Las canciones nos marcan. Sus letras, sus emociones y sus ritmos nos evocan y nos acompañan en los momentos más importantes de nuestras vidas. En este último capítulo de Conectando emociones, será la música la que nos guíe para descubrir aquello más importante para la cultura del siglo XXI.
Por Miguel Galdón
Para empezar, diré que es el final… (Miedo, M-Clan)
A lo largo de estos últimos meses he tenido la oportunidad de reflexionar en profundidad sobre el papel de la cultura, la necesidad de generar espacios seguros para desarrollar propuestas artísticas, la importancia del público, lo imprescindible de que la cultura sea accesible para toda la ciudadanía, y otras muchas cuestiones que he ido compartiendo contigo a través de este espacio.
Quiero decirte que, gracias a tu lectura, me has impulsado a seguir investigando y aprendiendo para compartirte una visión meditada sobre temas que, en mi opinión, son importantes y urgentes.
Uno más uno son siete. ¿Quién me lo iba a decir? (Uno más uno son 7, Fran Perea)
Tengo la sensación de que algo está cambiando en el sector cultural. Soy optimista, la verdad. Recientemente me he encontrado muchos artistas y gestores culturales que comparten una visión: construir cultura a partir de la colaboración.
Colaborar, del latín collaborāre, significa ‘trabajar con otra u otras personas en la realización de una obra’.
Cuando personas o instituciones tienen un objetivo común, lo más lógico es tratar de aliarse, de cooperar y colaborar para la consecución del mismo, ¿no?
En mi opinión, esas personas que son capaces entender los espacios y acciones que son comunes a varios proyectos culturales y facilitan su conjunción, van a ser realmente valiosas para cualquier institución cultural. No es nuevo que las entidades culturales colaboren, pero sí es relevante que, en un panorama social, político y cultural tan diverso y cambiante, se imponga la colaboración al enfrentamiento, haciendo que la suma de cada una de las partes sea superior a la suma de individualidades. Aporte de valor a través de la colaboración.
Y es que colaborar es una actitud, una forma de entender el mundo y una visión que cada vez compartimos más profesionales del sector cultural. Hace unos días escuchaba a Alejandra Queizán, responsable de Patrocinio del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, decir que ‘en la cultura no hay competencia’. Y creo que tiene razón. Si un museo consigue implantar un proyecto para atraer a un segmento de la población y funciona, otros espacios culturales también van a beneficiarse.
Cada vez existe una mayor unión dentro del sector cultural, que supone en España un 3,3 % del producto interior bruto (PIB), y la conciencia de trabajar conjuntamente para lograr mejores resultados. Y no me refiero únicamente a una colaboración intrasectorial, sino también a un desarrollo de colaboraciones con distintos sectores productivos que permitan a la cultura expandir sus horizontes y ser relevante para un mayor porcentaje de la población.
Quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa… (Mediterráneo, Joan Manuel Serrat)
A propósito de las colaboraciones, de ampliar el alcance y de la integración y accesibilidad en la cultura, me parece importante destacar la labor que se está empezando a realizar por generar proyectos culturales intergeneracionales.
En los últimos años se han potenciado y favorecido proyectos destinados a colectivos diversos (jóvenes, personas en riesgo de exclusión, ancianos, personas migrantes…), siempre atendiendo a las particularidades de cada grupo. Sin embargo, si buscamos una integración plena es hora de dar un paso adelante y, manteniendo esa atención por las necesidades de cada uno de los colectivos, hacer que todas las personas convivan en el mismo entorno cultural.
Es de esta manera como los proyectos que unen varias generaciones se convierten en un eje integrador de la cultura, a la vez que permiten conectar y unir a personas con habilidades y capacidades totalmente distintas para que unos puedan enriquecerse con las aportaciones de los otros.
Quiero entrar en tu garito con zapatillas… (Zapatillas, El canto del loco)
Ya vimos la importancia de comunicar para conectar con las distintas audiencias que confluyen en una institución cultural. Y ese mensaje tiene que ir acompañado de una experiencia enriquecedora.
Conseguir que las personas sientan que una galería de arte, un teatro o una biblioteca son espacios amables, que les pertenecen y a los que pueden acceder sin prejuicios, es una de las tareas más importantes y más complejas a la que nos enfrentamos.
Quizá debemos repensar si los protocolos y tradiciones que están ligadas a las experiencias artísticas siguen siendo vigentes para nuestra sociedad o si necesitan adaptarse a las nuevas realidades. No soy partidario de cambiar algo por el mero hecho de cambiarlo, pero sí me parece importante la reflexión para construir formatos que mantengan lo que funciona de nuestra tradición y lo que demanda la sociedad actual para estar más conectada con el hecho artístico.
Sin ti no soy nada… (Sin ti no soy nada, Amaral)
¿Qué sería la vida sin cultura? He intentado imaginármelo, pero no he podido. La cultura está en todas partes, aunque no siempre veamos o le demos la importancia que tiene.
No voy a descubrirte nada nuevo en este sentido, lo sé. Seguramente tú también vives muy cerca de la cultura y es una parte fundamental de tu vida, ya sea como creador, docente, intérprete o melómano. Así que únicamente puedo animarte a compartir, a que seas parte esencial de que la cultura llegue a más personas. Si todos contribuimos en nuestro ámbito de acción, seremos imparables.
Solamente puedo decir, ¡gracias por venir! (Gracias por venir, Lina Morgan)
Me gustan los retos. Me gustan los cambios. Me gusta aprender y descubrir. Me gusta compartir y conectar.
A través de estos once artículos he intentado transmitir mi visión sobre la actualidad cultural y generar un espacio para la reflexión y el aprendizaje. ¡Gracias por acompañarme en esta bonita historia que cierra aquí una etapa!
Si quieres que sigamos en contacto, te invito a que hablemos a través de las redes sociales. Puedes encontrarme aquí.
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