Pilar Jurado, soprano.
Orquesta de la Radio de los Países Bajos
Director: Arturo Tamayo
STRADIVARIUS STR 33628
Nacido en Verona en 1927 y fallecido en el año 2000, Franco Donatoni es uno de los más importantes músicos serialistas, perteneciente a esa caótica evolución del dodecafonismo estricto que emplea los doce sonidos de la escala cromática con avanzado uso de los medios orquestales y tímbricos.
Así, y como entreverado añadido, Donatoni fue abanderado de un estilo que maneja, además del mencionado dodecafonismo, toda razón matemática y secuencia sonora (esbozos o mínimos elementos importados de Bach o Schoenberg) que sume o multiplique la síntesis de las derivativas series dodecafónicas, transformando, hasta la desfiguración, la pequeña base original.
Como muestra, los ricos botones incluidos en este segundo volumen de las obras orquestales del compositor italiano en el sello Stradivarius: Arie (1978), para voz femenina y orquesta; Voci (1972-73), ejercicio para orquesta; y Prom (1999) y Doubles II (1970), ambas también para orquesta.
Quizás sea Arie la obra más inmediatamente accesible para el melómano menos dado a este tipo de música, pues consiste en cuatro textos breves (dos persas, dos italianos y uno castellano, de Fray Luis de León, para ser exactos) adornados no sólo con una nada rutinaria orquesta acompañante, sino dibujados también por una coloratura importada claramente del belcanto y traducida en saltos, adornos, prolongaciones y recorridos vocales espectaculares. La labor de la soprano Pilar Jurado en este sentido es de alto voltaje, tanto por la complicidad con la obra de quien fuera su profesor como por la poderosa adecuación de su instrumento a las zigzagueantes exigencias técnicas y formales.
Gracias a las imborrables versiones del resto de las obras de este disco, Arturo Tamayo consigue, por fin, con la serie de grabaciones en torno a Donatoni (al igual que en otras muy meritorias series de compositores contemporáneos), del oyente avispado una verdadera inmersión en los sonidos más actuales de la música clásica, que siempre ha dio a contrapié en este convulso mundo cultural de nuestros días, afinando positivamente el oído del aficionado, incluso del más reacio a internarse en los universos de la creación actual.