Con una mezcla de elementos del folklore oriental, Rimski-Kórsakov nos deja una de las mejores óperas de la historia de la música, El gallo de oro, sátira política sobre la figura del zar, basada en un poema de Alexander Pushkin, con libreto de Vladimir Belski, y estrenada el 24 de octubre de 1909 en el Teatro Solodovnikov de Moscú, un año después de la muerte del compositor. La ópera se divide en un prólogo, tres actos y un epílogo. Se argumenta que uno de los motivos por los que el compositor ruso escribió la música de esta ópera fue como protesta por las malas decisiones que habían generado la guerra ruso-japonesa y las revueltas desde 1905. La ópera fue censurada y prohibida por el gobierno en su estreno y posteriores representaciones, ya que alegaban que se asemejaba el zar Dodón con el zar de Rusia.
Por Fabiana Sans Arcílagos
Argumento
La acción transcurre en una Rusia intemporal. Un astrólogo advierte a los espectadores que el viejo cuento que les va a narrar es una ficción, pero contiene una gran lección para los buenos entendedores.
Acto I
En la corte del rey Dodón se ha formado un gran revuelo. Los enemigos están preparados para invadir su reino, por lo que es convocada una reunión de la Duma (asamblea o parlamento rusos). Guidon, uno de sus hijos, aconseja que hay que unir el ejército al completo y colocarlo rodeando la ciudad para salvaguardar la corte, mientras que su hermano sugiere lo contrario, darle permiso a las tropas para que descansen y llamarlas un mes antes del ataque. Mientras, Polkan, mano derecha del zar, resta importancia al entusiasmo general, advirtiendo que los enemigos podrían rodear la ciudad y destruirlo todo sin esperar a ser avisados. Todos se sumergen en la desesperación y Polkan es acusado de traidor.
En ese momento, hace su aparición el astrólogo, que le regala un gallo de oro al zar y le advierte que el gallo irá cantando según lo que vaya aconteciendo: ‘¡Kikirikí, reina tranquilo!’ o ‘¡Kikirikí, ten cuidado!’. El zar se compromete a regalar al astrólogo cualquier cosa mientras él pueda mantenerse en el poder. Inesperadamente, el descanso de Dodón desaparece al escuchar los gritos del gallo avisando peligro. El zar envía a sus dos hijos al frente pero estos caen, por lo que decide finalmente tomar el mando frente al combate, pero de igual manera termina cayendo ante su pueblo.
Acto II
Es de noche y el ejército de Dodón avanza con cautela. El zar descubre los cadáveres de sus hijos y jura venganza, aunque se da cuenta de que, en realidad, se han matado entre ellos y no luchando contra el enemigo. Llega el alba y al fondo aparece una tienda de campaña. Los artilleros ‘preparados’ para la lucha ven cómo se abre la tienda y huyen despavoridos. Quedan solo Dodón y Polka, quienes ven a una hermosa dama salir de la misma. La joven es la chica de los sueños del zar, la princesa de Shamaján, que lo seduce con su canto y danzas. Dodón, quien ha quedado prendado de la joven, danza y se divierte con ella. Finalmente, en un arrebato, le pide matrimonio. Regresan juntos al reino.
Acto III
El gallo ha permanecido mudo durante la ausencia del zar. El pueblo le pide a Amelfa una explicación y esta se inventa hechos heroicos protagonizados por Dodón y su ejército. Por su parte, el zar regresa a su hogar con la nueva zarina, acompañados de un gran cortejo; todos le reciben con esplendor.
Pero la alegría es interrumpida por el astrólogo, puesto que solicita al zar que cumpla su promesa y le insta a que le entregue la princesa para que sea suya, ya que quiere casarse con ella. Dodón, asombrado, no da crédito, y antes que entregar a la joven, le ofrece la mitad de su reino a cambio de que se olvide de ella. El astrólogo rechaza cualquier otra oferta y exige que la princesa sea entregada. Dodón entra en cólera y con su bastón mata al astrólogo. Inmediatamente el sol se oculta, se produce un estruendo y todos quedan aterrorizados menos la princesa.
Dodón esta asustando y tiene un mal presagio. En ese instante el gallo rodea al zar y, tras un breve revuelo, acaba matándole. Se produce una tormenta y con ella una gran oscuridad. Regresa la luz y tanto la princesa como el gallo han desaparecido. El pueblo llora al zar.
En el epílogo reaparece el astrólogo y se dirige al público nuevamente, explicando que no hay por qué preocuparse por el final de la historia ya que solo él y la princesa eran reales, los demás eran “fantasmas vanos, delirio, imaginación”.
Notas sobre Kórsakov
Uno de los más célebres compositores rusos es sin duda Nikolái Andréyevich Rimski-Kórsakov, nacido el 18 de marzo de 1844 y fallecido el 21 de junio de 1908. De aspecto aristocrático, perteneció a una de las más importantes castas musicales del siglo XIX la del grupo ‘los Cinco’, conocidos también como ‘la manada poderosa’. Organizado y coordinado por Mili Balakirev, y compuesto por César Cui, Alexander Borodin, Modest Musorgski y Rimski-Kórsakov, el grupo tenía como objetivo principal defender la música rusa y oponerse a las instituciones que imitaran el estilo europeo. En este ambiente nacionalista es en el que se desarrolla musicalmente el joven y autodidacta oficial de marina, Rimski-Kórsakov.
Nikolái, atraído por el ideario de Balakirev y gracias a su gran habilidad para la escritura musical, se afianzó en el grupo como orquestador. Durante los descansos de sus viajes por alta mar recibió clases de los principios básicos de composición con el líder fundador del grupo, además, este le estimuló en lectura de libros de historia, literatura, entre otros.
En 1865 se embarca en el clíper Almaz rumbo a América, periplo que duró casi tres años y en el que compuso su Primera Sinfonía o Sueños de invierno. Tras su regreso a San Petersburgo, el novel músico le indicó a su maestro que había perdido el interés por la música pero este lo incitan a que se mantenga estudiando y componiendo. La obra se estrena en diciembre del mismo año —tras culminar el trío del Scherzo y hacer una revisión íntegra de la orquestación— dirigida por Konstantín Liádov en la Escuela Libre de Música.
Tras este estreno le fue ofrecida de la cátedra de composición del Conservatorio de San Petersburgo —centro al que su círculo despreciaba— pero sin duda fue de gran valía para el desarrollo musical de Kórsakov. En realidad, el gran compositor ruso apenas conocía los elementos básicos del contrapunto y la armonía, por ello se volcó en el estudio de las formas europeas, sin dejar de lado sus ideales nacionales.
Es a partir de 1873, con su trabajo de supervisor de bandas militares de Rusia, cuando se sumerge en el estudio de las leyes físicas de los tubos acústicos, aumentando sus conocimientos sobre los instrumentos de viento y los recursos que estos tenían para aplicarlos en sus composiciones. Además, gracias a sus continuos viajes, recoge una serie de cantos, cuentos, canciones y sonidos rusos tradicionales, que más tarde serán utilizados como base en sus obras.
Rimski-Kórsakov fue un minucioso compositor especialista en técnicas de instrumentación que fueron recopiladas en un tratado desde el mismo año que se inició como supervisor de las bandas, 1873, hasta su muerte, en el que se explica por ejemplo el ‘procedimiento específico para tres octavas en el viento-madera’. Además la relación específica de la textura musical, ‘una melodía penetrante soportada por bloques y estratos sonoros diferenciados, y no por líneas melódicas que compiten entre sí. Los colores instrumentales específicos de estos componentes son esenciales’. Actualmente sus obras más reconocidas son El capricho español, compuesta en base a un canto gitano recogido por Inzenga en el libro que el ruso obtuvo de su viaje a Asturias, la suite sinfónica Scheherazade, que funde las ideas de lo que se percibe de Oriente y Occidente, y la Obertura del Festival de la Pascua Rusa, inspirada en las impresiones obtenidas como parte de una experiencia una iglesia ortodoxa.
Pero gran parte de su interés lo vuelca en la composición de óperas, de las que compuso quince en total. En todas ellas, el elemento nacional está presente, tanto en la música como en los giros melódicos y armónicos patentemente rusos. Además, la fuente de las narraciones están basadas en acontecimientos de la historia y la literatura rusas, considerando una vez más a Glinka como su guía.
Su primera ópera fue La doncella de Pskov, a la que le siguen La doncella de nieve, Sadkó, La leyenda de la ciudad invisible de Kítezh y la doncella, El zar Saltán, Mlada, El gallo de oro, entre otras. Musicalmente las óperas son muy variadas, por un lado está la declamación realista que la aplicaba a los “verdaderos” personajes humanos, las cadencias finales con base en el IV grado y, por otro lado, la línea cromática (que se asemeja en su raíz a los utilizados por Wagner) que utilizaba como recurso para los seres mágicos y fantásticos. En El gallo de oro las voces fluyen por melodías que nos evocan la música oriental, utilizando flautas y oboes para encontrar una sonoridad más cercana estas tierras.
La orquesta de Kórsakov
Rimski-Kórsakov, a pesar de haber tomado el camino musical de manera tardía, ha pasado a la historia por ser un excelente orquestador. Sus composiciones se enriquecen tanto por los recursos que emplea aprendidos por los arreglos que realizaba constantemente en las obras del grupo de ‘los Cinco’, como por los recursos que iba aportando en su propia sonoridad con sus ideas nacionalistas y las sonoridades que encontraba en las obras de compositores como Wagner o Berlioz.
El gallo de oro contiene una gran riqueza orquestal y vocal; se dice que Kórsakov compuso primero toda la música y posteriormente el libreto fue adaptado a ella, es decir, contrario a lo que se suele hacer. Musicalmente, esta ópera es rica en colores armónicos e instrumentales, con varios temas melódicos y rítmicos y leitmotivs de doble propósito, para reducir las situaciones y estados psicológicos de la mente, con bailes agradables y coros en una escritura clara y directa, destinado a destacar el carácter imaginativo y popular ópera.
En El gallo de oro predomina el sentido lírico de lo que se cuenta y la atmósfera de cuento popular, mientras que entre las salidas humorísticas y satíricas, se excluye cualquier tono dramático fuerte y violento. Inicia con un sonido agudo de las trompetas, a modo de llamada, que se mantiene para darle cabida a la melodía del clarinete (leitmotiv) que posteriormente es desarrollada por la orquesta, jugando con la armonía y el sonido ‘mágico’ del arpa hace su aparición el Astrólogo. Tras su preludio, se rompe la expectativa y con gran carácter, galante hace su aparición el zar Dodón. Uno de los personajes con ‘motivo’ propio será el del personaje del gallo, quien con una frase determinada por los instrumentos de viento, especialmente la trompeta, será una de las más características de la ópera.
El segundo acto abre con un tema descriptivo de la noche de acordes lentos y el ritmo de la marcha en la que se elevan al suave coro de soldados y el canto desgarrador del zar Dodón, que está de luto por la muerte de los dos hijos. El ambiente cambia totalmente con la intervención más clásica y virtuosa de la zarina, con un sonido marcado por una sonoridad más oriental. La transformación musical se va generando con grandes contrastes pero con un hilo conductor mantenido por los motivos presentados en el preludio. La ópera termina con un coro de lamento y cierra con el mismo tema que en el preludio con el Astrólogo. Cabe destacar que una de las arias más recordadas de esta ópera es el de la zarina Shemakha, ‘El himno al sol’.
Pushkin, Bilibin y Diagilev
Como hemos comentado, Kórsakov se inspiró para su última ópera en el cuento de Aleksandr Pushkin El pequeño gallito de oro, publicado en 1834. El dramaturgo, conocido por ser el padre de la literatura rusa moderna, creó un estilo narrativo en lengua vernácula, retomando tradiciones y personajes de la sociedad rusa.
Uno de estos personajes retratados fue el de la zarina María Temriukovna, segunda esposa de Iván el Terrible. Cuenta la historia que la joven, que procedía del Cáucaso, al contraer matrimonio cambió su nombre y adoptó la fe cristiana. Se comenta, que la vida del zar y de toda la población sufrió una gran transformación ya que la joven compartía “el gusto” por la crueldad de su esposo. Contemplaban juntos ejecuciones y castigos, siendo esto de gran atracción para el zar. Pero a las “virtudes” de esta hermosa mujer oriental se le sumaba el hecho que poseía dotes mágicos. Así, la zarina transformó el reino en un lugar prohibido para la gente vulgar, siendo aceptados únicamente quienes ascendieran de nobles.
Por otra parte, de la primera representación de El gallo de oro nos ha quedado tanto la historia y la música como las increíbles ilustraciones realizadas por Iván Bilibin, quien fuera uno de los artistas más influyentes del siglo XX. La ópera trascendió en la unificación de tres ramas del arte como la música, la pintura y la literatura, hasta llegar a la danza cuando el 21 de mayo de 1914 el coreógrafo Michel Fokine (precursor del arte abstracto y sinfónico) estrena para los Ballets Rusos de Diaghilev una pieza integral, dándole cabida e igual peso a la danza, escenografía, vestuario y, por supuesto, la música, tomando como base la obra de Nikolái Rimski-Kórsakov.
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