El Teatro despide su temporada con la primera ópera de Golijov del 8 al 22 de julio
Con la ayuda del pintor mexicano Gronk, el director de escena Peter Sellars ha creado un lamento por los desaparecidos lleno de poética melancolía que contará con la dirección musical de Alejo Pérez y las voces de Jessica Rivera como Margarita Xirgu, Kelley O’Connor como Federico García Lorca, Nuria Rial como Nuria y Jesús Montoya como Ruiz Alonso.
La defensa de la libertad individual y de los pueblos. El derecho a la diferencia. La lucha por la transformación de la sociedad y la abolición de la tiranía a través de la expresión artística. La imaginación como motor de la historia. La memoria histórica como medio para brindar la despedida necesaria a los desaparecidos. De todo esto habla Ainadamar, la primera ópera del compositor argentino Osvaldo Golijov, para la que Peter Sellars crea una puesta en escena que recoge los ecos de todas las culturas que confluyen en esta obra.
Ainadamar es una palabra árabe que significa “fuente de lágrimas” y hace referencia a una fuente natural en las colinas próximas a Granada en las que el poeta y dramaturgo Federico García Lorca fue ejecutado en 1936, al principio de la Guerra Civil.
La acción aborda la historia del asesinato del genio granadino y símbolo de la represión franquista a través de los recuerdos de su amiga y musa, la actriz Margarita Xirgu. Desde su exilio argentino, esta actriz emprendedora y luchadora continuó manteniendo viva la llama del espíritu lorquiano y de sus obras en Latinoamérica cuando éstas estaban prohibidas en España.
La ópera arranca con la actriz ya octogenaria y en puertas de su propia desaparición, que evoca, en el Teatro Solís de Uruguay, en 1969, la amistad y colaboración con el poeta granadino mientras un coro de niñas canta los primeros versos de Mariana Pineda, la obra que Lorca escribió sobre la heroína ejecutada en el siglo XIX por defender la libertad y negarse a traicionar a sus correligionarios. A través de sucesivos saltos al pasado describe la amistad que les unió, la evocación de su detención y asesinato, sus dolor por no conseguir convencerle para que abandonara España cuando ella inició su exilio involuntario viajando a Cuba, y la necesidad de mantener viva su memoria y el espíritu de sus obras transmitiéndole a su discípula, Nuria, los valores y el entusiasmo por sus creencias.
Alejandro Golijov, un músico fronterizo, ecléctico y cosmopolita, con la banda sonora de las tres últimas películas de Francis Ford Coppola en su haber, se distingue por romper todas las barreras entre la música culta y la popular.
En Aidanamar narra la historia a través de una partitura con fuertes tintes flamencos, sonidos naturales (los cascos de los caballos, la lluvia, los tiros…), reflejos sefardíes y árabes, y una inolvidable melodía popular sobre la muerte de Mariana Pineda.