José Rodríguez Carballeira (1896-1954), conocido como Pepito Arriola, murió en el olvido y la miseria. A los 3 años fue admirado como prodigio del piano; a los 8, estudió composición con Richard Strauss. Tocó ante la reina María Cristina, Alfonso XIII, Guillermo II de Alemania, Nicolás II de Rusia; tocó ante Joseph Goebbels y Adolf Hitler en Berlín, donde casi toda su producción musical se perdió durante los bombardeos aliados.
Por Alejandro Santini Dupeyrón
‘No recuerdo cuándo comencé a tocar. Por lo que me cuenta mi madre, estando en su regazo ya intentaba alcanzar el teclado’.
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Había que levantarlo del suelo para sentarlo en la banqueta del piano, quedando las delgadas piernecitas colgando. Cuando se tuvo constancia de que Pepito tenía talento, Josefa Rodríguez Carballeira, su madre soltera, que para cortar habladurías había abandonado Ferrol dejándolo al cuidado de la tía Aurora, adolescente de 16 años, regresó de París a toda pisa para ser ella quien, amorosamente, levantara al neno del suelo para sentarlo ante el teclado; además de programarle la agenda concertística y asumir la contabilidad. Aurora le había inculcado el amor por la música, enseñado a tocar, ‘despertado en él aquellas maravillosas aptitudes que permanecían ignoradas y dormidas en el fondo del alma’; sin embargo, debió apartarse para que Josefa, no queriendo ceder el protagonismo, construyera una historia alternativa que décadas más tarde, adulto Pepito ya, continuaba repitiendo:
‘Yo, que sentía y siento una gran pasión por la música, me pasaba horas enteras tocando el piano, y el niño, sentadito a mi lado, se extasiaba oyéndome. ¡Qué alegría le daba! Un día […] que me encontraba yo arreglando las habitaciones, me pareció que tocaban el piano. Escuché más atentamente, y me convencí de que, en efecto, tocaban, y… tocaban Moraima, que era una de mis piezas preferidas. Corro a la sala, y ¡cuál no sería mi sorpresa al encontrarme a Pepito subido en esa banquetita tocando Moraima! […] Creí que estaba loca, y me dio miedo, alegría, fascinación… ¡todo al mismo tiempo! Al verme, el nene dejó de tocar y gritó: “¡Mamá, yo coco piano!”’.
Trocando la música, el Moraima de Gaspar Espinosa de los Monteros por una jota cualquiera, y a Josefa por Aurora, tendríamos una versión fidedigna a los hechos. Después de seis meses de clases Pepito estuvo listo para ser presentado en los salones musicales de Madrid. Al separarse de él definitivamente, Aurora le espetó a su hermana: ‘Lo convertirás en un muñeco de feria’.
La recepción del pequeño genio
‘Cuando era niño sucedieron tantas cosas que me llamaron la atención, que ahora todo se me aparece en una especie de niebla’.
Era costumbre entonces presentar a los niños pequeños indiscernibles en cuanto al género. Con melena larga y bucles sobre los hombros, recortado el flequillo recto a media frente, tocados con adornos de cintas o de plumas, o sin tocado alguno, pero luciendo invariablemente vestidos de falda y hasta enaguas. La primera fotografía publicada de Pepito Arriola lo muestra vestido de blanco, sentado a un piano vertical inmenso, más niña que niño. Al pie de otra fotografía en la revista Teatro (1901) se lee: ‘El niño Pepito Arriola, célebre pianista’. Desde su presentación en el salón de los señores Montano el 3 de septiembre de 1899, su fama no había hecho sino acrecentarse. Al día siguiente El Liberal lo aclamó como ‘futura gloria nacional’. ‘El niño de tres años […] arrancaba notas y acordes con una precisión, con una firmeza de ritmo, con una intuición artística imposible de describir, e imposible de creer, no habiéndolo visto (La Dinastía, 8-12-1899). El reseñador de El Heraldo de Madrid (4-12-1899), que pocas veces había gozado como al admirar las facultades de ‘aquel angelito rubio para quien el taburete era poco menos sobrado que la cuna’, se conmovió cuando éste dijo: ‘Estoy mareado…’, y hasta manifestó reservas de que fuera aquella vida para un niño pequeño.
Antes de acabar el año Pepito tocaba en el Palacio Real; entusiasmada, la reina María Cristina decidió becarlo para continuar estudios en Alemania. Pero antes de Berlín, Pepito visitó a la Exposición Universal parisina. Hizo su primera gira al extranjero cuando llevaba apenas dos meses tocando. La prensa española se haría eco de las alabanzas de la francesa. En París se le comparó con Mozart, como era lógico, paradigma del niño músico; pero, pareciendo poco, se aseguró que el ‘infantil pianista era un prodigio superior a Mozart’. El madrileño Heraldo moderaba aquel entusiasmo: ‘¿Será Pepito Arriola un segundo Mozart? […] ¿irá más lejos que él? Más tarde lo sabremos: cuando Pepito haya crecido’ (24-8-1900).
Los años pasaron; Pepito inevitablemente creció; y lo que fue, dejó de ser. El niño se convirtió en joven y prometedor pianista. La prensa no le adulaba ya como fenómeno, pero sus éxitos continuaban. Hacía giras dando cientos de conciertos al año, la mayoría de carácter privado, ante reyes y próceres; aunque los hubo también multitudinarios, como en el Royal Albert Hall de Londres o el Carnegie Hall de Nueva York, en 1912, ante miles de personas. Hubo de enfrentarse entonces a la competencia de sus hermanas Carmen y Pilar, pianistas emergentes habidas del matrimonio de Josefa con Amando Osorio; a ellas sí que las abocó Josefa a la vida musical; y cabe suponer que, como a Pepito, las explotó mientras pudo.
Repertorio musical de Pepito Arriola
A los 17 años, en Madrid, Pepito ofrece un concierto en el salón de los Bauer; interpreta obras de Chopin, de Liszt y, a petición del público, varias obras suyas. No era la primera vez: desde la Habanera Aurora, compuesta a los 3 años, Pepito incluía obras propias en sus conciertos. La singularidad fue que sus obras tuvieron una recepción favorable por parte de la prensa. Desde ese momento el pianista (‘que ya, naturalmente, no es el niño-fenómeno Pepito Arriola a quien aplaudimos hace años’, El Imparcial, 18-2-1914) despertó interés como compositor. En octubre de 1917, el mismo diario anunciaba la conclusión de un mimodrama suyo en dos actos, Zelaida, que, estrenado en el Teatro de la Comedia, tuvo pésima acogida por causa del débil libreto.
Ese año Pepito partió para Alemania; volviendo esporádicamente a España, residió en Berlín hasta 1945. Continuó allí dando conciertos a ritmo frenético, ante público o en la radio, solo o acompañado por su hermana Carmen y, por supuesto, componiendo. Pepito era intérprete habitual en la radio berlinesa durante los años de dictadura nazi, ante cuyos jerarcas actuó. Como Ataúlfo Argenta, durante la guerra, tocó para recreo de tropas de la Wehrmacht; y al igual que el cántabro en Kassel, perdió su casa y posesiones durante los bombardeos de Berlín. Toda su música escrita ardió y quedó sepultada bajo los escombros; se perdió también su archivo discográfico de la emisora berlinesa. En la ocupada capital del Reich murió Josefa a manos de soldados soviéticos. Pepito salvó la vida tocando para ellos.
Entrevistado por Xavier Montsalvage a su regreso a España, Pepito declaró haber compuesto 46 obras musicales; de estas, citó un Concierto para piano y orquesta y otro Concierto [divertimento] para dos pianos; un Homenaje a Falla, también para orquesta, y Una nuit d’Este. En un artículo de la Gaceta de Galicia de enero de 1914 declaraba tener 43 obras compuestas. En julio del mismo año, en entrevista concedida al Caballero Audaz, insistía en el número 46, añadiendo que la número 40 llevaba por título Impresiones argentinas, para piano. Existe constancia periodística de otras 23 obras, cuyas partituras no se conservan. Del corpus de 46 obras mencionadas, existiría partitura de tan solo 18 obras; otras 26 obras continúan siendo desconocidas. Entre las obras con partitura estarían Die Tote Stadt, Schlichte Weise, Pequeña serena, Lamento y Aquí lloró Don Quijote.
La Real Filharmonía de Galicia, dirigida por Maximino Zumalave, grabó un excelente doble álbum (Brilliant Classics, 2018) con el Concierto para piano y el Divertimento para dos pianos; tres de las Seis poesías de Antonio Machado, Tres textos cervantinos y el Concierto para trompa y orquesta.
Principal fuente de referencia: Pedro Téllez Cámara: Vida, obra, actividad musical y recepción de Pepito Arriola a través de la prensa (1899-1919). Trabajo de Fin de Grado en Historia y Ciencias de la Música, Universidad Autónoma de Madrid, 2015.
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