Con motivo del 75 aniversario del nacimiento de la Coral de Cámara de Pamplona, entrevistamos a David Gálvez Pintado, director de la agrupación desde el año 2013, y músico polifacético que transmite y ha transmitido a diversas generaciones, desde niños a adultos, sus conocimientos, su pasión y su profundo amor hacia la música coral.
Por Abelardo Martín Ruiz
¿Cómo llega David Gálvez Pintado a ser el director de la Coral de Cámara de Pamplona?
Mi nombramiento para el puesto se produjo porque me presenté a un proceso de selección que convocaron en su momento y que constaba de dos partes: por un lado, la evaluación de un conjunto de méritos artísticos, y, por otro lado, la realización de una prueba práctica. En el tribunal se encontraban los miembros de la junta directiva, del comité artístico y del propio coro, que fueron quienes tomaron una decisión consensuada respecto a la admisión definitiva. Personalmente, desconozco si se produjo una unanimidad, pero desde luego sí que hubo una mayoría de personas a favor de mi elección.
¿Cuántas agrupaciones conforman actualmente la Coral?
La Coral posee actualmente dos agrupaciones, el coro de adultos y una escuela coral que hemos creado, formando parte de una iniciativa que la institución demandaba desde hacía tiempo y que se intenta regenerar desde el año 2013, cuando accedo como director. En la escuela coral se enseña música desde el canto porque no se trata de una escuela de música desde el punto de vista convencional, sino que pretendemos que el tipo de enseñanza sea como nosotros queremos enfocarla desde la Coral. Por otro lado, tenemos tres rangos de edades en las agrupaciones jóvenes: los pequeños, de 3 a 7 años; los infantiles, de 8 a 12 años; y los juveniles, de 13 a 18 años. Es nuestra cantera, y a todos les enseñamos técnica vocal enfocada al canto.
¿Cuántos miembros componen la Coral en la actualidad?
En la Coral adulta, es decir, el grupo principal, oscilamos entre los 24 y los 30 miembros, aunque a veces reducimos este número. Somos un grupo muy flexible que incrementamos o disminuimos para afrontar diferentes repertorios desde el siglo XVIII hasta el siglo XXI. También formamos grupos mucho más reducidos de entre 4 y 6 integrantes, con cantantes profesionales, con los que abordamos repertorios de música antigua, pero en el proyecto actual el ensemble se amplía como máximo hasta 30 miembros. Habitualmente, la media para los programas que solemos preparar se encuentra entre los 24 y los 26 componentes.
Como nos ha indicado, en la agrupación hay cantantes profesionales y semiprofesionales. ¿Cuál es ahora mismo el perfil predominante en la misma?
La Coral se constituye como una asociación sin ánimo de lucro desde el punto de vista de su entidad jurídica, pero el funcionamiento es como el de una entidad profesional. Lo que ocurre es que, en el contexto en el que nos movemos, resulta muy complicado cambiarlo, porque la transformación en un grupo de cantantes profesionales en la actualidad resulta prácticamente imposible, debido a que requiere unos recursos económicos de los que no disponemos. Cuando yo accedí a la Coral, la agrupación poseía dos formaciones, la propia Coral de Cámara de Pamplona y Nova Lux Ensemble, que era un grupo profesional de cantantes que hacían música antigua. Esta actividad no se pudo sustentar, de manera que hemos ido transformando progresivamente al coro en un grupo orientado a lo profesional tanto en la calidad de sus intérpretes como en su titulación. Por este motivo, el 95 % de nuestros cantantes son músicos profesionales, con titulación profesional o con titulación superior, y, aunque todavía tenemos algún músico amateur, sin una titulación específica, son personas que llevan muchos años trabajando con nosotros y poseen una formación completa en conocimientos tanto de solfeo como de técnica vocal.
¿Existe alguna prueba de acceso a la Coral tanto para adultos como para niños?
Cada miembro que accede aspiramos a que sea o a que se forme como músico profesional, sobre todo cantante, casi siempre, de manera que las pruebas de acceso se hallan un poco en esa línea. En ellas, solicitamos una lectura, una vocalización, una o dos piezas que han de cantar y un trabajo con el candidato o con la candidata para conocer cómo evoluciona y descubrir también si la voz es la apropiada, puesto que esto es otra cuestión. Como coro de cámara poseemos un color muy particular, muy rotundo, quizá a veces demasiado, de manera que necesitamos voces que resulten complementarias para nuestra personalidad, teniendo en cuenta que, en definitiva, un coro se basa en una adecuada complementación. En la actualidad, nos encontramos en ese punto de nuestro camino en el que tenemos la posibilidad de seleccionar específicamente el perfil de nuestros candidatos y candidatas, con el propósito de poder conformar la personalidad colectiva que pretendemos encontrar.
¿Cuáles serían precisamente las características que definen la personalidad artística de la Coral como grupo?
Es muy buena pregunta, porque para nosotros es algo clave. Nuestros cantantes son gente enfocada sobre todo al mundo lírico. La manera que tenemos de abordar el empaste o la homogeneidad del coro es diferente a lo que se tiene entendido normalmente, puesto que yo dirijo a gente muy buena a la cual no puedo cercenar su manera de cantar. Nuestro trabajo consiste en lo contrario, en tener un grupo de gente con voces muy grandes, muy ricas, e incluso heterogéneas, para, desde ese punto de partida, trabajar en la búsqueda de una calidad homogénea. Considero que esto representa el carácter diferenciador vocal del coro, y viene un poco enlazado desde sus orígenes, porque siempre tuvo una personalidad particular que en el período actual resultaría imposible conseguir.
¿Cuáles serían los parámetros que diferencian a esta agrupación respecto a otras que se dedican al mismo género vocal?
Como he adelantado, en sus inicios fue un coro que se hizo muy famoso porque tenía un afán de búsqueda de un color característico, como entubado, propio de los años 50, una peculiaridad que fomentaron al máximo y que les permitió conformar un estilo que hasta ese momento era completamente inaudito. Hoy en día esto resultaría imposible, pero el primer parámetro diferenciador consiste en que nosotros respetamos esa identidad vocal de la Coral del inicio, aunque adaptándonos a lo que tenemos hoy en día, que son voces muy buenas y muy grandes que se pretenden homogeneizar.
Considero que el segundo parámetro diferenciador es que tenemos un archivo que no posee nadie como agrupación de cámara, porque la coral fue el grupo que permitió que se construyera una música coral de cámara en España. En los años 50 no existía una agrupación pequeña que permitiera a los compositores escribir un repertorio que no fueran canciones populares armonizadas o creaciones grandes para los orfeones, y, gracias a eso, autores como Fernando Remacha, Julián Bautista o Joaquín Rodrigo comenzaron a escribir música en un estilo muy personal para un coro que técnicamente lo podía hacer. También incluye a otros autores europeos, lo que ha posibilitado que tengamos un archivo desde los años 50 muy amplio que, poco a poco, vamos rescatando y difundiendo.
¿Cuál considera que ha sido el proceso tanto de desarrollo como de evolución de la Coral a largo de estos 75 años? ¿Qué similitudes y qué diferencias percibe con la Coral original?
Estamos hablando de una entidad que nace en el año 1946 como una escisión del Orfeón Pamplonés, a partir de un conjunto de gente que pretende hacer música antigua y que termina conformando un grupo pequeño. En España durante esa época había muchos orfeones, pero no existía un instrumento de cámara que pudiera hacer pequeñas obras de música. La Coral surge con esa pretensión, extendiéndose y tratando de hacer ese género, como un proyecto personal de Luis Morondo, su fundador, que fue muy exitoso durante su vida, sobre todo durante los años 50, 60 y 70.
Tras su fallecimiento, en el año 1983, el proyecto decae al no encontrar en nuestro país apoyo institucional, intentando mantenerse medianamente por parte de diferentes directores y propuestas. El error, en mi opinión, fue no ahondar por entonces en las raíces de un conjunto tan relevante para la historia de la música española, puesto que no nos estamos refiriendo únicamente a un coro, sino a un grupo mucho más grande que conforma una institución musical, gracias a la cual se pudo avanzar en el rescate de la producción prácticamente perdida entre Manuel de Falla y la Generación del 51. El secreto era profundizar en esa música y seguir esa línea actualizada.
El resumen, al final, es que a lo largo de 75 años hay luces y sombras, pero considero que el objetivo de estos últimos años ha sido intentar que la Coral fuera otra vez una entidad con relevancia tanto en Navarra en particular como en España en general. En este sentido, me parece que progresivamente lo estamos alcanzando.
¿Con qué compositores se sienten especialmente identificados en la Coral?
Por nuestra parte, abordamos un repertorio bastante amplio desde el siglo XVIII hasta el siglo XX o el siglo XXI, pero nos sentimos especialmente cómodos con los compositores del siglo XX por producción, por tradición, por coherencia y por calidad, especialmente con los de las décadas de los años 40 a 70. Por otro lado, hemos hecho incursiones en la música del siglo XVIII por cuestiones de recuperación de obras del patrimonio navarro, que en teoría no es nuestra especialidad, pero también nos permite cantar de una manera diferente, descubriendo una literatura maravillosa con la que nos encontramos realmente cómodos.
En relación a la programación relacionada directamente con el 75 aniversario, la figura del compositor Manuel de Falla parece haber tenido mucha relevancia para la Coral desde su creación. ¿Tienen alguna propuesta concreta con este autor dentro de la misma?
Sí, tenemos un programa pensado para el próximo año 2022 con todas las agrupaciones, un proyecto muy extenso para interpretar su Atlántida. Falla fallece unas semanas después del nacimiento de la Coral, y, aunque no entró en contacto directamente con la misma, e incluso posiblemente de haberla conocido le hubiese dedicado una obra, sí se mantuvo la relación con otros compositores nacionales y extranjeros que se podían considerar como sus discípulos. Por lo tanto, hay una vinculación tanto estética como afectiva con Falla y sus seguidores que no queríamos dejar escapar, coincidiendo paralelamente con el año de su aniversario. Por este motivo, con el beneplácito y la colaboración de la Fundación y del Archivo Manuel de Falla, se nos ocurrió que podíamos homenajearle abordando su gran obra coral, que es la Atlántida, una obra póstuma, desconocida para parte del gran público, y, en mi opinión, clave durante el siglo XX.
La propuesta es hacer una puesta en escena rigurosa, completa y sin perder la esencia Coral, con una agrupación de cámara y una versión para piano a cuatro manos. Creemos que es muy buena manera de demostrar nuestro amor por nuestras raíces y de ofrecer nuestro recuerdo dando a conocer una obra monumental que vincula a todo el mundo, lo que incluye en nuestro caso el coro de niños, el coro de adultos y los solistas.
¿Qué otros proyectos tienen planteados para esta misma temporada?
Está resultando una temporada difícil porque primero hemos estado esperando a ver cómo funcionaba todo como consecuencia de la pandemia, debido a que hemos visto bastantes conciertos pospuestos y/o cancelados desde el año 2020, y algunos los hemos recuperado, pero otros no. En el primer semestre de este año 2021 hemos continuado trabajando con la reprogramación de conciertos, y ahora estamos embarcados en un programa muy bonito de música del siglo XVIII procedente de compositores navarros, algunos desconocidos, con creaciones de mucha calidad que han suscitado el interés de muchos programadores locales.
Por otro lado, al margen de nuestra programación, a finales de este año queremos ofrecer un concierto para homenajear a un presidente muy importante que tuvimos, Luis Felipe Sarasa, que falleció a principios de este mismo año, interpretando el Réquiem de Fauré, en la versión del año 1888, con la participación de todos los coros y de una orquesta muy reducida.
¿Cuáles destacaría como los proyectos de la Coral para el futuro?
Nosotros, más que exclusivamente un coro, somos una entidad cultural con una actividad constante de formación de músicos jóvenes y adultos, que es nuestra principal dedicación, y nuestras líneas se encaminan siempre hacia los encargos de obras nuevas. Tenemos un estreno previsto por parte de una joven compositora muy interesante, Yolanda Campos, y posteriormente seguiremos encargando más obras para estrenos, tanto a nivel nacional como regional, porque al final es un compromiso que tenemos en nuestro funcionamiento. Mantenemos buenas relaciones con compositores como Teresa Catalán, Tomás Marco o Agustín González Acilu, aunque también queremos abrirnos poco a poco a otros autores.
Tenemos, del mismo modo, una línea de actuación en torno a seguir rescatando nuestro repertorio, e incluso hemos grabado un disco muy interesante con obras de las décadas de los años 50 y 60 compuestas para nosotros. Por otro lado, tenemos algunos convenios en Navarra con la Fundación Baluarte, con la Orquesta Sinfónica de Navarra y con el propio Gobierno de Navarra para preparar repertorio sinfónico-coral de cámara perteneciente a patrimonio navarro de diferentes épocas.
Por último, en relación a la actividad concertista, tenemos la pretensión de ampliar nuestro marco de actuación a nivel nacional, debido a que tradicionalmente nos hemos movido mucho por Francia, en parte por la vinculación existente entre Navarra y Francia, pero queremos abrirnos poco a poco al resto de España, especialmente por el sur, ampliando nuestros horizontes, aunque sin perder la esencia de nuestros orígenes.
Por último, ¿qué recomendaciones haría a los lectores melómanos, a título individual, que pretendan acercarse al repertorio de música vocal y qué destacaría frente al repertorio de música instrumental?
Es una pregunta difícil e interesante, porque la música vocal parece la hermana pequeña de la música clásica, y ya si muchas veces es considerada como elitista, en ocasiones se observa como un fin tan sumamente elevado que casi se prefiere no entrar en ese mundo. Yo descubrí la música vocal y coral a los 16 años, un arte que consideré magia pura desde el primer momento, puesto que me asombraba el hecho de estar en un grupo de gente en el que todos podían abrir la boca y concertar unas armonías que no comprendía pero que me fascinaban. El coro puede tener un componente inicial mucho más amateur respecto a la orquesta, pero también se puede atesorar mucha calidad consiguiendo una sensación de cohesión, al generar desde uno mismo un sonido que complementa el que emiten los demás. Esta experiencia de tener a mucha gente próxima cantando y sintiendo su misma vibración no se puede encontrar de otra forma, tampoco con una orquesta. El instrumento de la voz es tremendamente versátil y es a lo que la gente se tiene que acercar, puesto que al final es el instrumento más natural, el que permite cantar en muchos estilos diferentes.
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