Cartografía del mar
André Cebrián, flauta
Pedro Mateo, guitarra clásica
Eudora EUD-SACD-2307
Melómano de Oro
En Cartografía del mar, André Cebrián y Pedro Mateo nos abren las puertas de un mundo donde conviven compositores, sonoridades, pensadores, estilos, lugares, personajes, escritos y obras musicales que forman parte del ADN de la humanidad o que aún están por escucharse. Nuestro ‘trazo cartográfico sin prisa’ comienza con la Historia del Tango de Piazzolla, ‘casa’, porque tal vez sea la primera obra en la que pensamos en la formación camerística de flauta y guitarra. Le sigue el inequívoco sello compositivo de Castelnuovo-Tedesco con su madura y virtuosa Sonatina opus 205, dejándonos a merced de los intérpretes en esta deriva. Sin darnos cuenta, nos encontramos plenamente sumergidos en el misterioso mundo marino al que tan cuidadosamente nos han traído André y Pedro. ¿Queréis saber cuál es la traducción musical del mar? Sin barras de compás, incidiendo en la tensión latente del semitono, el misterio constante, el golpe seco contra las rocas… en otras palabras: Towards the Sea de Takemitsu. Esta obra evidencia la calidad interpretativa de nuestros ‘guías sonoros’ y su pulcra labor de discernir la grafía concreta del efecto y viceversa para hacer llegar con naturalidad a nuestros oídos la música sutil e hipnótica de Takemitsu. Y llegamos a la banda sonora de las montañas, Mountain Songs de Robert Beaser, desde la que se respira esa cara natural de América, el folk (mucho bluegrass) y los cantos ancestrales de tantas civilizaciones. No muy lejos de esas tierras, nació Cintio Vitier —destacado poeta vinculado al grupo Orígenes en Cuba— y al que Leo Brouwer dedica la Elegía que se recoge en este álbum como primera grabación. Y con un registro en primicia, acaba nuestro vaivén, y es que volvemos a casa con la bulería de Gassull: El Peixet de Bloomington. Desde lo primigenio, del motivo a lo elaborado, de lo de siempre a lo nunca escuchado. Detenerse auditivamente en este disco es como salir de casa a pasear sin brújula (o Google Maps), dejándonos sorprender por lo que está tan cerca y nos puede transportar tan lejos, como el mar con nuestros pensamientos.
Por Sara Guerrero Aguado
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