Quiero expresar en este artículo lo que es para mí una clase de música activa y la importancia de construirla día a día y codo con codo con nuestros alumnos.
Por M.ª Jesús Camino Rentería
Muchas veces echo la vista atrás recordando cómo eran las clases en mis tiempos de estudiante o incluso cómo eran mis clases cuando comencé a trabajar en Secundaria y pienso…
¡Qué suerte he tenido conociendo los tiempos de internet, la web 2.0 y la transformación metodológica del siglo XXI!
Porque siento que he cambiado, he mejorado mi práctica docente en estos años y, lo más importante: he mantenido la ilusión y motivación por seguir avanzando en la enseñanza musical.
Lo que os cuento lo he aprendido en el aula, sale de la reflexión, de los éxitos educativos y también de los fracasos, de todo se aprende.
Ánimo con el nuevo curso, no olvidéis que tenemos la gran suerte de educar a través de la música y que nuestros alumnos se merecen lo mejor de nosotros.
Introducción
‘Una clase de música activa es una clase con más oportunidades de aprendizaje. Es una clase con más comunicación, una clase que aporta y recibe, una clase que se abre al mundo sin complejos.
Una clase de música activa es una clase con más posibilidades, con más recursos y más atención a la diversidad del alumnado. Es una clase transparente donde el protagonista del aprendizaje es el alumno.
Una clase de música activa tiene una presencia real en la red. Es una clase sin fronteras que traspasa las paredes del aula, es una clase colaborativa, una clase con nuevas ilusiones y más motivación.
Una clase de música activa es una clase que comparte, que no está aislada, es una clase donde la imaginación y la creatividad son imprescindibles, es una clase que ayuda y se deja ayudar.
Una clase de música activa es una clase con una intensa vida educativa donde la metodología y los intereses del alumnado ocupan un lugar preferente.
Una clase de música activa está viva y son los alumnos los que, junto con nosotros los docentes de música, la construimos día a día’.
‘Así siento que debe ser una clase de música en el siglo XXI, una clase donde lo importante es aprender y disfrutar de la música. Mi mayor deseo como profesional y como persona es que la Educación Musical esté al alcance de todos los niños y niñas‘.
Nuevo curso escolar, nuevas oportunidades de aprendizaje musical
Como docentes de música debemos sentirnos afortunados ya que, sin lugar a dudas, a todos los niños y adolescentes les encanta la música.
Tenemos una gran responsabilidad y un trabajo maravilloso por delante en el cual debemos conseguir que nuestros alumnos aprendan y disfruten de la música de forma vivencial valorando la Educación Musical como una parte importante de su aprendizaje como personas.
Como sabemos por numerosos estudios e investigaciones científicas, el aprendizaje musical desarrolla nuestro cerebro mejorando las capacidades cognitivas. Pero, además, aprender música nos enriquece en todos los sentidos y nos une como personas porque, si hay un aspecto clave en la música es que siempre se comparte con los demás; la música se crea para ser compartida y disfrutada en comunidad.
Este aspecto cobra gran importancia en las clases de música colectivas en colegios e institutos, por eso es fundamental basar el aprendizaje musical en la interpretación, la audición y la creación musical y, a partir de ahí, desarrollar competencias, habilidades y adquirir conocimientos musicales.
Solo necesitamos poner en marcha nuestro potencial pedagógico para conseguir que nuestras clases de música sean activas, creativas, participativas y motivadoras para los alumnos.
¿Preparados?
Los 5 motores de una clase de música activa
Nos vamos a centrar en la enseñanza de la música en Primaria y Secundaria, en un contexto donde el trabajo colectivo marca la pauta. Seguramente muchos de los docentes que estáis leyendo este artículo ya habéis puesto en marcha estrategias metodológicas que faciliten un aprendizaje activo y vivencial de la música.
Lejos quedan, o deberían quedar, aquellas clases magistrales de teoría en las cuales el protagonismo lo tenía el profesor y su rol era la transmisión de conocimientos. Estamos viviendo una transformación importante en las aulas de música con un enfoque metodológico centrado en el alumno, donde lo importante es aprender a través de la experimentación, la participación, la colaboración y la relación con su contexto real.
Para construir una clase de música activa necesitamos poner en marcha 5 importantes ‘motores’: Crear, Escuchar, Conocer, Interpretar y Compartir. Como vais a ver en este planteamiento, los 5 motores están relacionados entre sí y tienen la misma importancia. Por ello, es fundamental equilibrar y elaborar los objetos didácticos de aprendizaje en función de los 5.
Motor 1. Interpretar
Tenemos un interesante abanico de opciones para desarrollar la interpretación musical en el aula que elegiremos dependiendo de diversos factores como la infraestructura del aula y espacio disponible, los intereses y características del grupo de clase, nuestros objetivos didácticos, las pautas que marca el currículo educativo, etc. Algunas de estas opciones son:
La interpretación vocal. Tanto el canto colectivo (al unísono todo el grupo de clase) como el coro (a más de una voz) son actividades asequibles, se puede cantar en clase en cualquier momento ya que los alumnos llevan incorporado el instrumento musical. Además, cantar les gusta mucho y, aunque algunas veces les de cierta vergüenza, seleccionando un repertorio adecuado a su edad e intereses, el éxito está garantizado.
La interpretación instrumental. Contamos con muchos instrumentos adecuados para la práctica instrumental en el aula. Para trabajar el aspecto melódico tenemos la flauta dulce, los carillones y los xilófonos, con los cuales se pueden trabajar contenidos relacionados con el lenguaje musical, la estructura, la textura, el género musical, el folclore, la historia, etc.
En cuanto al aspecto rítmico, contamos con los instrumentos de pequeña percusión Orff, la percusión corporal que tanto gusta a los alumnos, y la percusión con otros instrumentos ‘cotidianos’ (palillos chinos, bolígrafos, vasos de plástico, botellas…).
Los palillos chinos fueron un gran descubrimiento en mis clases, son económicos y el sonido al entrechocarlos es muy agradable. Los podemos utilizar para interpretar ritmos, para acompañar las canciones que cantamos, para improvisar nuevos ritmos, para marcar el pulso y/o acento en las audiciones, etc.
En cuanto al aspecto armónico contamos con el instrumental Orff de percusión determinada: xilófonos, metalófonos y carillones. Pero, además, tenemos la guitarra y como novedad en algunas aulas, también el ukelele. Estos instrumentos permiten ahondar en el elemento armónico de la música. Los alumnos pueden tocar a más de una voz, realizar acompañamientos para las melodías, etc.
Y, combinando las diferentes opciones instrumentales, no podemos dejar pasar la oportunidad de crear un ‘conjunto instrumental’ en el cual todos los instrumentos disponibles en el aula tienen cabida. Es un auténtico trabajo colaborativo, como en un grupo de rock o en una orquesta.
Movimiento, danza, música escénica. Si el espacio del aula lo permite, o hay posibilidad de usar otro espacio del centro, tenemos gran cantidad de actividades donde el movimiento es la base: actividades de expresión corporal, danzas folclóricas, danzas del mundo, danzas históricas, musicales, bailes y coreografías de cualquier estilo, representación de óperas, etc.
A través del movimiento, la danza y la representación trabajamos aspectos como el ritmo, la melodía, la historia de la música, el acercamiento a otras culturas, al folclore, etc.
Como es lógico, en todas las opciones debemos elegir cuidadosamente el repertorio y los recursos si queremos que las clases prácticas funcionen. Hay que tener en cuenta el nivel educativo (siempre proponer temas asequibles), los contenidos que queremos trabajar, la temporalización y, además, decidir cómo será la dinámica de clase con cada canción.
Por otra parte, recordad que siempre viene bien combinar diferentes tipos de agrupaciones de alumnos, desde turnos individuales en círculo, parejas, pequeños grupos hasta el gran grupo de clase, tanto tocando o cantando al unísono como a varias voces.
Motor 2. Escuchar
La escucha es el eje vertebrador de todo aprendizaje musical, ya que el desarrollo del oído musical es básico para la interpretación, la comprensión del lenguaje musical, el conocimiento de la historia y su evolución, la discriminación de los parámetros del sonido, el conocimiento de los géneros musicales, etc.
Cualquier aspecto o contenido musical que queramos trabajar tiene una dimensión auditiva importantísima. Además, las audiciones son fantásticas para estimular la creatividad e imaginación, sobre todo cuando las unimos con otras artes y materias.
A mí siempre me han dado muy buenos resultados las actividades de escritura creativa a partir de la escucha, me refiero a actividades como ‘Escuchando con la imaginación’, donde los alumnos expresan con historias cortas o dibujos lo que sugiere la música, actividades para inventar escenas de películas a partir de fragmentos musicales muy diferentes entre si, actividades donde relacionar música con cuadros o ilustraciones, actividades tipo ‘Telediario sonoro’, en el cual las noticias son fragmentos musicales y los alumnos las tienen que transformar en texto, etc.
Además de la audición creativa, hay muchas actividades para trabajar el análisis auditivo y aprender a discriminar diferentes aspectos musicales: reconocer fragmentos melódicos y fórmulas rítmicas; diferenciar géneros musicales; discriminar las familias de instrumentos y los tipos de voces; etc.
Y no nos podemos olvidar de los musicogramas, que ayudan a comprender del discurso musical con elementos visuales facilitando la vivencia de la obra musical.
Motor 3. Conocer
Los contenidos musicales están implícitos en todas las actividades y dinámicas de clase. Cuando interpretamos música estamos aprendiendo contenidos que ya habíamos programado y diseñado.
Igualmente, cuando realizamos audiciones o propuestas de creación musical los contenidos musicales están implícitos en dichas propuestas didácticas. Pero, además, podemos diseñar otras tareas y proyectos para profundizar y/o ampliar los contenidos del nivel educativo en el que trabajemos.
En estos momentos estamos inmersos en una transformación educativa que pretende dejar paso a nuevas formas de enseñar música donde el alumno se tiene que involucrar en lo que aprende, ser parte de la tarea o proyecto, descubrir nuevos conceptos musicales investigando, generar él mismo los contenidos a la vez que desarrolla habilidades útiles para su vida.
Actualmente se está trabajando con diferentes enfoques metodológicos como el desarrollo de las Competencias Clave, el ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos), el APS (Aprendizaje y Servicio), la Gamificación, las técnicas del Visual Thingking o aplicando el concepto Flipped Classroom.
Todas estas estrategias pedagógicas tienen en común varios aspectos que cabe señalar: el trabajo cooperativo de los alumnos, la utilización de las ventajas de las TIC, la atención a la diversidad, la reflexión conjunta de lo que se aprende, el compartir los trabajos y recursos y los cambios en la forma de evaluar el aprendizaje (a través de rúbricas, porfolios, dianas, etc.), todo ello promueve un aumento de la motivación e implicación del alumnado en el proceso de aprendizaje.
Uno de los ejemplos más interesantes sobre la aplicación de estos nuevos enfoques es el aprendizaje de la Historia de la Música y los compositores clásicos (que siempre ha sido todo un reto para los profesores de música).
Encontramos proyectos gamificados basados en el programa de TV ‘Ministerio del Tiempo’, tareas con la herramienta ‘Fakebook’ que simula a la famosa y extendida red social Facebook, épocas de la historia elaboradas con aplicaciones de realidad aumentada, biografías de compositores realizadas con la técnica de vídeo stop motion, exposiciones de compositores y compositoras con códigos QR, etc.
Motor 4. Crear
La creación es el fin y gran objetivo del aprendizaje musical. La música se crea, se inventa, los compositores la construyen con elementos del lenguaje musical, elementos compositivos, elementos físicos y acústicos, elementos culturales e históricos y elementos creativos que ven la luz en forma de música. La música como forma de expresión es una poderosa herramienta educativa que puede tener dos dimensiones en nuestro trabajo en el aula.
Por un lado, está la creación integrada en actividades musicales y, por otro, la creación musical propiamente dicha. Cuando estamos interpretando, realizando audiciones creativas o cuando ponemos en marcha tareas y proyectos para trabajar el conocimiento de la música, estamos creando diferentes productos didácticos, musicales, auditivos, literarios o artísticos.
Es muy importante, además, que el alumno sea consciente de que está creando ‘algo’ siempre que realice una actividad. Algunos de los productos que pueden crear son las historias escritas, pósteres, esquemas, infografías, cómics, bandas sonoras, tonos para el móvil, ritmos y melodías, montajes audiovisuales, collages de imágenes, coreografías, etc.
Motor 5. Compartir
‘En cuestiones de cultura y de saber, solo se pierde lo que se guarda, solo se gana lo que se da’. Esta frase de Antonio Machado expresa perfectamente la importancia de compartir en el mundo educativo. Compartir es enriquecer y, en consecuencia, mejorar y avanzar.
Dentro del aula, compartir y difundir el trabajo da sentido al aprendizaje y es fundamental para que el alumno vea la utilidad real de lo que aprende en clase. Por ejemplo, las interpretaciones musicales adquieren otra dimensión si se da un concierto o se graban en vídeo y se comparten en un canal de YouTube ya que, de esta forma, las familias y el resto de la comunidad educativa pueden disfrutar de ellas.
Otro ejemplo serían los escritos, redacciones, cómics, etc., que si se comparten en un periódico digital o en un blog adquieren sentido real para el alumnado.
Compartir enriquece el contenido de las clases, las tareas, los proyectos y nos ayuda a conocer mejor a nuestros alumnos. Por todo ello, debemos fomentar en clase actividades como la lluvia de ideas, exposiciones orales, tertulias, creación de blogs, elaboración de porfolios digitales donde se refleje el aprendizaje del día a día, exposiciones virtuales de los trabajos, etc.
La importancia de las TIC
Creo que después de leer la mayor parte del artículo, ya habéis vislumbrado la importancia de las TIC en la educación musical y en la construcción de una clase de música activa.
Muchos de nosotros somos profesores del siglo XX y, aunque en nuestra formación académica no hayamos tenido contacto con las tecnologías, nuestros alumnos pertenecen al siglo XXI y viven rodeados de ordenadores, tabletas, dispositivos móviles y están constantemente conectados a través de internet y redes sociales.
Para ellos el uso de esta tecnología es algo cotidiano, no es extraordinario o especial, es su realidad. Por lo tanto, uno de nuestros objetivos es aprovechar las ventajas que nos ofrecen las tecnologías integrándolas en nuestras clases de forma natural.
Las TIC tienen una función ‘facilitadora’ muy útil en el aula de música ya que facilitan el trabajo con material multimedia, el trabajo colaborativo, la realización de tareas competenciales y proyectos, facilitan también el diseño de tareas creativas, la puesta en marcha de nuevas estrategias metodológicas, la evaluación, el seguimiento del aprendizaje, facilitan el acceso a los materiales y recursos, la creación de recursos propios adaptados a nuestro alumnado, facilitan la comunicación, la atención a la diversidad del alumnado y, sobre todo, facilitan compartir el trabajo y difundirlo.
En muchas ocasiones he comentado que la Educación Musical tiene mucho que agradecer a internet y el mundo de la web 2.0 porque se ha podido ver el trabajo de cientos de docentes de música y de sus alumnos. ¡Ya era hora de tener un lugar donde hacernos visibles y aprender unos de otros!
Cuando comencé a trabajar con las TIC, allá por el curso 2008-09, busqué recursos musicales en internet y descubrí gran cantidad de profesores que compartían sus experiencias en los recién descubiertos blogs.
Se abrió un nuevo mundo para mí y pensé que cuando tuviera dominio de las TIC yo también pondría mi granito de arena y agradecería así la ayuda que yo había recibido de la red. Y es lo que llevo haciendo desde entonces a través de mi web y de Twitter especialmente.
Aunque han sido horas y horas de trabajo, estoy satisfecha porque todo lo que he compartido ha ayudado no solo a mis alumnos, sino a alumnos de otros docentes que han utilizado mis materiales y recursos.
Aunque la mayor satisfacción que he sentido como profesora ha sido la alegría de los alumnos cuando entraban en clase de música, ese es el mejor síntoma para saber que vamos por el buen camino. Si entran contentos y salen más contentos aún es que han disfrutado, han aprendido y han conectado con la música. No se puede pedir más.
En la siguiente web encontraréis enlaces a recursos útiles para poner en marcha una clase de música activa:
https://materialesparamusica.weebly.com
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