Un film de Otto Preminger
Carmen ha sido uno de los personajes más llevados a la gran pantalla, sin que demasiados títulos hayan hecho verdaderamente justicia a su aureola mítica. Quizás el motivo de ello sea el vano intento de muchos directores de tratar de desvincularse, sin lograrlo, de la ópera de Bizet que convirtió la novela de Merimée en universal.
Carmen Jones (1954) de Otto Preminger constituye, por el contrario, una curiosa revisitación de la ópera. En 1943, Oscar Hammerstein II (autor de Sonrisas y lágrimas, Oklahoma! y El rey y yo) adaptó al inglés buena parte de los números de Bizet, imaginando un nuevo escenario: Carolina del Norte, durante la Segunda Guerra Mundial. Aquí Carmen y el resto de los personajes son afroamericanos. La fábrica de tabacos se convierte en una de paracaídas y Don José se nos presenta bajo la apariencia del policía Joe, cuyo rival amoroso es el boxeador Husky Millar, en lugar de un toreador. Por su parte, Micaela se transforma en la virginal Cindy Lou. En lugar de tocar las castañuelas y bailar flamenco, Carmen Jones canta en un nightclub de Louisiana pero es igualmente supersticiosa y lee en los naipes su destino fatal, a manos de su ardoroso amante. Curiosamente, Preminger encontró el musical de Broadway extremadamente pobre, incluso en el aspecto musical, a fin de que pudiera ser cantado por actores sin formación operística. Para ello decidió reforzar sus aspectos dramáticos a la hora de llevarlo a la gran pantalla. Contrató entonces como guionista al escritor Harry Kleiner al que pidió aproximase el argumento lo máximo posible al espíritu original de la novela de Merimée.
El reparto acabó estando encabezado por Harry Belafonte y Dorothy Dandridge. Ésta contaba entonces treinta y dos años y era conocida como cantante del Cotton Club y del Apollo Theater. Su carrera en el cine había sido discreta pues por entonces Hollywood apenas daba papeles a los actores negros, y éstos siempre se encasillaban dentro de un estereotipo racista. Sin embargo, Dandridge estaba convencida de que ella podía encarnar a la Carmen negra y se presentó ante el realizador, quien le dijo que tenía una bonita figura, pero que no la imaginaba en la piel de la femme fatale por excelencia. A cambio, le ofreció el papel de Cindy Lou. Dandridge entonces regresó horas después vestida de Carmen Jones y sedujo de tal manera al realizador, que acabaron convirtiéndose en amantes. Paradójicamente, Preminger no la veía ni a ella ni a Belafonte, a pesar de ser ambos excelentes cantantes, interpretando los números de Bizet y decidió contratar a la mezzosoprano Marilyn Horne y a LeVern Hutcherson para doblar las voces de los protagonistas en las canciones.
Por aquel entonces Horne contaba veinte años y faltaban dos para que Igor Stravinski descubriese su inmenso talento y respaldase su carrera invitándola a actuar en el Festival de Venecia. Hasta el momento había trabajado poniendo su voz a sintonías televisivas y grabando discos con canciones populares. A fin de que no se notase que su voz no era la de Dandridge, decidió imitar la forma de cantar de ésta y el registro al que ella hubiera podido llegar, en lugar de ofrecer una interpretación operística. Horne lo hizo con tanta profesionalidad que el público no apreció en absoluto que se trataba de un doblaje. Dieciocho años después, Leonard Bernstein la dirigiría en un registro discográfico, ésta vez interpretando a la verdadera Carmen, con el Don José de James McCracken. Aún así, esta grabación nunca ha gozado del favor del público ni de la crítica.
Carmen Jones fue filmada en lujoso Cinemascope y su rodaje generó gran expectación, a lo que se sumó la aparición de Dandridge en la portada de Life. El estreno tuvo lugar el 28 de octubre de 1954 en Nueva York y duró más de un año en cartel en Estados Unidos. Dandridge se convertiría en la primera mujer negra en ser nominada al óscar a la mejor actriz principal, aunque finalmente la estatuilla dorada iría parar a manos de Grace Kelly por La angustia de vivir. Además del éxito de taquilla, las adaptaciones al argot afroamericano de la habanera (“Dat’s love”), la seguidilla (“Dere’s a cafe on de Corner”) o la canción del toreador (“Stan’up an’ fight”) fueron muy difundidas y la banda sonora vendió miles de copias. Si bien se convirtió en una de las películas más importantes protagonizada por actores negros, Carmen Jones es un título actualmente bastante olvidado, a diferencia de otros grandes musicales adaptados de Broadway como West Side Story. Algo parecido sucede con la figura de Dandridge; poco después del éxito del film se le ofreció interpretar el papel de Anna en la versión cinematográfica de El rey y yo, otro musical de Hammerstein. Preminger la convenció de que ese rol evidenciaría sus limitaciones y la actriz lo rechazó, siendo finalmente para Deborah Kerr, que ganaría el Globo de Oro por su actuación.
Dandridge se arrepentiría siempre de esa decisión, pero Preminger trató de compensarla filmando con ella una adaptación de Porgy and Bess de Gershwin, con Sidney Portier y Sammie Davis Jr. El film se estrenó en 1959, pero eso no salvaría a la actriz de su trágico destino: sus administradores la estafarían, dejándola en la ruina, a la vez que se veía obligada a internar a su hija en una institución mental.
Dorothy Dandridge falleció el 8 de septiembre de 1965, a los 42 años de edad, de una sobredosis accidental de antidepresivos.