La Orquesta Filarmónica de Málaga vivió un Programa de Abono 4 intensamente beethoveniano
La conjunción de dos elementos de lujo, como el pianista Daniel del Pino y el maestro Hernández-Silva, triunfó sin paliativos en Málaga con motivo del concierto que ofrecieron en la tarde noche del jueves y viernes pasados, interpretando el Concierto núm. 1 para piano de Beethoven, junto a la Orquesta Filarmónica de Málaga.
No es la primera ocasión en que ambos artistas trabajan juntos. Ya lo hicieron con éxito similar hace unos años, siendo Hernández-Silva titular de la Orquesta de Córdoba. En aquella ocasión pudimos escucharles un fantástico Concierto Egipcio de Saint-Saëns y sucedió algo parecido: ellos disfrutaron y, por consiguiente, hicieron disfrutar también al público.
Hernández-Silva es un maestro que sin excepción aporta siempre un valor añadido a todo lo que toca, pero fue una vez más la colaboración de estos dos grandes artistas la que nos hizo disfrutar de un Beethoven poco frecuente en nuestros escenarios, con un Del Pino solvente, musical y perfeccionista en todos los detalles, expresivo y grandioso en el sonido, acompañado en todo momento con el mimo que merecía por un Hernández-Silva que sabe mejor que nadie ceder el protagonismo al solista cuando la situación lo requiere y retomarlo en la segunda parte, cosa que hizo con una también beethoveniana Sinfonía núm. 2, quizás la menos tocada de las nueve en las programaciones de nuestras orquestas, y la Obertura Leonora III, previa al Concierto para piano.
Daniel del Pino es uno de nuestros pianistas más internacionales. Chopin y Beethoven son dos de sus grandes especialidades, aunque aborda con maestría todo tipo de repertorio. No en vano, en nuestro país le estamos pudiendo escuchar con frecuencia gracias a la programación de Beethoven Actual del CNDM. Con numerosos discos en su haber, el pianista español es invitado todos los años a diferentes festivales en EE. UU., país donde terminó su formación junto al gran Joaquín Achúcarro.
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