El disco Mientras se borra el mundo recoge varios ciclos de canciones del pianista y compositor Borja Mariño. En la grabación, realizada por Javier Monteverde, han participado la soprano Mar Morán, el barítono Gabriel Alonso y el pianista Aurelio Viribay. Hablamos con Mariño sobre el proceso de gestación de los diferentes ciclos y la colaboración con estos artistas.
Por Manuel Pacheco
El disco incluye cinco ciclos de canciones que muestran una especial atención a los escritores y poemas seleccionados. Centrándonos, por ejemplo, en el primero de ellos, Versos de mujer, ¿qué criterio seguiste para escoger a las poetas que adaptaste?
El ciclo partió de la propuesta de María Miró para poner música al poema de Dulce María Loynaz. Nos pareció muy potente y decidimos ampliarlo a un ciclo en esta línea. Así es como pedí a Dalia Alonso (también presente en el ciclo, y de quien ya había musicado Canción de amor para una dama de Rialto) que me instruyera sobre poesía de autoría femenina. Las otras cuatro escritoras son también plumas muy interesantes que me encantó descubrir, igual que me había sumergido anteriormente en la obra de otras poetas como Carolina Coronado o Pura Vázquez. Ahora estoy revisitando una obra de María de la O Lejárraga para una pequeña pieza teatral. Hay textos de gran calidad que merecen estar en nuestro poemario colectivo universal, y espero que las generaciones futuras así los consideren.
La elección de textos es más evidente en Tres poemas de guerra y un Sueño, dedicado a Antonio Machado, y Tríptico de Hierro, con poemas de José Hierro. Pero, ¿qué vínculo te une a estos autores?
Ambos fueron encargos. El ciclo de Machado vino por parte del mismo intérprete que lo canta en el cedé, Gabriel Alonso, que reunió en su trabajo de fin de carrera varios ciclos, algunos de ellos de estreno sobre el poeta sevillano. Me encantó bucear en esta etapa oscura de las visiones de la guerra en el camino del exilio, que Machado realizó cercano a su fallecimiento. En el caso de Hierro tuvo que ver con su centenario y lo estrenamos en Getafe, donde el escritor tiene un centro de poesía dedicado a su obra. Más tarde, la orquesta de esa ciudad las programó también, con la voz de César San Martín y la dirección de Carlos Díez. Es un poeta que, en todo caso, está pidiendo a gritos ponerlo en música, pues en sus escritos se evidencia continuamente que era un gran melómano.
¿Cómo se origina el grupo de canciones Campanas de sol y aire, dedicado a cuatro escritores contemporáneos sevillanos?
El ciclo partió de la idea de Francisco Soriano, el pianista, de dotar de nuevos estrenos al ciclo de lied que programa en el Real Círculo de Labradores de Sevilla. Me propuso colaborar con cuatro autores vivos que, además, son grandes dinamizadores de la vida cultural hispalense. Fue un placer poder trabajar con ellos, y he de decir que siempre han sido muy colaborativos y que este proyecto nos ha dado muchas satisfacciones.
El disco se cierra con Cuatro canciones antiguas sobre textos sefardíes, que es en realidad el ciclo más temprano de todo el disco. ¿Sientes que hay alguna distancia estilística entre estas y otras piezas del álbum?
Este es de los ciclos que más me solicitan junto con las Canciones gallegas (supongo que por mi procedencia), y ambos son de la época en que era estudiante. En el caso de las sefardíes ocurrió que la interpretación que la soprano Saioa Hernández realizó en el Auditorio Nacional de Música hace unos diez años, gracias al empeño del maestro Alejandro Jassán, hizo que tuvieran una mayor demanda, y aún siguen generando interés. A mí me hace muy feliz. Son obras muy sencillas, que transitan de forma intencionada por el lenguaje puramente modal para imitar el estilo de las canciones tradicionales. Entroncan, además, con una línea moderna de interés sobre temas sefardíes que ha dejado buenas muestras en la música del siglo XX.
¿Cómo aterrizaron la soprano Mar Morán y el barítono Gabriel Alonso en el proyecto? ¿Cómo se ha desarrollado la grabación con estos cantantes?
El proyecto parte del pianista Aurelio Viribay, que para mí es uno de los más grandes especialistas en canción de concierto española de la actualidad; posee unos conocimientos vastísimos de repertorio y una gran experiencia. Mar y él habían interpretado algunas de mis canciones, y juntos ya llevaban dos proyectos discográficos a sus espaldas (sobre García Leoz y Palau). También Gabriel había grabado música mía en el recopilatorio de música gallega No camiño. Así que no dudé: no había mimbres mejores para el proyecto, pues su experiencia y profesionalidad les avalaba. Esto se puso en evidencia en lo que pude ver de las sesiones de grabación con el gran Javier Monteverde, que es un productor exquisito. Todo el equipo afrontó el registro sonoro con grandes dosis de aplomo, sentido práctico, buen criterio y seriedad.
Siendo tú un instrumentista tan familiarizado con la lírica y el acompañamiento de cantantes, ¿cómo se materializó la colaboración de Aurelio Viribay, también profundo conocedor de la voz, como pianista en el disco?
Muchas veces me preguntan si no hubiera preferido tocar yo mis canciones. ¡Pero si llevo haciéndolo veinte años! Creo que ya han quedado suficientes muestras en recitales y vídeos en directo. Actualmente me sucede que me encuentro con versiones de personas con las que no tengo ninguna relación, o de otros países, y ahí comprendes que la libertad es parte del proceso. Esa es la magia de la interpretación, ¿no? Carece de sentido pretender atarlo todo, y aquello que resulta imprescindible siempre se puede dejar por escrito en la partitura. Por otro lado, te diré que después de escuchar el excelente trabajo que ha hecho Aurelio en la grabación, no creo que yo lo hubiera podido hacer mejor [risas].
Mientras se borra el mundo acaba de lanzarse y todavía se está presentando, pero ¿tienes en mente alguna otra obra o selección de obras tuyas que te gustaría grabar?
Sí, de forma paralela tengo varios proyectos en mente que ya había hablado con algunos músicos, pero una grabación supone siempre una logística complicada. Me encantaría llevar al disco algo más de mi música de cámara porque solo está registrada la suite sobre El principito (con el Quinteto Enara); estoy en contacto con el arpista José Antonio Domené, que es un músico portentoso y al que he dedicado varias páginas. También hemos hablado de poder grabar algo más con Miquel Brunet en Mallorca, después de la buena experiencia con las Canciones de Emma, que formaban parte de una causa benéfica. Además, en la isla he trabajado con asiduidad y conozco a bastantes de los cantantes locales que tienen una gran calidad.
¿Cuándo se presenta el disco? ¿Habrá oportunidad de escuchar estas canciones en algún recital cercano?
El álbum en formato físico se presentó el 13 de septiembre en el Teatro de la Zarzuela, y está colgado en las principales plataformas digitales. Esperamos que sea también un buen impulso para que sus intérpretes puedan presentarlo en vivo en recital, aunque las propuestas, hasta donde yo conozco, aún no han cristalizado.
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