Recomendar este disco en Melómano pasa por reconocer la laboriosa tarea de la pianista Adriana Magdovski por poner en valor un repertorio nada habitual como es la Sonata núm. 2 para piano del compositor esloveno, compatriota suyo, Tomaz Svete. Nos cuenta la pianista en las breves notas al programa que la obra de Svetet fue compuesta en 2004 en Mali Losinj en Croacia, cuatro años después del regreso de la pianista de Stuttgart a Eslovenia. Ella misma considera un honor que esta obra esté destinada y dedicada a ella como intérprete. Cuando le preguntó al compositor, antes de iniciar el estudio de su exigente obra, cuál era el mensaje más importante de la Segunda Sonata para piano, le respondió: ‘el corazón humano y las emociones asociadas a él’, lo cual le inspiró para abordar el microcosmos de su obra, de estética ajena a cualquier concesión sensual, basada en la eliminación de estructuras sonoras, esforzándose por mostrar diversas paletas de colores (un término que en música siempre me ha parecido muy ambiguo), texturas rítmicas obsesivas, temblores y vibraciones en los tres movimientos que la integran. Dice Adriana que podemos escuchar un entregado canto al amor, la muerte, la soledad, la búsqueda de lo invisible, unos breves atisbos al pasado musical (como sugieren los nombres del segundo y tercer movimientos), solo para lanzarnos salvajemente a este loco siglo XXI y todo lo que nos espera tras el velo de una superficie que no es fácil traspasar para comprender su sentido hermenéutico. No deja de ser curioso que, como el otro disco que comento en este número de Melómano, la intérprete dedica este su primer disco a su padre fallecido.
La talla de la pianista queda de manifiesto en la ejecución del Preludio, coral y fuga de César Franck que inicia el disco. Compositor fetiche para gigantes como Sviatoslav Richter, considerado por él como sumun del misticismo, y quizá buen pórtico para lanzarse a las aguas ignotas del autor esloveno. Recomendable como curiosidad y a tener en cuenta para conocer lo que se cuece pianística y culturalmente en parte de la antigua Yugoslavia.
Recomendar este disco en Melómano pasa por reconocer la laboriosa tarea de la pianista Adriana Magdovski por poner en valor un repertorio nada habitual como es la Sonata núm. 2 para piano del compositor esloveno Tomaz Svete
Por Antonio Soria
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