La obra ‘La Pequeña’ de Eduardo Ortega ha conquistado el II Premio Internacional de Composición SGAE – CullerArts para violín
El compositor e intérprete Eduardo Ortega ha conquistado con el II Premio Internacional de Composición SGAE – CullerArts para violín con su obra La Pequeña. Convocado por la Fundación SGAE, este galardón estimula la creación de nuevo repertorio para violín, y reconoce el talento de sus compositores.
De esta forma, la partitura ganadora será de obligado estudio e interpretación para los semifinalistas de la IV edición del Concurso Internacional de Violín ‘CullerArts’. El certamen se celebrará en septiembre, de la mano del Ayuntamiento de Cullera (Valencia). Además, Ortega recibirá un premio en metálico de 2.000 euros.
El jurado y Eduardo Ortega
Sesenta y ocho obras se presentaron a esta segunda edición del concurso, casi el doble que en la primera edición. Proceden de Argentina, Austria, Alemania y toda España. El jurado ha estuvo formado por la violinista Jenny Guerra, el director de orquesta Cristóbal Soler, director artístico de CullerArts, y el compositor Francisco Asís. Así, los integrantes eligieron, como ganadora, la obra La Pequeña de Eduardo Ortega.
A principios de este mismo año, Ortega se hizo también con el tercer premio del VIII Concurso de Composición y Arreglos para Big Band. El autor ha manifestado que ‘ha sido un comienzo de año muy emocionante. Para mí, escribir música es una necesidad, es mi pasión, y ver reconocido mi trabajo con estos dos premios supone una motivación extraordinaria para seguir componiendo’.
La Pequeña y el violín
Sobre La Pequeña, el jurado del certamen destacó el notorio ‘dominio del instrumento, su lenguaje técnico y sus posibilidades tímbricas, por parte del autor’. Así, la han descrito como ‘una pieza coherente, dotada de un discurso y estructura formal que se sostiene sin depender exclusivamente de efectos técnicos para dotarla de calidad’.
Eduardo Ortega, por su parte, la define como una obra ‘exigente a nivel técnico. Requiere energía, calma, técnica y sensibilidad por parte del intérprete, es decir, herramientas de trabajo habituales en la vida del violinista y cuya presencia considero imprescindible en una obra enfocada a ser interpretada en un concurso de violín’, explica.
Conexión con las raíces
Eduardo Ortega quedó embelesado por la música desde niño, cuando acudió a un concierto de la Orquesta Sinfónica de Madrid, en la que su madre oficiaba de violinista. Para su quinto cumpleaños, pidió de regalo un violín. Así, con La Pequeña busca rendir un merecido homenaje a su madre.
Por otro lado, la obra bebe de la influencia de figuras como Bach y Eugène Ysaÿe, ‘dos referentes absolutos que marcan la vida de cualquier violinista’, que impregnan prácticamente cada nota de la partitura. Pero no son los únicos, con un pie en el mundo clásico y otro en el resto de universos sonoros, Eduardo Ortega admite también la presencia de esencias propias del jazz, el flamenco, el country o el folk.
‘Me gusta el caos creativo como herramienta de composición. Lo considero necesario. En algún momento del proceso de escritura, la intuición actúa libremente y brotan todas aquellas influencias que forman parte de ti. Es una conexión con tus raíces’, apunta. Por ello, La Pequeña exhibe ‘claras alusiones a la polifonía de Bach y a las propuestas de Ysaÿe, hay también pasajes que vienen del flamenco, el country, o el jazz’.
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