Benet Casablancas, L’enigma di Lea
Allison Cook, mezzosoprano
José Antonio López, barítono
Xavier Sabata, contratenor
Orquesta Sinfónica y Coro del Gran Teatre del Liceu
Josep Pons, dirección musical
Carme Portaceli, dirección escénica
NAXOS 2.110712 (DVD)
★★★★
Lea es bella, inocente, pura. Abboeh la desea como la fiera desea a la presa. Metamorfoseado en nube de oscuridad ardiente, el dios se precipita sobre ella abrasando sus sentidos y su alma, su dulce carne, al penetrar los poros de su piel.
Los Sacerdotes anuncian como coro griego, arcaicos y solemnes (en catalán, aunque la lengua será vernácula en cada teatro), la traumática experiencia de Lea, condenada al castigo de errar por espacios y tiempos (‘yegua desbocada | lanzada de deseo en deseo, | hacia un amor inexistente’ —cantará ella en italiano, lengua común e invariable de los solistas—) sin poder revelar el secreto de que la luz inmortal habitó en su interior.
L’enigma di Lea, ópera en tres partes de Benet Casablancas con texto de Rafael Argullol, se estrenó en el Gran Teatre del Liceu el 9 de febrero de 2019. La grabación en DVD que edita ahora Naxos fue realizada por TV3 y Catalunya Música. Drama de inspiración mítica pero inquietudes contemporáneas, L’enigma es una historia de amor (el amor de Lea por Ram, un hombre escindido) que discurre paralela a la búsqueda de la perfección absoluta. Pero esta es también una ópera sobre la historia de la ópera, recreación de antiguas formas (madrigal, cavatina, arietta) y técnicas (coloraturas, sprechstimme) que invitan a pensar en obras como Wozzeck o Die Zauberflöte.
Allison Cook (Lea) encabeza un reparto excepcional, donde José Antonio López (Ram) conmueve, encadenado a la penumbra de una realidad sin presente, y Xavier Sabata (Dr. Schicksal) seduce y divierte con su histriónico proceder. Como psicólogo (antes mago, payaso, domador circense), el falsetista revitaliza una trama que adolece de estatismo; su propia Entrada es delirante, también la función que organiza (teatro dentro del teatro) como Guiñol burlesco.
Pons dirige meticuloso el rico lenguaje orquestal de Casablancas, pródigo en momentos de lirismo y misterio (Interludios, Escena erótica). Genial, el Coro, como Guardianes Filantrópicos del psiquiátrico. El eficiente montaje de Carme Portaceli gira siempre en torno a la ominosa presencia oscura de Abboeh, violador celoso de todas sus criaturas.
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