranquilidad.
La segunda obra, Koncert, del danés Martin Lohse, es un breve concierto en tres movimientos. Compuesto inicialmente para clarinete, violín, violonchelo y piano, se inspira levemente en la obra de Antonio Vivaldi. Posteriormente, el mismo compositor la arregló para viola y acordeón.
A continuación, Minimal Tango, de Joaquín Taboada Alcalá, un homenaje a Astor Piazzolla por el 25 aniversario de su fallecimiento. Esta obra se acerca tanto al tango como a las texturas y cambios de compás contemporáneos y minimalistas. La siguiente obra es The Wave-Bright well, del inglés Edmund Hunt. En ella, recrea en un poema irlandés del siglo X.
Por su parte, Juan Cazcarra Mateo compuso El Yeli para acordeón y viola, inspirándose en una rondeña, palo del flamenco muy empleado en el mundo gitano para bodas. Así, la obra comienza con ritmo de soleá hasta llegar al tema de la rondeña. Se trata de una obra con gran intensidad rítmica y uso de los modos propios del flamenco.
Finalmente, en Trichord for viola and accordion, el bosnio David Mastikosa dota de espacio y libertad la partitura. De esta forma, da a los intérpretes la responsabilidad de desarrollar su propia interpretación. El autor se limitó a tres notas (trichord) para comenzar a trabajar en la obra.
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