Siguiendo con la tetralogía wagneriana ‘El anillo del nibelungo’, el Teatro Real ofrecerá 8 funciones de la ópera ‘Siegfried’ entre el 13 de febrero y el 14 de marzo
El Teatro Real ofrecerá 8 funciones de la ópera Siegfried de Richard Wagner, siguiendo con la presentación de la tetralogía operística El anillo del nibelungo. Las representaciones serán entre el 13 de febrero y el 14 de marzo, alternadas con la producción de Norma de Vincenzo Bellini.
Siegfried es la tercera de la cuatro óperas que forman El anillo del nibelungo. Esta tetralogía de óperas compuestas por Richard Wagner se está presentando en el Teatro Real en cuatro temporadas sucesivas. La dirección musical recae sobre Pablo Heras-Casado, mientras que la puesta en escena está a cargo de Robert Carsen y Patrick Kinmonth. La icónica escenografía fue concebida para la Ópera de Colonia, donde la producción se ha repuesto en varias ocasiones. Siempre ha tenido un gran respaldo del público y de las críticas.
Los protagonistas
Serán ocho destacadas voces las que protagonizarán esta ópera. Los tenores Andreas Schager y Andreas Conrad serán Siegfried y Mime, respectivamente. El bajo-barítono Tomasz Konieczny volverá al papel de Wotan, ahora disfrazado de viandante. Martin Winkler (bajo-barítono) tendrá el papel de Alberich y Jongmin Park (bajo) será Fafner. En el personaje de Brünnhilde repetirá la soprano Ricarda Merbeth. La también soprano Leonor Bonilla será la Voz del pájaro del bosque y la mezzosoprano Okka von der Damerau encarnará a Erda.
La Orquesta Titular del Teatro Real, bajo la batuta de Pablo Heras-Casado interpretará la colosal partitura. Deberán esforzarse especialmente por cuidar el equilibrio sonoro, pues los músicos se ubicarán en el foso y los ocho palcos a los lados del escenario. Estas medidas se han tomado para mantener la distancia de seguridad necesaria para frenar la pandemia de la Covid-19.
Siegfried: el argumento
En La Valquiria, el anterior título de la saga, Wotan, el dios que articula las cuatro óperas, fracasa en su intento de dominar el mundo. La liberación de ese gran cometido le produce una relajación que encaja con la categoría de scherzo generalmente atribuida a la ópera Siegfried. Ahora, disfrazado de viandante cuando le conviene, reflexiona sobre el rumbo de la ‘humanidad’, velando por el destino de mesiánico de su nieto Siegfried.
En los dos primeros actos de la ópera, Wagner se recrea recapitulando todo lo acaecido en El oro del Rin y La valquiria. Pero esta vez, lo hace de una forma más filosófica, especulativa, dialéctica y hasta irónica. Mientras, el joven Siegfried, el ‘Hombre Moderno’, va descubriendo el mundo como un niño salvaje y sin miedo, libre de ataduras atávicas, morales y afectivas.
Música y partitura
La partitura de estos dos actos se puede clasificar como una gran prosodia musical llena de evocaciones, predicciones y advertencias entrelazadas entre los leitmotiv. Cabe destacar la escritura del final del segundo acto y todo el tercero. En los doce años que transcurrieron en su escritura, hubo importantes cambios en la vida del compositor, además de la creación de otras enormes obras, como Tristán e Isolda. En la partitura, sin duda, se pueden entrever todos estos vaivenes.
Cuando retomó la composición de Siegfried, su lenguaje musical y su visión del devenir de la saga habían evolucionado considerablemente. La lectura de obras filosóficas de Bakunin o Schopenhauer y las vivencias políticas en la Europa de la Revolución Industrial habían traído cambios radicales en Wagner.
En el tercer acto, la música alcanza un alto voltaje orquestal y armónico cuando el temerario e infantil Siegfried descubre el miedo. El protagonista tiembla finalmente con el éxtasis del amor al contemplar a Brünhilde y la libera de su castigo con un beso redentor. El ascenso del héroe culmina en este final feliz, antes de su fatal desenlace en la última ópera: El ocaso de los dioses.
En el Teatro Real
Para la escenografía, Robert Carsen, Patrick Kinmonth y Manfred Voss trasladan el universo mitológico wagneriano a un mundo metafórico más cercano a nuestra realidad. En él, confrontan al espectador con el poder destructivo del capitalismo, cuando la ambición de riqueza y poder conduce a la destrucción de la humanidad.
Esta gran gesta wagneriana culminará en la próxima temporada con El ocaso de los dioses. En ella, el público seguirá los pasos del héroe Siegfried hasta el cataclismo final. Será una inquietante pero esperanzadora visión por parte de Carsen y Kinmouth: un alegato en defensa de la naturaleza como un bien común que todos debemos preservar. ‘Solo la consciencia de los problemas de la humanidad y de nosotros mismos, permite su solución.’
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