Por Stephan Loyer
La familia de los trombones es amplia. Los más utilizados son el trombón alto, tenor y bajo. Otro de la familia es el trombón soprano o trompeta de varas, muy poco utilizado hoy en día. El más grande y más grave de todos es el trombón contrabajo presente en El oro del Rhin o La Valkiria de Richard Wagner, Elektra de Richard Strauss y también en obras de música contemporánea, como Integrales de Edgar Varèse.
Mis compañeros de trombón de la orquesta tocan el trombón tenor y el trombón alto, pero su instrumento principal es el trombón tenor. El primer trombón suele tocar el alto en obras de Brahms, Schumann o Mozart; en cuanto al segundo trombón, toca siempre el trombón tenor; y el tercer trombón siempre el trombón bajo y, en ocasiones, el trombón contrabajo. De hecho, la plaza de trombón bajo suele denominarse trombón bajo solista.
A la hora de decidirme por este instrumento, claramente fue su sonoridad la que me gustó, además de mi atracción por los sonidos graves en general.
En el siglo XX se incorporaron los dos transpositores tal y como son ahora, pero fue Sattler, en 1819, quien puso el primer transpositor a un trombón tenor, lo que fue el principio del trombón bajo moderno. El instrumento está en constante evolución desde entonces, tanto a nivel del material utilizado para su construcción como del diseño. Realmente no se puede dar una fecha exacta para su aparición, pero sí una época en la que empezó a cambiar.
El trombón bajo está compuesto por una vara, dos transpositores, bombas de afinación y una campana. El material de construcción es el mismo que en el trombón tenor, es decir, cobre y latón, siendo el latón una aleación de cobre y zinc. El diámetro de la tubería del instrumento y de la campana es mayor, al igual que el largo del tubo. La boquilla con la que solemos tocar el trombón bajo tiene también un aro de mayor circunferencia que la del trombón tenor. Técnicamente, sus dos transpositores son claves para poder tocar ciertos pasajes, ya que estos permiten al músico acercar las posiciones y tener más agilidad. También, gracias a ellos y al mayor diámetro de la boquilla, se pueden tocar notas graves inaccesibles para el trombón tenor.
Pienso que los adjetivos que pueden caracterizar el trombón bajo son timbrado, redondo, profundo, amplio, en fin, una serie de palabras que requieren, como para todos los instrumentos, mucha disciplina diaria de estudio para conseguirlo. El sonido es cosa de dos, del instrumentista y del instrumento, es como una pareja, y por eso cada instrumentista se acopla más a un instrumento que otro. La elección del material es muy importante y muy personal para que el músico pueda encontrar su sonido propio con la máxima comodidad. Comparado con los cantantes, es el barítono de los trombones, de hecho, es la voz que el trombón bajo dobla en la obras con coro, y pienso que es la mejor referencia para el enfoque del sonido del trombonista bajo. En cuanto a la peculiaridad de su timbre, el trombón bajo junto con la tuba en la orquesta sinfónica son al viento metal lo que el contrabajo a la cuerda, es decir, una base, un pilar. Su papel principal será siempre envolver, gracias a un sonido amplio, el sonido de los trombones, y estar totalmente compenetrado con el sonido de la tuba, además de destacar a menudo como solista. El registro del trombón bajo, aunque dependa del instrumentista, es de cuatro octavas y medio.
Ya que en la orquesta sinfónica se ordenan los instrumentos de cuerda de agudo a grave, de izquierda a derecha, violines primeros, segundos, violas, chelos y contrabajos en la parte anterior del escenario, el viento-madera y viento-metal siguen la misma lógica en la parte posterior, por lo cual, el trombón bajo está situado en la parte derecha del escenario entre el segundo trombón y la tuba.
En cuanto al mantenimiento de este instrumento, es importante una limpieza diaria de las partes exteriores y de la boquilla después de haber tocado, engrasar la vara a menudo para que siempre funcione con suavidad al igual que un mantenimiento de los transpositores. También es necesaria una limpieza periódica de la parte interior de los tubos del instrumento. A la hora de hablar de ejercicios o deporte que recomiendo a un joven trombonista yo diría la natación y el yoga. A mí por lo menos se me cargan las vertebras lumbares y los hombros, aparte obviamente de los labios.
No hay mucha música escrita para trombón bajo y orquesta sinfónica. Aun así, el compositor catalán Joan Albert Amargos compuso un concierto para trombón bajo y orquesta sinfónica muy virtuoso que estrenó Raúl García, trombón bajo de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Lo que encontramos más son conciertos con banda, y podemos destacar a otro compositor del panorama musical español como es José Rafael Pascual-Vilaplana que compuso Diptic del Tirant, que estrenó Miguel José Martínez, trombón bajo de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, y que he tenido el placer de tocar con la Banda Municipal de Vitoria.
En mi opinión, el solo de trombón bajo más emocionante dentro de una sinfonía es el solo de la Séptima sinfonía de Gustav Mahler. Respecto a la pieza de cámara con trombón bajo que creo más interesante, más que una obra en concreto, le diría las formaciones camerísticas en las cuales el trombón bajo e incluso el trombón contrabajo tienen un papel muy interesante que son el coro de trombones, el grupo de metales y el brass band.
Además de en una orquesta sinfónica, el trombón puede dar mucho juego en un contexto de jazz o de rock. De hecho, en la big band el trombón bajo tiene un papel muy importante generalmente ligado al del saxofón barítono. En cuanto al rock, tengo la suerte de tocar en el grupo The Sir Aligator’s Company compuesto de tres trombones tenores, un trombón bajo, dos tubas y batería, en el que tocamos versiones de temas de pop, rock y jazz arreglados por Elies Hernandis, trombonista fundador del grupo y profesor de trombón del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Llevamos veintiún años tocando por todo el país, también Alemania, Italia y Francia haciendo descubrir al público una faceta desconocida de estos instrumentos.
Mi puesto en la Orquesta Sinfónica RTVE es de ayuda y no de solista, aunque en muchas orquestas el trombón bajo es solista. Sentarme en la silla del puesto de trombón bajo de cualquier orquesta es siempre un honor y una gran responsabilidad. Ahora, ser titular de la plaza de trombón bajo de una orquesta como la Sinfónica RTVE es, creo, el deseo de cualquier estudiante de música y también una de las cosas para las que uno estudia música. Estar en una orquesta tan mediática como la nuestra es para mí una motivación permanente para permanecer siempre al mejor nivel.
Mi sección no es solo de trombones, sino de trombones y tuba. La calidad musical y profesional de mis compañeros de trombón, Baltasar Perelló y Ximo Vicedo, y de tuba, Mario Torrijo, hace de ellos unos de los trombonistas y tubas más respetados de este país. Compartir atril con ellos desde más de veinte años hace que el trabajo sea un constante aprendizaje y disfrute.
Como trombonistas legendarios que suponen un referente para mí, si hablamos de trombón tenor, Michel Becquet, Christian Lindberg, Gilles Millière, Joseph Alessi, Urbie Green, Franck Rosolino, J. J. Johnson y Kai Winding. En trombón bajo, obviamente mi profesor, Claude Chevaillier, cuyo sonido y musicalidad no me dejaron nunca de impresionar; David Taylor, a mi gusto el más innovador, es único. No hay que olvidar a dos señores del trombón bajo como son Charles Vernon y Ben Van Dijk. En la actualidad, en trombón tenor un chico español que se llama David Rejano y Jorgen van Rijen. Al trombón de jazz Marshall Gilkes; al trombón bajo Stefan Schulz y James Markey, así como Brandt Attema, quien es también un fantástico trombón contrabajo.