Edmon Levon, natural de Sofía (Bulgaria), es un director de orquesta granadino que actualmente dirige la Ceuta International Symphony Orchestra y la Joven Orquesta Sinfónica de Granada. Este diciembre dirigirá por segunda vez la Orquesta RTVE en su II Gala Clásica de Jóvenes Talentos. Apasionado del riesgo y la adrenalina, combina su labor como violinista con la dirección, y su tiempo libre lo dedica al pilotaje y la escalada.
Por Susana Castro
¿Cómo fue tu despertar musical?
Empecé a tocar el violín con 4 años, ya que mi padre, mi hermano y mi abuela eran violinistas. Mi bisabuela era pianista y estudió dirección en Leipzig con Furtwängler y guardo dos batutas de madera suyas hechas a mano. No me terminaba de gustar la disciplina de tocar todos los días, hasta que con 16 años entré en la Orquesta Joven de Andalucía (OJA) y me di cuenta de que todas las horas de estudio, de sacrificio personal, tenían un objetivo: tocar en una orquesta. Fue la primera vez que me vi dentro de una orquesta, con ochenta jóvenes de mi edad, haciendo música, pasándonoslo bien, y supuso para mí un punto de inflexión. Hasta ese momento no sabía para qué servían tantas horas de estudio, pero ahí me di cuenta de que quería ser violinista.
¿Lo que más te atrajo de la música fue poder vivirla de forma colectiva?
Sí, porque estar en casa estudiando es muy tedioso, muy solitario. Poder compartir la música es maravilloso. También ves que todas las horas de estudio dan como resultado tocar en los primeros atriles de la orquesta, es una gran responsabilidad. Me enamoré del violín y dos años más tarde, estando ya en Grado Superior, me fui de Erasmus a Alemania. Allí tuve a un profesor magnífico, que era concertino de una orquesta. Siempre digo que, en Granada, tanto en el Conservatorio Profesional como en el Superior —y con mi padre—, aprendí muy buena técnica y a ser solvente con el instrumento, pero en Weimar aprendí a hacer música. Con mi profesor no había ni un solo compás que pudieras dejar sin un fraseo, sin algo que decir. Me cambió y me hizo enamorarme aún más del violín.
Al volver a España te presentaste a las pruebas de la Orquesta Ciudad de Granada y sigues sentado en esos atriles a día de hoy.
Sí, me había preparado muy bien en Alemania los pasajes orquestales habituales y con 20 años gané la plaza en Granada. Nunca imaginé que pudiera entrar en esa orquesta, ya que es la formación que yo había seguido desde pequeño. A las pruebas fui muy tranquilo, por probar, con la intención de volver a Alemania a los dos días para realizar un posgrado.
¿Cómo es ser músico de orquesta?
Estar dentro de la orquesta, escuchando todo lo que suena a tu alrededor, formar parte de un equipo y sentir que eres un eslabón importante para que la obra funcione, es muy gratificante.
¿Qué te hizo pasarte a la dirección?
Aunque he tocado como solista, siempre he sabido que lo mío es la música de cámara y orquestal. Como quería seguir aprendiendo y mejorando como músico, para mí, estudiar dirección de orquesta fue el paso lógico para seguir afrontando retos cada vez mayores, ya que es la disciplina musical más universal y exigente. Curiosamente, fue en ese mismo año que comencé a sacarme la licencia de piloto de avión. Como verás, aquí hay un patrón que se repite: me atraen las grandes responsabilidades, que lo que hagas en tu vida lo hagas bien y que puedas aportar algo al mundo con tu conocimiento y profesionalidad.
Este año has realizado tres debuts con orquestas profesionales. También dirigiste la Orquesta Ciudad de Granada por tercera vez y vuelves por segunda vez a la Orquesta RTVE. ¿Qué crees que ven en ti las orquestas?
Por un lado, obviamente, la calidad de mi trabajo. Si no, creo que las orquestas no me invitarían de nuevo. Pero, por otro lado, tengo claro que los debuts los he conseguido gracias a mi esfuerzo y perseverancia para darme a conocer a las orquestas, ya sea yendo en persona o enviando propuestas de programas con repertorio poco conocido pero muy interesante. Me ocurre algo curioso: conseguir que las orquestas me ofrezcan una primera invitación me está costando más que ser reinvitado después. Es normal, somos muchos los jóvenes directores que intentamos hacernos un hueco, pero con la reputación de ‘apuesta segura’ que me estoy ganando poco a poco entre las orquestas, espero que eso cambie y me sea más fácil conseguir oportunidades para demostrar la música que puedo hacer.
¿Cuáles son esos repertorios que te gusta hacer?
Me encanta programar obras que no solo el público desconozca, sino que también sean nuevas para la orquesta. Lo hago porque hay muchísima música hermosa y de gran calidad que apenas se escucha hoy en día, probablemente por desconocimiento. Programando esas obras es la manera en que los directores podemos dar voz a sus compositores y evitar que caigan en el olvido. Tengo predilección especial por la música de nuestro país vecino, Portugal. Por ejemplo, cuando dirigí la RTVE por primera vez programé una composición de Joly Braga Santos que les encantó. Con la orquesta de Göttingen programé un concierto íntegro de música portuguesa y fado en versión orquestal con una fadista muy famosa, y en Mánchester incluso creé una orquesta joven especializada en compositores ingleses y portugueses para celebrar el Tratado de Windsor de 1386, la alianza más antigua del mundo. Pero me siento igualmente cómodo en cualquier tipo de repertorio, lo interesante es que siempre hay algo que decir con la música.
Actualmente eres director de dos formaciones: la Ceuta International Symphony Orchestra y la Joven Orquesta Sinfónica de Granada. ¿Qué tipo de trabajo realizas con cada una de ellas?
Ambos proyectos son jóvenes, pero tienen características diferentes. Con la Joven Orquesta Sinfónica de Granada realizamos un trabajo totalmente educativo. Los músicos tienen entre 15 y 20 años y están cursando Enseñanzas Profesionales o empezando las Superiores. Les enseñas el trabajo de orquesta, cómo tienen que escuchar, cómo se estructuran las obras sinfónicas, cómo solventar pequeños problemas, etc. A las cuerdas les hablo mucho sobre técnica de arco, a los vientos sobre su respiración, afinación y el trabajo de ensemble. Los repertorios que programamos incluyen obras con cantantes, con solistas y también repertorio sinfónico que les beneficie, que después tocarán en el mundo profesional.
La Ceuta International Symphony Orchestra es una orquesta joven, pero semiprofesional. Los músicos ya han terminado sus estudios, y también invitamos a músicos solistas de orquestas profesionales. Se trabaja de forma profesional, con pocos ensayos, los músicos ya traen el estudio realizado y los conciertos se hacen a un nivel muy alto.
¿Te gusta trabajar con jóvenes?
Me encanta. Trabajando con jóvenes siento que estoy poniendo mi granito de arena en su formación y en sus valores. Aportas lo mejor que tienes de tu conocimiento y experiencia para mejorar su calidad musical y su vida. No solo les enseñas a tocar en orquesta, siempre se acercan a pedirte consejos de índole personal. Puedes tener mucho impacto y mejorar tu entorno, por eso me gusta tanto trabajar con los jóvenes de la JOSG.
El 13 de diciembre te pones al frente de la Orquesta RTVE por segunda vez, esta vez acompañando a siete solistas en la II Gala Clásica de Jóvenes Talentos que se organiza de forma conjunta con Intercentros Melómano. ¿Cómo afrontas este formato tan especial?
Emocionado, porque me encanta acompañar solistas por el reto que supone. Es claramente más difícil acompañar que dirigir una obra sinfónica, ya que hay que ser capaz de reaccionar al momento a cualquier sugerencia musical del solista o cantante, y para eso hace falta una muy buen oído y técnica con las manos y batuta. Por eso a los directores de ópera se les da tan bien dirigir programas sinfónicos, pero no viceversa. En mi caso, tengo la suerte de que cuando estudié en Ámsterdam y La Haya dirigí muchísima ópera porque dos de mis tres profesores eran directores de ópera, y aquí en España he trabajado mucho con solistas y cantantes, tanto jóvenes como de renombre, así que creo que tengo la experiencia suficiente para afrontar un programa tan exigente.
En el mes de marzo presentarás en la Orquesta de Córdoba un proyecto didáctico que tú mismo has ideado, ‘Stand up, music!‘. ¿Cuál es su objetivo?
Este proyecto, para el que cuento con Ana Hernández Sanchiz como presentadora, se estrenó en Granada el año pasado y ahora en 2025 se repetirá en Córdoba. He tocado y dirigido muchos proyectos didácticos y casi siempre me he quedado con la sensación de que son muy divertidos pero que quizá no estamos enseñando al público suficientemente lo que es la música clásica. Quiero generar una escucha activa, por eso el foco de atención del público es la propia orquesta y la música que toca. Ana es fantástica explicando esto y les vamos guiando por lo que vamos escuchando, en qué instrumentos se tienen que fijar, cuáles son los motivos que se repiten, qué emociones se transmiten, etc. Aunque la música es un lenguaje musical, es importante tener ciertas referencias para saber qué sucede en una partitura. En Granada fue un éxito, hubo muchísima participación por parte del público, así que estoy muy contento de poder repetirlo en Córdoba y ojalá poder llevarlo a más orquestas.
¿Cómo te gustaría dibujar tu futuro musical?
Hay una frase que me encanta y que suelo usar mucho, y es ‘despacito y con buena letra’. Y así es como creo que estoy construyendo mi carrera, de forma sólida y sin prisas, consiguiendo dirigir orquestas cada vez mejores y dejando tan buena impresión que me vuelven a invitar después. Así que, por esa parte, he de decir que estoy viviendo un presente con el que estoy encantado y que tengo ganas de ver lo que me depara el futuro.
Eres una persona muy activa. Aparte de ser director de orquesta, tienes hobbies que llaman mucho la atención, como pilotar aviones y la escalada.
Siempre he tenido espíritu explorador y aventurero, y no somos muchos los directores que también pilotamos aviones o que nos gusta la adrenalina y el peligro que supone escalar paredes de montaña de cientos de metros de alto.
¿Eso influye en tu faceta de músico?
Se me suelen acercar músicos sorprendidos después de un concierto a decirme lo apasionante que ha sido, más aún que los ensayos, y creo que se debe a que siempre me reservo algo para el concierto. Un pequeño riesgo aquí y allá, como cuando escalas, para hacer aflorar la adrenalina y emociones y que así la música suene no solo ensayada, sino vívida.
También me dicen que mis ensayos son muy eficientes, y creo que no solo es gracias a mis años de experiencia tocando en una orquesta profesional, sino también a la gran conciencia situacional que he desarrollado pilotando aviones, lo cual hace que me sea muy fácil identificar dónde están los pequeños desajustes y cómo corregirlos.
Así que sí, creo que la música que dirijo lleva consigo mi personalidad y experiencias. En un mundo como el de hoy que parece favorecer más la imagen y el marketing, yo puedo ofrecer calidad y contenido.
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