El pianista francés Bertrand Chamayou acaba de publicar para Warner Classics su álbum ‘Letter(s) to Erik Satie’. El álbum toma el nombre de una obra de John Cage de 1978, concebida para voz y bucles de cinta. De esta forma, Chamayou rinde homenaje a dos compositores idiosincrásicos, innovadores e influyentes, uno nacido en Normandía en 1866, el otro en Los Ángeles en 1912.
Por Alicia Población
Has declarado que ‘Erik Satie y John Cage son ovnis en el mundo de la música, porque concibieron la música a través de un prisma completamente diferente’. ¿A qué prisma te refieres?
Ambos introdujeron la idea de concepto en la música y el arte en general. Satie trajo a finales del siglo XIX y durante el período romántico una música que escapaba de la idea normal de forma. Una música que parece no tener principio ni fin. Eso fue completamente nuevo y surgió de la nada. Cage siguió esta idea y propuso que cualquier sonido e incluso el silencio podían considerarse música.
Tu nuevo álbum, ‘Letters(s) to Erik Satie’, fue grabado en los estudios Miraval de Provenza, creados en los años 70 por el pianista de jazz Jacques Loussier. Damien Quintard, que dirige los estudios junto con Brad Pitt, te propuso el lugar y comenzaste, según tus palabras, ‘a desarrollar un concepto de álbum ideal para Miraval’. ¿Qué quiere decir con esto? ¿Ideaste un álbum para un estudio?
No conocía la acústica del lugar previamente, pero como trabajé con Damien durante mucho tiempo quería apoyar su nueva aventura en el Estudio Miraval. Diseñé un álbum que podría grabarse con un micrófono muy cercano, un proyecto íntimo. Por eso pensé en Satie y Cage. Pero al final descubrí que el estudio también tiene una acústica natural fantástica y podría funcionar para cualquier música clásica.
Dices que el proyecto es un homenaje a Erik Satie a través de los ojos de John Cage. ¿Qué se puede distinguir de Chamayou? ¿Cuál crees que es la característica que le aporta tu interpretación?
Quería presentar a Satie vinculado a John Cage para ver a Satie más como una artista conceptual y, en cierto modo, como un compositor meditativo. Evité todas las piezas relacionadas con su período de cabaré en Montmartre porque no quería presentar la imagen típica de Satie en un contexto de ‘París, 1900’.
Intento proponer una interpretación que describiría como orgánicamente hipnótica. Sin énfasis, pero no mecánico. Una regularidad y estabilidad en el pulso que no se parece a un metrónomo sino más bien a los latidos de un corazón humano. Y un fraseo no muy lírico, pero sí colorido, y sutilmente plasmado.
¿Qué es lo que más te atrae de Erik Satie para dedicarle este trabajo?
El hecho de que fuera así le hacía muy diferente.
En el álbum se incluye una pieza atribuida a Cage, All Sides of the Small Stone, encontrada en 2015, escrita a mano, entre los papeles de otro compositor estadounidense, el discípulo de Cage, James Tenney. Está dedicado a Satie. ¿Qué tiene de especial esta pieza?
La obra fue encontrada después de la muerte de Cage y Tenney. Al parecer, Cage la colocó como sorpresa en una de las partituras de Tenney. Es típico de Cage. Creo que me hubiera encantado la idea de que esta pieza pudiera haber sido descubierta incluso más tarde, dentro de 100 o 200 años.
Ni siquiera es seguro que sea de Cage. La viuda de Tenney dijo que era la letra de Cage, pero no pudo confirmarlo al cien por cien. Me gusta el hecho de que sigue habiendo una especie de misterio en torno a esta pieza sencilla y hermosa.
También se incluye en el álbum una obra de James Tenney, Three Pages in the Shape of a Pear (in Celebration of Erik Satie), escrita en 1995. ¿Por qué se decidió incluir esta obra en el álbum?
Debido a la misteriosa historia en torno a All Sides of the Small Stone, concebí este álbum como un diálogo entre Cage y Satie con Tenney como tercer invitado. Este pequeño homenaje a Satie fue un guiño perfecto.
¿Cómo se unen la música de Cage y Satie sin perder la esencia de ninguno de los dos?
Cage amaba a Satie y siempre lo dijo y lo escribió. Fue una gran influencia para él. Para mí este vínculo era obvio y los presenta a ambos en una combinación desconocida que creo que les da cierta frescura. Especialmente las famosas piezas de Satie que tanto han sonado en todo el mundo. Creo que la colaboración con Cage podría ayudar a escuchar esta música desde nuevas perspectivas.
Eres el director artístico del Festival de Ravel y tu discografía incluye todas las obras para piano del compositor francés. Asimismo, también has grabado la obra de Messiaen, Vingt Regards sur l’enfant-Jésus, y has colaborado con la soprano y directora Barbara Hannigan para realizar un proyecto de Messien. Entre Satie, Messiaen y Ravel, ¿a quién prefieres?
Es difícil elegir…. Amo a los compositores por diferentes razones y no es una competencia entre ellos. Si tuviera que salvar solo uno, diría que tal vez Ravel, ¡pero en realidad estoy feliz de poder evitar este tipo de elección!
¿Cuáles son vuestros próximos conciertos en España?
Unos conciertos a dúo con mi querida amiga violonchelista Sol Gabetta el próximo mes de marzo en Bilbao, Barcelona y Madrid.
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