El Teatro Real presentaba ayer El corsario de Manuel Legris en rueda de prensa. El histórico ballet que, como sin embargo reconoció el propio Legris, «no es tan conocido como la gente cree». El director del Ballet de la Ópera de Viena se enfrenta al reto de llevar este ballet, ya que, como aclaró el director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch, «es la primera vez que El Corsario sale de gira».
El corsario de Manuel Legris se estrena mañana en el Teatro Real, contando con cinco funciones y con Vadim Muntagirov como bailarín invitado
«Llevo siete años dirigiendo el ballet de la Ópera de Viena (Staatsballet). Pensé que era el momento de sacar a estos fantásticos bailarines de Viena y que tanto la compañía como yo estábamos preparados para dar este salto» comenta Legrin, que se estrena como director fuera de las fronteras austriacas. Vuelve así al Teatro Real de Madrid, donde cómo curiosidad, bailó el Manon de Kenneth MacMillan junto a este cuerpo de baile y como bailarín invitado y étoile de la Ópera de París en el año 2000. Sobre su regreso a Madrid, Legris quiso decir «que es un honor y dar las gracias al señor Matabosch por habernos invtado».
El corsario se estrenará mañana, día 11 de enero, con un cuerpo de 65 bailarines, contando con «tres elencos de bailarines fabulosos y a un invitado cuyo nombre es Vadim Muntagirov». Este último, en el papel de Conrad, destaca entre los solistas por actuar únicamente en la primera función y, sobretodo, por ser bailarín principal del Royal Ballet de Londres. El ballet está inspirado por el poema The Corsair de Lord Byron y por Las mil y una noches, contando con odaliscas y corsarios en pasajes muy exóticos.
También destacan otros bailarines como Robert Gabdullin (también en el papel de Conrad), que ya ha actuado en el Ballet Nacional de Polonia, el Ballet Nacional de Rusia y el Ballet Estatal Ruso, Liudmilla Konovalova (en el papel de Medora), que ya ha actuado en el Ballet Estatal de Berlín y en el Ballet Estatal Ruso, y Maria Yakovleva (también en el papel de Medora), que ha triunfado en el Mariinski y ha participado en más de 30 obras.
Además el ballet cuenta con los bailarines, tanto adultos como niños, de la Escuela Víctor Ullate y con la Orquesta Titular del Teatro Real. El corsario tiene una duración aproximada de 2 horas y 45 minutos, estructurada en tres actos. Las cincos funciones se celebrarán los días 11, 12 y 13 de enero a las 20 horas y el día 14 de enero a las 17 y las 21:30 horas. Este ballet es mundialmente famoso por las versiones de Jules Perrot y Marius Petipa y por las interpretaciones de Margot Fonteyn y Rudolph Nureyev.
El patchwork de Manuel Legris
Sobre esta versión, Legris asegura que este El corsario es un patchwork, que, sin embargo, tiene «un gran respeto hacia la historia de la música y del ballet» y con el que tampoco quiso «revolucionarlo todo». Es por ello que Valery Ovsyanikov aseguró que vamos a ver una versión en la que podremos «ver muchas cosas que se repiten de la versión del Teatro Mariinski». No obstante, Valery Ovsyanikov mostóo las diferencias de este trabajo con el de Manuel Legris, destacando su trabajo «delicado, elegante y respetuoso».
Sin embargo, algo preocupa a Ovsyanikov, sabe «que la crítica va a plantearse la pregunta de porque se han utilizado pieza de otros ballets en el ballet El corsario». Se han cambiado el principio y el final del ballet, la escena de las odaliscas y el Pas d’Esclave, que se a convertido en un paso de cinco en el que Lanquedem pasa de ser acompañanada por Gulnare a ser acompañada de cuatro hombres, eliminando «esa sucesión de pas de deux y darle más profundidad y enjundia a la historia».
«Desde el punto de vista de la coreografía, he partido de la coreografía de Maurice Petipa, pero he conservado sólo un 25% de la coreografía original, ese famoso Pas de deux que se representa en todas las galas de danza. He añadido otros elementos como variaciones, otros pas de deux, otros divertimentos, pantomimas con la ayuda del maestro de ballet de la Ópera de Viena que me mostró la versión del Mariinski de Richard Bonynge» aseguro Legris, verdadero protagonista de la presentación de El Corsario en esta rueda de prensa.
La música de El Corsario de Manuel Legris
En cuanto a la música Legris ha realizado «numerosas investigaciones y encontrado partituras que correspondían a la idea que yo tenía para este ballet con la ayuda inestimable del maestro Valery Ovsyanikov y el pianista Igor Zapravdin, encontrando una partitura de Adolphe Adam (compositor de la música original del ballet) que corresponde a un ballet clásico, que luego se transpuso a orquesta, y que encajaba muy bien».
Lo cierto es que en todas la versiones se han ido añadiendo músicas de otros compositores como Cesare Pugni y Léo Delibes. Ante esta gran variedad musical y las investigaciones, Legris asegura que «lo que yo tenía que hacer es,una relectura de la música a partir de lo que yo había seleccionado».
El maestro Valery Ovsyanikov, habitual de la dirección musical de ballets como El lago de los cisnes, La bella durmiente, Manon o Giselle, entre otros, bromeo destacando que en la obra «hay momentos muy brillantes como es el sol de Madrid». Además, destacó la gran diferencia entre los ensayos con la Orquesta de la Ópera de Viena y los ensayos con la Orquesta del Teatro Real, polemizando sobre la estructura tripartita de la orquesta austriaca, donde tenía tenía que ensayar con unos músicos diferentes cada día.
El primer gran reto de Legris, un libreto más claro
«El corsario es un obra compleja, se presentó históricamente e 1856 en la Ópera de París. Desgraciadamente este ballet fue abandonado después en Francia y yo quería representarlo con los bailarines del Ballet de la Ópera de Viena, por primera vez». Es está complejidad y la intención de Legris, lo que le ha hecho reescribir el libreto original, buscando un discurso más claro y legible con la ayuda de Jacques François Vazelle.
Legris reconoce que no comprendió la obra y que le costo mucho conceptualizarla a la hora de reescribir este libreto en el que ha logrado crear tres historias de amor muy legibles: la de Conrad con Medora, la de Zulmea con Birbanto y Seyd Pascha con Gulnare. He de decir que la primera vez que lo vi, no entendí nada. Su desvinculación con la obra en su etapa de étoile en la Ópera de París y su intención de acercar esta obra a la escuela rusa, fue determinante a la hora de asumir el ballet.
La escenografía de Luisa Spinatelli
Más allá de la excelente música, el reconocimiento de los bailarines y la elegancia que El corsario ya mostró en Viena en marzo del año pasado, El corsario destaca por su escenografía. Este ballet se muestra como una obra más recogida que sus versiones precedentes, como la versión estrenada en Teatros del Canal con la presencia destacada de Tamara Rojo, y busca la sencillez, la estética, la poesía y la imaginación del espectador.
Como reconoce Legris, «si elegí a Luisa Spinatteli es porque no quería hacer nada en absoluto kitsch, sino que quería algo más sencillo». Y es que para Legris «la danza ha evolucionado» y el se ha lanzado a la búsqueda de esta modernidad en una versión no tan historiada»y «menos demostrativa que la versión rusa».
Legris también elogía a Spinatelli por ser quien le animó a asumir este ballet. Destaca también la importancia del colorido que Spinatelli ha dado tanto al decorado como al vestuario, con «tonalidades muy coloristas, teniendo el color del agua, el color de la tierra, etc». Vestuario y decorados corresponden así al deseo del director y «ponen muy en valor a los bailarines».
Spinatelli es celebre por su colaboración con Roland Petit en el vestuario de Die Fledermaus. También ha colaborado con el vestuario y la escenografía en teatros tan importantes como el Ballet Estatal de Berlín, el Ballet de la Ópera Nacional de París, el Royal Ballet de Londres o el Ballet de la Ópera de Roma. Además ha ganado los premios Positano Leonide Massine, Quadrivio, Grosso y Akiko Tabachina.
Borja Quintana Fernández