El marimbista Conrado Moya acaba de volver de una gira por Estados Unidos ofreciendo conciertos y clases magistrales con el dúo que forma con Katarzyna Myćka, su mentora y, desde hace años, compañera musical. Tras haber creado, sin apenas referentes, una carrera como solista con un instrumento poco habitual, triunfa en escenarios sinfónicos y camerísticos de todo el mundo con un propósito: luchar por el futuro de la marimba.
Por Susana Castro
¿Cómo llega la música a tu vida?
Mis padres son psicólogos, pero en mi casa siempre ha habido música clásica. Recuerdo estar estudiando y mi padre, que tenía su despacho en la habitación de al lado, siempre estaba escuchando música. Mi madre dice que nunca había escuchado tanta música clásica hasta que se quedó embarazada. Siempre me enorgullezco de que en mi familia hay mucho músico de alma. Además, sí hay una rama de mi familia, mis primos y tía, que son músicos profesionales. La música siempre ha estado presente en mi vida.
¿Por qué te decides por la percusión?
No hay ningún percusionista en mi familia, seguramente me vino por influencia de las bandas de música de Alicante, mi ciudad natal. Desde niño he estado enamorado de la percusión, y mi madre se dio cuenta cuando, con 2 años, estaba reventando las cacerolas, incluso colocaba trapos para cambiarles la afinación.
¿Cuándo pasas a la marimba en particular?
Posiblemente a los 14 años. Me gusta mucho contar cómo fue, incluso a mis alumnos. Odiaba la marimba, no era bueno en solfeo, y sin embargo adoraba los timbales. En un curso de verano en el que mi profesor me pidió equilibrar la parte de parches con la parte de láminas conocí a mi primer mentor, Sisco Aparici, quien me descubrió lo que era la marimba. Esa academia de verano cambió mi vida, ya que entendí que la marimba integra mis dos grandes pasiones: el ritmo de la percusión y la polifonía del piano. A partir de ahí decidí que quería ser solista de marimba.
Igualmente continuaste con tus estudios generales de percusión.
Sí, porque en España no existe la especialización en marimba. A partir de los 17 años empecé a estudiar con la que hoy en día es mi gran amiga, pero que en su momento fue mi gran maestra, Katarzyna Myćka. Vino a impartir un curso a España y su manera de concebir la marimba y de entender la música me enamoraron. Decidí que quería estudiar con ella, pero en ese momento solo podía ser de forma privada, así que también cursé más adelante un máster en la Hochschule für Musik Hanns Eisler de Berlín, donde podías elegir el peso de cada instrumento de percusión en tu formación, y si querías abordarla como solista, de cámara o de orquesta.
Al no haber referentes cercanos como solista de marimba, ¿qué dijo tu familia cuando decidiste emprender este camino?
Mis padres siempre me han apoyado, nunca ha habido ni siquiera una duda. Me dijeron que si esa era mi idea tenía que luchar por ella. Sí me ponían en situación, diciéndome que perseguir ese sueño no era gratis, que tenía que luchar mucho por la falta de referentes.
¿No había ningún solista de marimba en España?
No, únicamente de percusión, y pocos. En Europa podía haber como mucho cinco; en el mundo quizá diez o doce. Ahora ya hay muchos más, esa generación sirvió de referencia para mi propia generación. Antes de ellos, solamente había solistas de marimba en Japón y Estados Unidos.
¿Cómo decidiste abordar tu carrera?
Un pianista o un violinista, por nombrar dos instrumentos con una tradición muy asentada, tienen muy claro el camino, puede ser más o menos difícil, pero está claro cuál es el repertorio, los concursos a los que puedes concurrir, lo que requiere de ti el mercado… En el mundo de la percusión había poca información, pero en el de la marimba era inexistente. Ha habido grandes personalidades que han influido en mi decisión, pero no en mi instrumento, así que tuve que inventarlo todo.
En primer lugar, tuve que crear el espacio y demostrar que podía existir. Después, cree un repertorio, porque si el que hay es muy reducido y no tiene la calidad que requiere el mercado, no tengo nada que ofrecer. Tampoco había un público que supiera lo que era el instrumento, así que había que acercarlo a la gente, que ni siquiera sabía de su existencia. He tenido que crearlo todo y enfrentarme a mi gremio porque los propios percusionistas muchas veces han rechazado que este instrumento pudiera ser solista. No he ido en contra de nada ni de nadie, únicamente he desarrollado el instrumento con una nueva perspectiva, algo que en realidad ha hecho cualquier otro instrumento en su primer siglo de vida. He realizado muchos cambios en la técnica física y en los aspectos sonoros, pero todo lo he hecho para acercar la marimba a ciertos círculos en los que no se aceptaba. Mi meta ha sido siempre luchar por el futuro de la marimba.
La lucha ha sido doble, porque el mundo de la música clásica es muy conservador.
Hay un público que podría tener miedo, por supuesto, pero ese miedo también está en los programadores. Lo entiendo, porque es un instrumento que se desconoce o que ha sido entendido como parte de la percusión, con un repertorio muy concreto. He luchado contra ese miedo de la manera más orgánica posible, mostrando que es un instrumento que puede apasionar al público a través de un repertorio cercano, en el marco de la neotonalidad. He tocado mucha música atonal, estudiado con grandes solistas que se dedican a esa música, pero no ha conectado conmigo. Ahora dedico mis esfuerzos a crear nuevo repertorio que sea más cercano a mi personalidad artística junto a compositores nacionales e internacionales. Estas obras, y una forma de entender la marimba mucho más melódica y textural, cercana al mundo pianístico, me han permitido llegar a círculos que no se habían explorado antes.
Es el caso del mundo sinfónico, en el que has entrado decididamente.
En los últimos años he estrenado cuatro conciertos para marimba y orquesta de compositores españoles (José Luis Greco, Lorenzo Palomo, Tomás Marco y Albert Guinovart) dedicados a mí, todos en esta línea de la neotonalidad. Se están moviendo por varias orquestas españolas y también por formaciones de Asia, Latinoamérica o Alemania. Veo que el público agradece un nuevo instrumento, con su exotismo, pero con un repertorio comprensible, y quiere repetir, deja de tener ese miedo.
¿Cómo surgió la idea del primer concierto para marimba y orquesta?
Aunque he tenido suerte, he luchado mucho y no he tenido miedo de contactar con estos autores y demostrar que el instrumento podía hacer muchas cosas, que podía enfrentarse a un repertorio con unas características que no se habían tenido en cuenta hasta entonces. Posiblemente los propios compositores veían limitaciones en el instrumento, así que les mostré que esas limitaciones no existían, sino que era una falta de conocimiento, eso les motivó. Una vez que han conocido mi pasión, que no veo límites en mi instrumento y que les pido que no tengan miedo de escribir, les engancha. Esa libertad de no tener una manera concreta de escribir, sino que tenemos que crearla, les permite experimentar. Ha sido una grandísima suerte encontrarlos y compartir mi vida artística con ellos.
¿Qué otros proyectos de nueva creación tienes entre manos?
En este mes de abril presento dos nuevas obras en el Ciclo Interdisciplinar de Música de Cámara de Oviedo. Han sido escritas para mí por José Luis Greco y Gabriel Ordás, también llevan electroacústica. Estoy creando un nuevo proyecto que verá la luz la temporada que viene y versa sobre diferentes perspectivas de la vida según quién esté reflexionando: una persona adulta o joven, en un momento vital u otro, en una sociedad diferente. Ellos entendieron rápidamente mi idea y se sumergieron en ella. El proyecto también incluirá piezas del neozelandés John Psathas (pendiente de estreno), del alemán Fabian Otten y del griego-canadiense Christos Hatzis, del cual realicé el estreno en Europa de su réquiem para marimba y coro.
También tengo entre manos ‘Bacchanalia’, junto al pianista Josu de Solaun, un proyecto para marimba y piano con obras de nueva creación escritas por Lorenzo Palomo y José Luis Greco intercaladas con obras Bach en adaptaciones hechas por nosotros mismos.
Precisamente yo te conocí por tus arreglos de la música de Bach. ¿Qué ves tú en su música que te lleva a transportarla a la marimba?
Desde muy joven entre la música de Bach y yo ha habido una especie de ósmosis, no he tenido que pensar por qué, sino por qué no. Para mí Bach ha sido la base de conocimiento para encontrar mi manera de interpretar, lo he estudiado muchísimo desde diferentes perspectivas, lo que sumado a la pasión que siento por su música, me decidió a abordar ese proyecto. Bach tenía una manera de componer muy universal, poco idiomática. Componía con un estilo desarrollado por él mismo que podía llevarse a cualquier instrumento, él mismo lo hacía. Las características de la marimba se acoplan perfectamente a la música barroca, por las texturas, las articulaciones que se pueden crear, etc. Esto ha sido fuente de muchos de los progresos que he conseguido crear, ya que necesitaba seguir desarrollando nuevas maneras de entender el sonido de la marimba para poder interpretar a Bach.
Tienes un dúo con Katarzyna Myćka, con el que precisamente interpretáis a dos marimbas las Variaciones Goldberg, que se publicaron en disco en 2020. Lleváis más de cincuenta conciertos en todo el mundo. ¿Cómo lo recibe el público?
No te puedes imaginar la cantidad de veces que nos han dicho tras el concierto: ‘qué lástima que la marimba no existiera cuando existió Bach’. El público agradece este nuevo aire escuchando una música archiconocida desde un nuevo punto de vista sonoro y enérgico completamente diferente, pese a que intentamos entrar dentro del estilo de interpretación barroco, y no hacemos una interpretación romántica, no tendría ningún sentido. Las características de la marimba te ofrecen una experiencia absolutamente novedosa, la manera en la que proyecta el sonido y envuelve al público no lo consigue otro instrumento, es hipnótico, te envuelve, te atrapa y te hace vibrar.
¿Eres consciente de que tu carrera está teniendo una incidencia tremenda en las nuevas generaciones?
Es una responsabilidad enorme. En cierto modo, me apasiona, es un sueño para mí poder crear en estas nuevas generaciones la idea de que podemos seguir avanzando. Que esto que yo creía que podía ser una locura esté generando semejante ruptura, sorpresa y pasión me da la certeza de que, aunque yo no esté, seguirá adelante. Mi meta se está consiguiendo: el futuro de la marimba puede seguir creciendo.
Esto enlaza con tu vertiente pedagógica, con la que disfrutas muchísimo. ¿Qué es para ti la pedagogía?
La pedagogía de cualquier rama artística es una manera de acompañar a las nuevas generaciones en algo que es absolutamente pasional. Ignorar esto y tomarlo como algo obligatorio, olvidarnos de esa parte emocional, me parece una carencia terrible. Mi manera de dar clase está siempre fundamentada en escuchar a quien está delante de mí y no forzar a seguir el camino que todo el mundo sigue. Intento que mi pequeño granito de arena sea ayudar a crear un camino propio, sin poner trabas, pero también exponiendo cuál es la realidad y facilitando las herramientas para generar un futuro que, si no es el que habían soñado, no suponga una frustración.
Si pudieses pedir un deseo, ¿qué cambio propondrías para la especialidad de percusión?
Creo que la percusión debería de tener la posibilidad de elegir una especialización, como mínimo, en ámbito solista, camerístico u orquestal, así como la especialización con respecto al instrumento. Pero, tal y como están las cosas, a la vista del panorama laboral, sería muy arriesgado hacerlo desde muy jóvenes. Debemos crear la posibilidad laboral para que después exista la especialización en los estudios. La carrera es suficientemente extensa como para decidir el camino a tomar en los estudios superiores.
¿Qué sueños están pendientes de conquista?
Seguramente los hitos pendientes son los sinfónicos, seguir introduciendo la marimba como instrumento solista tanto a nivel nacional como internacional. Esas oportunidades ya se están dando, he tocado con muchas orquestas nacionales en Latinoamérica, pero todavía no he tocado con la orquesta nacional de mi país… En septiembre tocaré con la China NCPA Orchestra mi arreglo del Concierto heroico de Joaquín Rodrigo.
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