El grupo EGERIA está compuesto por Lucía Martín-Maestro Verbo, Fabiana Sans Arcílagos, María Martín del Río, Carmen Busquets Ferrer y Claudia García Briceño. Desde que comenzaron su andadura en 2016, han visitado algunos de los escenarios dedicados a la música medieval más importantes de nuestro país, terreno en el que se sienten como pez en el agua y que no piensan abandonar.
Por Susana Castro
¿Cómo surge el ensemble femenino EGERIA? ¿De dónde toma su nombre?
Lucía: EGERIA es un proyecto que comenzó a gestarse en mi cabeza y en la de Fabiana hace ya unos cuantos años, con el objetivo de dar salida a nuestras inquietudes como investigadoras e intérpretes, aunque lo cierto es que tardamos mucho tiempo en llevarlo a cabo, pues de alguna manera lo veíamos como un sueño inalcanzable. Sin embargo, un día ‘nos liamos la manta a la cabeza’ y aquí estamos. No puede decirse que haya sido un camino fácil, pero creo que todo lo que merece la pena en la vida nunca es fácil. Lo cierto es que hemos disfrutado de cada momento, y hemos aprendido mucho en todo este devenir. El nombre de EGERIA viene de una de las mujeres más importantes de la historia, una viajera de origen hispánico (la primera peregrina de la que tenemos noticia en la historia) que en el siglo IV recorrió todo el Mediterráneo, desde Hispania a Mauritania, pasando por Mesopotamia, Siria, Palestina, Asia menor y un largo etcétera. De estos viajes dejó varios escritos de un altísimo valor histórico, pero lo que a nosotras nos ha llamado más la atención es el carácter aventurero, intrépido, osado y valiente de una mujer que en aquellos tiempos decide emprender un viaje ella sola para recorrer prácticamente todo mundo conocido. Es con esto con lo que más nos identificamos de este curioso personaje.
¿Quiénes forman parte de este proyecto musical?
Lucía: Aunque el núcleo de EGERIA somos nosotras cinco (Lucía, Fabiana, María, Carmen y Claudia), lo cierto es que forman parte de nuestra familia musical todos aquellos que han colaborado o que colaboran asiduamente con nosotras: Valentín, Pablo, María, Ishtar, Enrique y, por supuesto, nuestras antiguas compañeras, Raquel, Laura Fernández y Laura Cantero.
Todas vosotras reunís gran experiencia en el mundo de la interpretación y la investigación, ¿creéis que ambos mundos deben ir de la mano en la música antigua?
Lucía: Sin ninguna duda. Afortunadamente, cada vez son más los grupos que basan sus interpretaciones en la investigación, pero ha tomado muchos años llegar a este punto. La mayoría de las trabajos musicológicos terminan siendo leídos solo por otros musicólogos y esto es un gran error, sobre todo en términos de interpretación histórica, ya que no sabríamos cómo afrontar estos repertorios sin la labor de los investigadores.
Fabiana: Sin duda alguna, investigación e interpretación deben ir de la mano. Cuanto más se unifiquen estos dos terrenos, se podrá entender mejor no solo el significado musical en sí, sino también todo lo que conlleva. No hay que dejar de lado todas las circunstancias territoriales, sociales, humanas o políticas que condicionan la composición de una obra. En realidad, esto no debería afectar solo a la música antigua, sino a todos los periodos y todos los estilos. Interpretación e investigación deben ir siempre de la mano, no deberían ser mundos separados.
María: Personalmente, yo vivo la interpretación de la música medieval como un reto. Por un lado, un reto musicológico que va más allá de la mera transcripción de las piezas a partir de las fuentes originales, pues considero fundamental que exista una tarea previa de investigación que nos permita crear un discurso sonoro adecuado, en cuanto a la pronunciación del texto, la instrumentación, el fraseo, etc. Por otro lado, un reto interpretativo. Poder poner en práctica nuestras ideas nos supone, como grupo, un riguroso trabajo personal de las piezas y una preparación técnica cada vez más exigente. El poder reunir ambas vertientes, la musicológica y la interpretativa, es, además de un sueño hecho realidad, fundamental para generar un impacto profundo en el público, principalmente en la actualidad en que estamos viviendo una nueva transformación social en la recepción de las músicas del pasado.
¿Cuál es el repertorio que más os interesa? ¿Cómo lo recibe el público?
Lucía: La base de nuestro repertorio está en la polifonía del siglo XIII y lo cierto es que estamos teniendo una buena acogida por parte el público. Es curioso, porque a pesar de que es una música compleja en cuanto a lenguaje y muy alejada de los cánones generales de la música antigua más mainstream, lo cierto es que engancha y sorprende mucho a la audiencia.
Fabiana: En cuanto al repertorio, somos muy puristas (risas), y no tenemos ninguna intención de salirnos de la Edad Media. Si bien es cierto que estos primeros programas los hemos conformado con algunos de los códices más conocidos y posiblemente más estudiados, ya estamos trabajando en ampliar el repertorio a partir de nuestras propias investigaciones. Hay muchos grupos de música medieval que terminan incursionando en otros períodos y creo que esto se debe a la falta de conocimiento del repertorio, y la falta de herramientas llevan a muchos a creer que solo se puede hacer lo que ya está transcrito. El repertorio medieval es riquísimo y amplísimo, y hay una gran cantidad de música que está esperando a ser interpretada, así que nuestro objetivo es ponerle voz. En cuanto al público, lo recibe estupendamente, pues la mayoría de lo oyentes están ávidos de nuevas propuestas. Estamos muy satisfechas en este sentido. La verdad es que tenemos un gran feedback con nuestros seguidores y tomamos nota de todas sus sugerencias y sus peticiones, y ellos lo notan y lo valoran. De hecho, tenemos un libro donde en cada concierto pueden dejar sus impresiones.
María: Es complicado concretar un repertorio. La Edad Media es un periodo muy extenso y sus manifestaciones musicales son muy diversas. Tanto en música sacra como en música profana, encontramos verdaderas joyas del patrimonio musical que van de la monodia del canto gregoriano, y sus variantes, a los motetes más complejos de finales del Ars Nova de compositores franceses, como Philippe de Vitry, o italianos, como Francesco Landini. Aunque en países como Francia o Italia se produjeron las principales innovaciones musicales de esta época, me declino por el repertorio que se forjó en la Península Ibérica, fruto de una enriquecedora variedad cultural presente tanto en la música sacra como profana.
Además de los conciertos, ofrecéis conferencias explicativas, talleres de música medieval, etc. ¿Podéis hablarnos de esta faceta divulgativa?
Lucía: Creo que como casi todos los músicos, todas tenemos a nuestras espaldas experiencia en la docencia y, teniendo en cuenta lo que he dicho antes de la complejidad de esta música, creo que si implicas y explicas al público lo que va a escuchar, la comunicación en el concierto fluye mejor y ellos disfrutan más porque sienten que comprenden lo que escuchan.
Fabiana: La faceta divulgativa siempre la hemos tenido en cuenta porque creemos que es importantísimo que la gente entienda lo que está escuchando para que la experiencia sea completa. Casi todos nuestros conciertos son comentados e incluso hemos tenido la fantástica experiencia de hacer talleres con niños y adolescentes, con una respuesta estupenda por su parte. Creo que la clave del éxito de nuestro repertorio está en implicar al público y hacerle partícipe de la música.
Carmen: queremos familiarizar al público con este tipo de repertorio. Porque cuanto más conoces algo, más te gusta, normalmente. Además a nuestros conciertos acude un público bastante heterogéneo. Y de este hay una parte a la que le interesa acercarse de forma más teórica al repertorio. De esa demanda surge esta idea didáctica.
¿A qué creéis que responde el enorme interés que suscita la música antigua en los últimos años?
Lucía: Creo que de alguna manera el público no deja de buscar nuevos repertorios y en la música antigua hay un buen nicho para estas pesquisas. Hasta comienzos del siglo XX lo habitual era asistir a las salas de conciertos a escuchar estrenos, pero lo cierto es que desde la aparición de las vanguardias, el gran grueso del público se alejó por una simple cuestión de falta de comprensión del lenguaje, lo que provocó que diésemos un paso atrás y que el repertorio clásico y romántico volviera a copar las programaciones. No obstante, creo que la ‘sed’ de novedad por parte del público ha sido siempre una constante. La curiosidad es una cualidad inherente al ser humano y el descubrimiento de ‘nuevos’ repertorios, aunque en realidad sean mucho más antiguos, responde de alguna manera a esa necesidad por parte de los oyentes.
Fabiana: Creo que, como comenté antes, por un lado, el público necesita nuevas sonoridades, y por otro, busca de alguna manera salir de todo este cúmulo de exceso de movimientos y exceso de información (vacía en muchos casos) en el que vivimos inmersos. Aunque los auditorios se siguen llenando con una programación basada en música mayoritariamente romántica, creo que el público necesita explorar nuevos caminos y la música antigua nos ofrece una dimensión más humana y cercana que otros repertorios. Responde mejor a el concepto de ‘música interior’, más ligada al espíritu y creo que la música medieval está directamente ligada a esa introspección que necesitamos hoy en día para escapar de la vorágine que nos rodea.
María: Como he dicho anteriormente, creo que estamos viviendo una nueva transformación social en cuanto a la recepción de la música, en general, y de la música antigua, en particular. Conviven dos públicos en la actualidad: un amplio público, consumidor de repertorios más tradicionales arraigados a la época clásica, romántica o primera mitad del siglo XX, que mantiene su interés y busca su satisfacción personal en la escucha de música que ya conoce; y un público, cada vez más numeroso, que demanda otras opciones. ¿Dónde las encuentra? En la música actual y en las nuevas propuestas interpretativas de la música antigua.
Carmen: Supongo que se debe en gran medida a la voluntad de los intérpretes de hacer música de calidad. En realidad muy relacionado con el afán de investigación que ha surgido en estos últimos años. El haber ofrecido conciertos y material de calidad ha hecho que el público se sienta atraído por este repertorio, antes desconocido o infravalorado.
¿Qué opináis sobre la oferta formativa que existe en España en el apartado de la música antigua? ¿Dónde habéis recibido vosotras vuestra formación?
Lucía: A pesar de que en los últimos años parece que comienzan a aflorar algunas opciones, lo cierto es que la oferta sigue siendo muy limitada. Exceptuando algún que otro centro superior que oferta el itinerario de interpretación histórica (aunque casi en su totalidad centrados en el Barroco), el gran grueso de oferta formativa más específica está en los cursos o en las clases magistrales. En mi caso, aunque el grueso de mi formación la adquirí en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, actualmente resido en París donde hago una especialización en la interpretación de la música medieval en la Universidad Sorbona y en el Conservatorio Nacional Superior de Música de París, ya que esta formación en España sencillamente no existe.
Fabiana: Hablar de música antigua abarca muchos espacios. Si pensamos en la música medieval, la oferta es limitadísima. Si bien es cierto que las pocas opciones que encontramos son muy especializadas, lo cual tiene el beneficio de que es formación de calidad, creo que debería haber una oferta más amplia incluso aunque sea más generalista. Es impresionante cómo en los conservatorios a día de hoy la música medieval es la gran desaparecida. Yo he recibido mi formación en principio en Venezuela, donde en este sentido hay muy poca oferta formativa. Me inicié en este período porque mi padre era profesor de canto gregoriano, aunque fue en España donde tomé más contacto con este mundo y mis inquietudes se fueron multiplicando. Aquí he tenido la oportunidad de estudiar en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, donde me he formado con Juan Carlos Asensio en esta materia.
María: Actualmente, la oferta formativa en España, en el apartado de la música antigua, ha aumentado. En el ámbito universitario, la investigación en música antigua ocupa un lugar distinguido y cada vez son más los centros, conservatorios y escuelas, que incorporan la música antigua a su plan de estudios. Sin embargo, en los últimos años existe una amplia oferta de festivales y de cursos relacionados con la formación instrumental pero, en cuanto a la formación vocal, considero que todavía hay mucho camino que andar. Si bien es cierto que, aunque la música medieval está adquiriendo cada vez más presencia en festivales, cursos, etc., la formación interpretativa en esta música, tanto instrumental como vocal, es muy limitada.
Para esta temporada, EGERIA trabaja en dos proyectos distintos, En Terras Despanya y Iacobus Yspanias, ¿qué nos podéis contar sobre estos programas?
Lucía: Lo cierto es que ambos programas tienen mucho en común, pues tienen como eje común la Península Ibérica, aunque la concepción y construcción de ambos es diferente. En Terras Despanya tiene como objetivo recrear el paisaje sonoro de los centros monásticos más importantes de la Hispania medieval a través de los códices de Madrid, Huelgas, Calixtino y Llibre Vermell de Montserrat. Por su parte, Iacobus Yspanias toma como eje central el Camino de Santiago en su extensión original, en su faceta más cosmopolita y multicultural, donde convivían y confluían toda suerte de culturas y nacionalidades que sin duda terminaron por consagrar a esta ruta como la más importante de todo el Medievo.
La versatilidad es imprescindible en la actual coyuntura cultural, ¿cómo os adaptáis vosotros a las distintas circunstancias que se os pueden presentar a nivel musical? ¿Vuestros programas pueden ser solo vocales y también vocales e instrumentales?
Lucía: El repertorio con el que nosotras trabajamos cuenta con la ventaja de que otorga cierto grado de libertad al intérprete. Es como si tuvieras los ingredientes pero la receta la creas tú mismo. No obstante, existen diferentes teorías serias sobre la interpretación de este repertorio y es precisamente con esto con lo que jugamos nosotras. Desde mi punto de vista, hay pocas verdades absolutas en cuanto a la ejecución histórica de este tipo de repertorio y hay estudios totalmente rigurosos que se contraponen entre ellos sin estar faltando ninguno de ellos a la verdad. Y de esto nos aprovechamos nosotras para crear diferentes ‘versiones’ de un misma pieza, atendiendo a las necesidades del concierto en sí y, por supuesto, al público.
María: Uno de los objetivos de la faceta divulgativa de EGERIA es lograr que nuestra interpretación del repertorio medieval provoque un impacto cultural, en la sociedad, y musical, en el público. Nuestra intención es que la música medieval no sea la gran desconocida. En décadas anteriores, la discografía y la programación de música medieval se ha centrado en un repertorio muy limitado, como canto gregoriano, las mismas Cantigas de Santa María o piezas del Llibre Vemell, entre otras. Las nuevas investigaciones nos permiten ampliar este repertorio (códices y piezas más desconocidas) y enriquecer la propia interpretación de dicho repertorio, incluyendo, como es nuestro caso, instrumentos en determinadas piezas, siempre atendiendo a un criterio estético y musicológico.
En vuestros dos años de andadura, os habéis presentado en numerosos escenarios, ¿qué concierto o conciertos recordáis con mayor emoción?
Lucía: Personalmente, uno de los conciertos que recuerdo con mayor cariño ha sido, precisamente, uno de los últimos, el que dimos en Monasterio de Rodilla en Burgos el pasado mes de julio. Creo que ha sido la única vez hasta ahora que hemos podido cantar en un escenario 100 % medieval, en la maravillosa ermita de Nuestra Señora del Valle, un templo de finales del siglo XII situado en un paraje incomparable donde pudimos compartir nuestra música con un público del todo acogedor y con el que además tuvimos la oportunidad de conversar y compartir ampliamente tras el concierto. ¡Una experiencia fantástica!
María: Cada escenario ha sido una experiencia única. Guardamos anécdotas de todos nuestros conciertos: nervios, errores, risas… y de todos hemos aprendido algo. Un concierto que aún recuerdo con especial apego fue en Cuenca, el pasado diciembre, dentro del XI Ciclo de Canto Gregoriano. Presentamos un programa precioso con piezas del Códice de las Huelgas y del Códice de Madrid y aún recuerdo la ilusión con la que preparamos este repertorio y el entusiasmo del público durante el concierto.
¿En qué espacios o festivales os gustaría presentaros en un futuro?
María: En muchos (risas). Pero hay un lugar en el que me emocionaría cantar: el Monasterio de Las Huelgas. Quizá por el vínculo tan especial que EGERIA ha creado con este códice y por la singularidad de que dicho manuscrito se conserva allí.
Lucía: Coincido con María en que el Monasterio de las Huelgas sería un lugar soñado para nosotras, y añado otros dos grandes templos donde me encantaría compartir nuestra música (aunque son un poco cliché): las catedrales de Notre-Dame de París y de Santiago de Compostela. Aunque os confieso que mi gran fetiche medieval es Santa María del Naranco, en Asturias, ¡me encantaría hacer un concierto allí!
Fabiana: Yo subo la apuesta y me decanto por The Met Cloisters en Nueva York. Me parece un espacio idóneo que reúne en si mismo esa amalgama de lo antiguo en lo contemporáneo que define a la perfección la idea de nuestro proyecto.
¿Qué compromisos tiene cerrados EGERIA para 2019?
Fabiana: Bueno, personalmente soy un poco supersticiosa con esto de ‘adelantar acontecimientos’ (risas), pero estamos planteando 2019 como un año de expansión de fronteras y estamos centradas en un proyecto que tiene que ver con la docencia y ese afán nuestro por completar la escasa oferta de la que nos lamentamos, pero… ¡tendréis que esperar para los detalles!
¿Estáis ya pensando en nuevos repertorios de cara a la próxima temporada?
Lucía: ¡Claro! Y como ya ha dicho Fabiana, 2019 es un año de traspasar fronteras, así que exploraremos otros rincones de la Europa medieval a través de los caminos comerciales y devocionales que cruzaban el continente. El repertorio francés, italiano y alemán completarán nuestros nuevos programas.
¿Qué objetivos tenéis a medio y largo plazo con vuestra formación?
Fabiana: Entre nuestros objetivos a medio plazo está, como no podría ser de otra manera, la grabación del primer disco. Somos conscientes de lo arriesgado que puede ser afrontar un proyecto así para un grupo emergente como el nuestro, pero no quisiéramos tampoco demorarnos en exceso en dar este paso ya que, en mi opinión, la frescura en un grupo es un elemento a destacar. No me da miedo pensar que en el futuro ‘sonaremos mejor’ porque creo que ahora mismo el grupo está en un buen momento y hay que sacar partido de ello.
María: Siempre continuar aprendiendo. Cada programa, cada repertorio y cada pieza es un reto. Exige mucho de uno mismo: de estudio, de técnica, de expresión… EGERIA está en continua formación. Es un grupo de incansables (risas) y de aventureras (como la misma EGERIA).
Carmen: En mi caso, seguir formándome como cantante. Y lo que surja. De momento estoy abierta a todas las posibilidades, hay muchos caminos que se pueden recorrer. Pero de momento estudio y especialización.
¿A qué se dedican las componentes de EGERIA cuando no están haciendo música?
Lucía: ¡Uf! Me cuesta encontrar un momento en el que no esté haciendo, estudiando, enseñando, investigando o escribiendo sobre música… pero cuando no estoy en cualquiera de estos menesteres, ¡confieso que me encanta entregarme a los placeres de la vida mundana!
Fabiana: Pues aunque me cueste encontrar quien me acompañe, lo que más me gusta es… ¡bailar! Soy una apasionada, sobre todo de la salsa, y cuantos más añitos tenga, mejor (risas). Otra de mis aficiones es la fotografía, ¡tengo como cinco o seis cámaras diferentes y las uso todas!
María: Nos gusta reír, ¡reír juntas! Terminar un ensayo y disfrutar de las cañas madrileñas y de nuestras conversaciones más variopintas (risas). Aparte de hacer música medieval, me dedico a la docencia, a distintos niveles, y a la interpretación de otros repertorios vocales. Dentro de mis intereses y aficiones… ¡la cocina! Por supuesto que tengo más, pero cocinar me fascina.
Carmen: Me encanta leer, viajar y estudiar. Aprender nuevos repertorios. Descubrir cosas nuevas. Nuevos compositores, géneros, intérpretes. Y, por supuesto, ver alguna que otra serie.
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