
Por Javier Martínez García
Mi vida en el mundo de la música clásica empezó a los 9 años, en la Escuela Municipal de Música de Meco, con la llegada de un buen músico militar, Francisco Molina, que incorporó al pueblo una actividad musical que hasta entonces no tenía. En un pueblo pequeño, la música era una de las actividades más presentes, así que mis padresme apuntaron a ella.
Mi elección del instrumento se produjo al escuchar varios ejemplos de instrumentos musicales, entre los que estaba el clarinete que, sin lugar a dudas, me llamó la atención.
El clarinete es un instrumento que tiene un sonido muy especial, con una gama de colores tímbricos y unos registros que solo la voz humana podría imitar. Los compositores, conocedores de ello, dotan al clarinete de intervenciones solísticas que solo podría hacer este instrumento. Por ejemplo, los pianos extremos que se escriben en la obra Pinos de Roma de O. Respighi o los fortísimos que se escriben en la Sinfonía núm. 5 de Carl Nielsen.
Tambien se escriben melodías preciosas e inolvidables, como en la Sinfonía núm. 2 de Rajmáninov, que sacan el máximo partido melódico al clarinete.
Su situación dentro de la orquesta, normalmente, es en la sección del viento-madera, detrás de los instrumentos de cuerda y delante de la percusión. Solemos estar sobre una tarima para que el sonido se proyecte más y nuestra visión del director sea más clara.
Son muchas las horas que pasamos tocando nuestro instrumento, por lo tanto, debemos educarnos en tomar una buena postura corporal. Con el clarinete podemos adoptar una buena postura natural, no como en otros instrumentos, cuyo agarre es más forzado. Aun así, hay varias lesiones asociadas a excesos de tensión, y los brazos o el cuello pueden sufrir. Algunos de ellos son, por ejemplo, la epicondilitis o codo de tenista. Esto lo sufrimos por la gran actividad repetitiva que hacemos con nuestros dedos, que produce un gran movimiento de los tendones. A esto hay que sumar el sostener el instrumento, casi todo el peso lo recibe nuestro dedo pulgar derecho, que es el único dedo que no utilizamos para tapar ningún agujero o accionar alguna llave. También podemos sufrir dolor en las cervicales, ya que nuestra cabeza tiende a inclinarse ligeramente hacia delante, sobre todo al tocar sentados.
Mi compositor preferido para clarinete es W. A. Mozart. El papel de solista del Concierto para clarinete y orquesta de Mozart es, sin lugar a dudas, la obra cumbre para este instrumento. Muchas veces nos encontramos ante papeles muy difíciles técnicamente, con muchas notas, pero la música de Mozart es tan clara, espontánea y natural que es muy difícil de interpretar. En mi opinión, llegas a tener el dominio de un instrumento cuando lo que tocas suena sencillo y natural, por eso Mozart resulta tan difícil.
Mi incorporación a la Orquesta Sinfónica RTVE como clarinete solista se produjo en el año 2009 a través de una oposición muy dura, ya que somos muchos los estudiantes de música que soñamos con pertenecer el día de mañana a una orquesta profesional, para dedicarnos a hacer lo que más nos gusta: hacer música.
Para mí es un orgullo pertenecer a esta orquesta, ya que es la orquesta con la que crecí viendo en los conciertos de La 2 de TVE a los que ahora son mis compañeros, y es un placer compartir atril con Miguel Espejo y Gustavo Duarte, compañeros que llevan gran parte de su carrera profesional en la Orquesta RTVE.
Ser solista de clarinete de la esta orquesta es todo un reto, ya que sabes que luego se va a emitir en televisión. Es como grabar todas las semanas un DVD en directo, por eso la concentración es máxima para que todo salga lo mejor posible.
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