El violinista albano Darling Dyle es el concertino de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia y un activo muy importante de la vida musical murciana. Además de dirigir la orquesta de cámara Sine Tempore Ensemble, se encarga de la dirección artística de tres ciclos de música de cámara que pretenden situar a la Región de Murcia en el mapa cultural nacional.
Por Susana Castro
¿Cuál ha sido el camino que has recorrido hasta llegar a ser el concertino de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia?
En mi infancia forjé una relación estrecha con el violín y los años de estudio y sacrificio crearon poco a poco la figura del violinista que soy hoy. Me siento muy afortunado de dedicarme a esta profesión y compartirla con el público, me llena de felicidad. Me formé en una escuela muy difícil y exigente. Vivíamos en un comunismo muy cerrado, y no había tiempo para jugar, todo era estudiar. Eso sí, con el privilegio de tener unos profesores que también se habían formado en escuelas del este, de países como Hungría, Rumanía y Rusia. En el año 1994 llegué a España para participar en un festival que había entonces en Murcia y decidí continuar mis estudios con el catedrático Joaquín Palomares.
A finales de los 90 comenzó a gestarse en Murcia la formación de una orquesta profesional. Al principio era una asociación y hacíamos pocos conciertos al año, pero poco a poco fuimos echando raíces en la vida artística de la región, gracias a la actividad del conservatorio, de una orquesta de cámara que tenía mi profesor y a la incipiente Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Eso me permitió crecer, aprendiendo mucho de las personas con las que trabajaba día a día, ya que no tenía la capacidad económica para pagar más formación. Mi única fuente de aprendizaje era ser una esponja y absorberlo todo de las personas que tenía a mi alrededor. Una vez que finalicé mis estudios superiores con las máxima calificaciones y la OSRM se convirtió en una fundación, se me dio la oportunidad de entrar de lleno en la orquesta y dedicarme profesionalmente a ello. Después de compartir programas con otros concertinos e ir viendo mi evolución a lo largo de los años, pude ocupar la plaza de concertino.
¿Cuáles son las cualidades de un concertino?
Creo que para llegar a ser un buen concertino de una orquesta profesional hay cuatro pilares fundamentales que tienen que estar presentes en la forma de trabajar: respeto, valentía, templanza y sabiduría. Pero no solo hay que saber comportarse, hay que tener un nivel para poder defender las situaciones que se te plantean, desde afrontar un solo a dar un ejemplo al resto de las secciones de la orquesta. Es importante tener la capacidad intelectual para lidiar con todo tipo de situaciones, buscando siempre la solución más racional. En la vida orquestal puedes llegar a encontrarte con muchos momentos desagradables, por lo que es necesario encontrar el camino y saber que lo que importa por encima de todo es la música.
¿Qué trabajo realizas en el día a día?
Para mí esto no se llama trabajo, el trabajo es algo mucho más duro. Dedicarte a algo que consiste en crear y transmitir emociones es un privilegio. Evidentemente tenemos que cumplir, ya que hay que estudiar y hacer ensayos para dar forma a un concierto y que el público pueda disfrutar. Pero esta profesión me permite conocer a personas, lugares, auditorios, compositores que escriben de diferentes formas, etc. y disfrutar de todo ello.
Una orquesta es un organismo en el que hay una jerarquía. En la parte superior de la jerarquía del ámbito artístico están la dirección artística y la dirección titular. Después están el concertino, el solista de cada sección y el tutti, que son los músicos que terminan de dar forma a esa orquesta. El concertino, aparte de tocar bien, tiene que trabajar de forma muy consciente todo el repertorio que se va a abordar, es decir, debe conocer al detalle todas las voces de la obra a interpretar, ya que en el caso de que el director no pudiese seguir con el ensayo por una situación sobrevenida, el concertino tendría que asumir esa responsabilidad. Además, unifica todas las cuestiones técnicas que se trabajan en una partitura. Los instrumentos de cuerda pueden tocar con la trayectoria del arco hacia arriba o hacia abajo, lo que influye en la técnica del instrumento, de modo que en aquellos pasajes en los que tocamos lo mismo, hay que igualar el sentido del movimiento, para unificar el resultado sonoro y visual. También es la persona responsable de afinar a la orquesta antes de comenzar el concierto, a partir del La que toca el oboe.
¿Cómo valoras estos años de andadura de la OSRM?
Cuando una orquesta está tanto tiempo sobre el escenario es lógico que avance y tenga una progresión. Ha habido cosas que no han funcionado, pero con los años hemos adquirido experiencia y sabiduría para poder colocar a la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia en buena posición en el panorama nacional. En este momento estamos muy bien, le doy una valoración muy alta a la orquesta, y deberíamos creérnoslo más, ya que somos una formación que ofrece mucha calidad.
Recientemente has sido nombrado director de la Orquesta de Aspirantes de la Región de Murcia. ¿Se abre para ti un nuevo camino profesional?
Me hizo muchísima ilusión recibir esta invitación por parte de la Fundación Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Creo que el vínculo que deberíamos tener entre Aspirantes, Jóvenes y la OSRM debe ser muy estrecho. Y si ese vínculo empieza por los propios profesores de la OSRM, mucho mejor. De esta forma conocemos a los nuevos músicos, observamos su evolución desde que son pequeños y quizá algún día se puedan presentar a las audiciones para la orquesta o ser colaboradores en la bolsa de empleo.
También me hace ilusión que esta oportunidad me permite ponerme frente a la orquesta desde otro punto de vista, el de la batuta, cuando normalmente estoy en la silla. De momento no puedo hablar de nuevo camino profesional porque creo que eso ha de venir solo con el tiempo. En este momento no sé si en algún momento dejaré de ser músico de orquesta para dedicarme de pleno a otra faceta, aunque evidentemente seguiré ligado siempre a este mundo.
Mantienes mucha actividad como músico de cámara, y eres el fundador y director de Sine Tempore Ensemble. ¿Cómo surgió esta orquesta de cámara?
Siento pasión por la música de cámara, es una forma de entender la música desde sus profundidades, conectando con el mensaje que escribe el compositor. Lo más importante es saber transmitir ese mensaje, y recalco esta cuestión en música de cámara y no en la sinfónica porque somos muy pocos músicos sobre el escenario, es más difícil lograr esa conexión. La base de todo músico es la música de cámara y precisamente por eso también he creado diversos ciclos de música de cámara. Este formato hace que el músico se ponga frente al público sin máscaras, sin la protección de otros músicos, por lo que la exigencia técnica y musical están al máximo nivel.
Desde pequeño viví de manera muy especial las orquestas en Albania, ya que se nos hacía formar parte de ellas desde muy temprana edad. Es una forma muy bonita de crear emociones juntos y, una vez que tienes toda tu experiencia vivida, te apetece embarcarte en nuevos proyectos. No quería quedarme en un cuarteto o en un quinteto, por eso pensé en una orquesta de cuerda y a partir de ahí surgió la idea de crear Sine Tempore Ensemble. Se ha convertido para mí en una forma de vida, ya que cada vez que abordamos un nuevo proyecto, lo vivimos de otra manera. Cada formación tiene su esencia, y la orquesta de cuerdas es muy especial.
Otra de tus facetas, que desarrollas de forma muy activa, es la de director artístico y gestor musical. ¿Qué reto te has fijado en este sentido?
El reto es poner a la Región de Murcia en el mapa cultural de calidad. Estoy tratando de que esto sea posible gracias a la creación de varios ciclos y festivales de música en la región, aparte de mi dedicación a la OSRM y a la OARM, por supuesto. Cuando yo llegué a Murcia en el año 1994 no había nada más que un auditorio, que se inauguró en el año 1996, y la Asociación ProMúsica de Murcia, que contaba con conciertos para sus socios. Me gustaría que llegase un momento en el que pudiésemos decir que la Región de Murcia tiene muchísima actividad, ese es el camino.
El primer ciclo que creaste fue MurciArt Music Festival y compartes la dirección artística con Rumen Cvetkov.
MurciArt celebra este año su octava edición. Es un proyecto en el que nos hemos empeñado en que sea un referente tanto en la Región de Murcia como fuera de ella. Estas cosas no son fáciles de conseguir y de mantener, el barco sigue en movimiento, navegando. Nuestra misión es dejar un poso en la Región y que el alumnado del Conservatorio Superior, de los conservatorios profesionales y de las escuelas de música tenga un sitio donde tocar música de cámara. Continuamos adelante con el apoyo de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia y de la Fundación Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia y con otras entidades más pequeñas que también nos facilitan la logística que conlleva organizar una actividad de este tipo. Por nuestro festival han pasado muchos buenos artistas y siempre quedan muy contentos de la experiencia porque han compartido escenario con otros grandes músicos. El clima es fantástico y el emplazamiento, el claustro del Palacio de San Esteban, tiene una acústica maravillosa. El público nos apoya, todos los conciertos están siempre llenos, haciendo cola desde una hora antes para coger buen sitio. Cuando ves que todo esto funciona, tienes energía para continuar. Estos proyectos no se sacan adelante por interés personal, sino por un interés social que merece la pena.
También eres director artístico de Intermezzo, Ciclo Internacional de Música de Cámara de Los Alcázares.
Así como MurciArt recoge la vida social y musical de Murcia a través de las distintas actividades que existen, Intermezzo es un proyecto que surge en una localidad en la que ni siquiera hay escuela de música o banda, Los Alcázares. Le planteé a la Concejalía de Cultura la posibilidad de crear un espacio en el que poder ofrecer conciertos en directo a la ciudadanía y arrancamos con tres conciertos. En la V edición ya vamos por ocho conciertos, uno al mes, y con un público consolidado que llena la sala. Hemos pasado de tener 30 personas a 160, es un espacio pequeño en el que se está haciendo un gran trabajo; este resultado nos permite constatarlo. La Concejalía está apostando a fondo por la iniciativa, todo son facilidades, han detectado la necesidad social y educativa de la localidad y la están cubriendo. El espacio donde se realiza, la Casa Consistorial, también acoge la Fase Autonómica de la Región de Murcia del Intercentros Melómano. Estamos creando una buena base para que en un futuro tenga continuidad. Todo el tiempo que paso dedicándome a Intermezzo es una satisfacción enorme.
Acabas de poner en marcha otra iniciativa en Murcia, los Lunes Clásicos.
Se trata de un ciclo de música de cámara, de iniciativa privada, que está justo en el corazón de Murcia, en un lugar muy especial: el Mercado de Correos. Comenzó el pasado mes de mayo y de momento cuenta con tres conciertos para poder valorar cómo lo recibe el público. La idea es que este espacio cultural albergue conferencias, teatro, música clásica, etc. Hemos adaptado uno de los salones del edificio para los conciertos y confiamos en que tenga muy buena acogida. La actividad que hay en Murcia tiene que ser mucho mayor, hay mucha gente interesada en la música clásica y no todos pueden ir al auditorio, por lo que nosotros debemos acercarnos a ellos.
¿Cómo eres capaz de abordar todos estos proyectos al mismo tiempo?
Cuando tengo un momento de creación soy muy operativo. Creo que la inspiración me viene del mar, cuando paseo por la playa me van surgiendo ideas que voy apuntando para el futuro, que se encajan más adelante. También gestiono un ciclo de música (no clásica) en el Balneario de Los Alcázares, siempre con la calidad por bandera, buenos músicos y buena programación. La respuesta a tu pregunta es que no soy conformista.
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