El 18 de junio se cumplieron 42 años del fallecimiento de Edgar Willems, uno de los pilares de la pedagogía musical activa en el siglo XX, y que todavía continúa siendo fuente de inspiración para profesores de música en la enseñanza general y especializada.
Por Cecilia Martín Hoyos y Luis Ponce de León Barranco
Edgar Willems: filósofo, musicólogo y artista
Nacido en Lanaken (Bélgica), el 13 de octubre de 1890, Edgar Willems comenzó su formación musical como autodidacta. Desde 1925 se afincó en Ginebra donde estudió, para luego convertirse también en profesor del Conservatorio de Ginebra. Entre sus maestros destaca la influencia fundamental de Émile Jaques-Dalcroze, otro pionero de la pedagogía musical activa.
Willems mostró a lo largo de su vida un interés por todas las artes, en particular por la pintura, y reflexionó profundamente sobre la relación entre el ser humano y el lenguaje musical: el vínculo entre el ritmo y el cuerpo humano, entre la melodía y el mundo afectivo, entre la armonía y la inteligencia.
Nos dejó como legado obras como El oído musical, El ritmo musical, Las bases psicológicas de la educación musical o El valor humano de la educación musical, que aún forman parte de la bibliografía básica en los estudios cursados por futuros maestros de música.
La educación musical Willems
Uno de los logros fundamentales de Edgar Willems fue el de establecer las bases de una educación musical que favoreciese el desarrollo del niño. Partiendo del conocimiento del propio ser humano, de los nexos entre los fenómenos musicales y la propia vida, Willems plantea una educación musical accesible a todos los niños, idealmente desde edades tempranas.
Al igual que en el aprendizaje de nuestra lengua materna, la impregnación precede a la práctica y a la conciencia. Se busca la alegría de descubrir el lenguaje de la música, logrando un desarrollo a nivel sensorial, afectivo y mental, sin recurrir en ningún momento a elementos ‘extramusicales’ como los colores.
De acuerdo con los principios de Willems, la clase de música deberá dedicar atención en primer lugar a la audición. Un objetivo fundamental será el de despertar el oído musical empleando un material sonoro de lo más variado. Las percusiones y los choques serán algunas de las vivencias que contribuirán al desarrollo del instinto y sentido rítmico.
La canción, como elemento que sintetiza el lenguaje musical, ocupará un tiempo esencial en la clase de música. Los movimientos corporales naturales también jugarán un papel relevante en la educación musical, contribuyendo especialmente al desarrollo del sentido del tempo y del carácter.
Jacques Chapuis (1926-2007), discípulo de Willems, contribuyó a la sistematización y difusión de los principios de la educación musical Willems, que se secuencian en cuatro grados. Los grados no tienen por qué corresponderse con cursos escolares, estando los tiempos supeditados al progreso y particularidades de los alumnos. Las principales novedades en cada etapa serían las siguientes:
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- 1er grado: revelar-descubrir-vivir-sembrar.
- 2º grado: la asociación del sonido con los grafismos.
- 3er grado presolfeico y preinstrumental: la ordenación de los elementos (notas, intervalos, etc.). Empezar a tomar conciencia.
- 4º grado: solfeo vivo, canto coral y estudio de un instrumento.
Una educación completa del hombre a través de la música
Hoy en día es frecuente, en los debates sobre educación, oír hablar de la importancia de una educación integral: una educación equilibrada, en la que se presta atención al desarrollo del niño, contemplando el ámbito intelectual, social, deportivo, artístico y humanista.
Investigadores actuales, como el profesor Howard Gardner de la Universidad de Harvard, conocido por su teoría de las Inteligencias Múltiples, defienden la importancia de una educación completa, de la misma manera que Willems buscó en la música el medio para llegar a una formación integral y armonizada del ser humano.
Para aproximarnos a las ideas pedagógicas de Willems, nos gustaría tender puentes en este artículo entre los aspectos trabajados en el aula Willems y las distintas inteligencias según la teoría de Gardner, y así poder mostrar por qué la educación musical puede ayudar al niño a crecer en tantas direcciones diferentes.
Inteligencia lingüística
La palabra a menudo juega un papel significativo en la música y la educación musical. Al cantar con texto o jugar con los ritmos naturales del habla nuestra inteligencia lingüística entra en funcionamiento. No obstante, la música es un lenguaje por sí misma, e incluso cuando las palabras están ausentes en una clase Willems, hacer música y responder ante ella pueden también contribuir al aprendizaje de otras lenguas.
Cuando pedimos a los niños que escuchen contornos melódicos ascendentes y descendentes, siguiendo el movimiento melódico con sus manos, o cuando les pedimos que reconozcan e imiten sonidos, los alumnos están desarrollando habilidades fonológicas, ayudándoles a comprender cómo los sonidos se emplean y se organizan en el lenguaje.
Fomentar capacidades como la discriminación auditiva facilitará la adquisición de lenguas extranjeras, mejorando la pronunciación y habilidades de escucha. En las lenguas tonales esto es más evidente aún. Dominar los diferentes shēng o tonos en el chino-mandarín, por ejemplo, implica un manejo de los contornos melódicos.
Inteligencia lógico-matemática
Trabajar con patrones y secuencias es solo uno de los muchos aspectos de la inteligencia lógico-matemática que podemos encontrar en la educación musical. El enfoque didáctico de Willems, especialmente hacia el 3er grado de su planteamiento, se centra en los patrones y ciclos que existen en la música.
Las escalas son solo un ejemplo. Los niños aprenden a cantar un conjunto amplio de ‘ciclos de escalas’, de Do a Do, de Re a Re, de Mi a Mi, y así sucesivamente, en todas las tonalidades, cantando los sonidos pronunciando una misma sílaba, por ejemplo ‘nu’, de manera que se centren en el ciclo de las alturas.
También recitarán los ‘ciclos de los nombres’ de las notas, centrándose en el orden de las sílabas que empleamos para etiquetar los sonidos. Una idea musical breve puede ser cantada y repetida a distintas alturas, empezando cada vez en la nota sucesiva de la escala en orden ascendente, hasta que llegamos al motivo original. Estos ‘ordenamientos’ no solo ayudan a comprender el orden y la jerarquía presente en la tonalidad, sino que contribuyen al desarrollo de la ‘mente lógica’.
Inteligencia espacial
Enrique Granados describía la música como arquitectura en movimiento. Sin duda, la música, y en particular la representación del mensaje musical, guarda una estrecha relación con la inteligencia espacial. Estos aspectos se trabajan en el aula Willems desde el momento que los alumnos representan con gestos en el espacio la música que escuchan.
Desde el 2º grado de la iniciación musical Willems los niños representan gráficamente parámetros como el movimiento melódico, la duración del sonido o la intensidad. Aprendemos a navegar con ‘mapas visuales’ de la música hasta alcanzar la complejidad de una partitura polifónica.
Inteligencia cinético-corporal
Esta inteligencia se trasluce en la música tanto en la precisión y virtuosismo del toque instrumental como en la plasticidad y flexibilidad de movimientos necesaria para transmitir el carácter de una obra musical.
El primer caso es muy claro: cualquiera que haya visto a un buen instrumentista tocar observará que es capaz de ejecutar largas secuencias de movimientos a gran velocidad.
En cuanto a la segunda cuestión, basta percatarnos de cómo la simple observación del gesto de un director de orquesta nos puede hacer sentir el carácter y el tempo de la música, incluso si nos tapamos los oídos.
En la progresión Willems, el trabajo cinético-corporal, tanto de precisión como de expresión, está presente en todo el apartado rítmico, en el movimiento corporal, así como en el trabajo preinstrumental.
Inteligencias personales
Aunque desafortunadamente se olvida en muchas clases de música a lo largo y ancho del planeta, las inteligencias personales, por la propia naturaleza emocional de la misma, forman el centro fundamental del arte sonoro.
Podemos encontrar ejemplos de clases de música donde solo se habla de técnica, donde se solfea sin cuidar ni fomentar la expresividad del alumno y por lo tanto se rompe el cordón umbilical entre el núcleo emocional del niño y su expresión a través de la música. ¿No es esto un contrasentido? Ese cordón umbilical no se puede dar por hecho: hay que cuidarlo y favorecer su crecimiento.
En la educación Willems, tanto la selección musical que hace el profesor en el apartado de movimiento de las clases, como el favorecer la participación activa del niño para que se exprese musicalmente a través de improvisaciones melódicas, rítmicas, las canciones y el movimiento, son aspectos fundamentales ligados a las inteligencias personales.
El presente de la Educación Musical Willems en España
La Educación Musical Willems está organizada a través de la Federación Musical Willems, que imparte cursos en distintas partes del mundo para la formación de sus profesores. En España se ofrece formación tanto en Barcelona como en Madrid.
Cabe destacar que existen varias escuelas Willems en España, algunas de las cuales son miembros de la Federación Internacional Willems: Sirinx (Salamanca), Musicant y Musics (Barcelona), Utem y Modulant (Valencia), Iniciativas Musicales (Granada) y Escuela Integral de Música (Burgos), entre otras. En Madrid encontramos la primera escuela miembro de la federación de la capital: EnClavedeSí.
EnClavedeSí es un centro de formación e investigación musical que busca el máximo desarrollo del potencial de cada niño a través de la música. EnClavedeSí cuenta con un equipo comprometido y convencido de la importancia de la educación musical en el crecimiento y desarrollo de los niños. El centro combina formación con investigación para poder estar en constante evolución.
En este sentido cabe destacar la tesis doctoral La relación de la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner y la música a través de la educación musical Willems, basada en el trabajo de la escuela durante cinco años.
La rama de investigación da fundamento a la rama de formación, y la rama de formación proporciona nuevos interrogantes a la rama de investigación. Así, ambas se nutren mutuamente y están en constante comunicación y revisión en función del objetivo final de EnClavedeSí: la música como vehículo para el desarrollo del niño.
Eveling Rosales dice
Me parece que la información encontrada esta muy explícita se puede entender y le da aportes satisfactorios a la investigación de las actividades propuestas en el compromiso expuesto por el docente