Guitarrista de fama internacional, su carrera ha abarcado una amplísima gama de géneros y estilos, mostrando un fuerte compromiso con la música contemporánea y las creaciones multidisciplinares.
Por Fabiana Sans Arcílagos & Lucía Martín-Maestro Verbo
Nacida en Milán en 1962, Elena Càsoli es una de las mayores guitarristas de los últimos siglos. Reconocida por su capacidad para abordar la complejidad técnica y emocional de los repertorios más actuales y los antiguos, inició sus estudios musicales en el Conservatorio Giuseppe Verdi de su ciudad con Ruggero Chiesa y paralelamente en la Accademia Musicale Chigiana con Oscar Ghiglia, haciendo evidentes desde el principio unas cualidades excepcionales para la música.
Relata Càsoli, para una entrevista publicada por Andrea Aguzzi, que tuvo la oportunidad de encontrarse con la guitarra a los 7 años, por pura casualidad, gracias a una profesora y, que la pasión por la música fue gracias a su padre:
‘En nuestra casa había tantos discos de vinilo que se escuchaban por la noche, muchos libros, y en cuanto tuve la edad para asistir a una sala de conciertos o a un teatro, me encontré pasando muchas de nuestras noches en esos lugares. Así que la guitarra y la música se convirtieron muy pronto en una presencia natural y constante de mis días’.
Su recorrido académico fue el que suele esperarse de una intérprete de su calibre: ganó concursos nacionales e internacionales, como el Fernando Sor en Roma (1989), el Andrés Segovia en Madrid (1989) o el premio otorgado por el Kranichsteiner Musikinstitut de Darmstadt (1990), lo que le favoreció para consagrarse como solista en la escena guitarrística internacional.
Más allá de los premios, ha sido su interés por explorar y ampliar las posibilidades del instrumento lo que le ha llevado a desarrollar una dilatada carrera en la música contemporánea, creando espectáculos multidisciplinares, integrando elementos como el uso de la electrónica, y otras técnicas experimentales, que le han ayudado a expandir las capacidades tímbricas, explorando nuevas texturas y sonoridades, incrementando el abanico de posibilidades no solo para los intérpretes, sino también a los compositores. Sobre estos, Elena indica que se une ‘a esa comunidad internacional de músicos, musicólogos, críticos y público que reconoce como tal toda la música que se escribe con una intención de investigación y creación artística’ en la que el mundo compositivo es ‘pura creación, fascinante y multifacética, en el que los compositores inventan, procesan, transforman la materia musical con una actitud de profunda libertad e independencia’.
Con este pensamiento y apuesta por la diversificación del repertorio general, y en particular para guitarra, Càsoli ha podido colaborar de manera muy cercana con compositores como Luciano Berio y Sylvano Bussotti, dos grandes creadores que han puesto en manos de la italiana obras como Sequenza XI per chitarra o Ermafrodito, gran fantasia mitológica per chitarra, respectivamente. Asimismo, podemos destacar sus colaboraciones con el compositor argentino-alemán Mauricio Kagel, con quien ha podido profundizar en la unión de los elementos escénicos musicales en obras como Mare Nostrum, centrada en el ‘descubrimiento, pacificación y conversión de los pueblos del Mediterráneo por una tribu del Amazonas’ e interpretada por Càsoli junto a Divertimento Ensemble. Del mismo modo podemos destacar las colaboraciones de Elena en proyectos multidisciplinares con teatro, danza y artes visuales, como por ejemplo Fluxo, proyecto inmersivo de Alessandro Sciarroni.
A la par de estas participaciones, la guitarrista busca crear experiencias durante sus presentaciones. Para ello, combina música, textos y escena, provocando que el artista y el público formen un mismo conjunto. Proyectos como estos son Guitar Poetry, donde colabora con poetas y actores para crear una experiencia inmersiva que explora la relación entre el sonido y las palabras, combinando música y poesía. Otros trabajos destacables en este sentido son Sonata Islands, donde colabora con el compositor y saxofonista Emilio Galante, que fusionan música contemporánea, jazz y música popular, con gran hincapié en la improvisación y la experimentación, y Hommage à György Kurtág, en el que colabora con Jürgen Ruck.
Sus participaciones en proyectos como los descritos y sus propias creaciones le han llevado a posicionar la guitarra en contextos no tradicionales, atrayendo a nuevos públicos y desafiando los límites del concierto clásico, situándola como una intérprete que inspira a nuevas generaciones de guitarristas, compositores e intérpretes en general. Su instrumento de trabajo no se ha limitado únicamente a la guitarra clásica, sino que ha experimentado con otros tipos de guitarras. Sobre este particular, relata Càsoli:
‘Yo también me sorprendo por cómo los compositores piensan que puedo ser flexible y me escriben partituras que pasan del laúd a la eléctrica en espacio de segundos… A lo largo de los años, siguiendo las peticiones de los compositores y mis curiosidades, a la clásica se une la Blue Blade eléctrica con diversos efectos, luego llegó una espléndida Taylor para una ópera de John Adams, la Panormo de 1846 —una elegante dama en la que suenan Paganini y Takemitsu— y finalmente el archilaúd de 13 órdenes. Hace unos años también estudié la pipa china para dos obras de Philip Glass en el Piccolo Teatro Regio de Turín con Sentieri Selvaggi, y grabé para Stradivarius con una [guitarra de] Carlo Raspagni de 10 cuerdas. Y después con Bruno Maderna.Las diferencias son notables, a nivel técnico y de timbre. Intento “sentir” el instrumento bajo los dedos, captar lo más profundo posible su naturaleza vibrante, su “fisicalidad”, ya sea acústica o eléctrica, y luego trabajar en ello hasta sentirme en confianza, encontrar el “sonido”’.
Como hemos comentado, su carrera como solista ha sido muy sólida y de gran proyección internacional, habiendo ofrecido conciertos en lugares tan heterogéneos como el Festival de Australia-Melbourne, Festival de Hamburgo, Festival de Bern, MiTo, New Music de Praga, la Biennale di Venezia, Universidad de los Andes, Festival Internacional de Guitarra de Singapur, entre otros. Además, ha tocado con la Mahler Chamber Orchestra, la Orquesta Sinfónica Nacional de la RAI y Concerto Budapest, así como en colaboración con agrupaciones como Divertimento Ensemble, Ensemble Modern, Sentieri Selvaggi o la Camerata Bern. En diciembre de 2000 colaboró en el estreno mundial de la ópera El Niño de Johan Adams en el Teatro del Châtelet de París con la Deutsches Symphonie-Orchester Berlin. Meses más tarde, interpretó en Milán el Concierto núm. 3 para guitarra, marimba y orquesta de Ennio Morricone.
Su producción discográfica reúne más de una decena de discos, a solo, a dúo y con diferentes ensembles, siempre muy enfocada en la música contemporánea, publicando con casas como Stradivarius, Ricordi, Limen Music o Japan Victor Company. Además, ha sido la fundadora de LArecords, sello independiente dedicado a la producción de música y literatura.
En el campo de la pedagogía, Càsoli ha centrado gran parte de sus esfuerzos en promover activamente la música contemporánea. Desde 2002 es profesora de guitarra y música contemporánea en la Hochschule der Künste Bern. En sus propias palabras, ‘enseñar, para mí, es trabajar con jóvenes guitarristas para ayudarlos a encontrar su propio camino como músicos en el mundo’. También lleva a cabo el proyecto educativo Soundscape, cuyo objetivo es explorar la relación entre el sonido y el entorno, invitando a los participantes a integrar los sonidos naturales y urbanos que nos rodean en la música contemporánea, favoreciendo a concienciar sobre el paisaje sonoro en el que vivimos inmersos.
Deja una respuesta