Reseña | Bailar cantando. Fiesta mestiza en el Perú

En pleno auge del Despotismo Ilustrado en Europa, en las colonias americanas un hombre de la Iglesia reúne en una colección las costumbres y tradiciones festivas de la provincia en la que estaba destinado. Baltasar Jaime Compañón, nombrado obispo de Trujillo en 1778, realiza un minucioso trabajo de recopilación para enviar a la corte de Madrid, en el que encontramos, además de más de 1.400 acuarelas mostrando trajes, instrumentos y danzas, un total de 20 piezas musicales que nos acercan a la cultura popular virreinal en un documento de un valor incalculable.

En colaboración con el conjunto iberoamericano Tembembe, los conjuntos de solistas liderados por Jordi Savall acometen la recuperación de la música contenida en el Códice Trujillo, aunando a la plantilla habitual de instrumentos barrocos y voces educadas los instrumentos tradicionales de la zona, principalmente de cuerda pulsada y percusión. La grabación, realizada en concierto en 2017, viene acompañada de un generoso libreto con notas al programa y pequeños artículos sobre el contexto del códice adornados con reproducciones de las preciosas acuarelas del mismo.

Entre las piezas del códice se cuentan algunas ya recogidas en otras producciones de Savall, como la Cachua al nacimiento de Christo Nuestro Señor y la Cachua a dúo y a quatro. El repertorio es de una concreción insólita, sobre todo teniendo en cuenta que es coetáneo de Haydn, Mozart o Boccherini: piezas de baile y tonadas que entendidas como un extracto del repertorio folclórico virreinal en la segunda mitad del siglo XVIII.

Esta síntesis de instrumentos renacentistas y barrocos con otros tradicionales alberga luces y sombras. Aunque el empaste entre voces de formación clásica con otras tradicionales tiene puntos flacos, el sonido general de la producción es de una abrumadora riqueza, dotando a un programa de por sí asequible para el público general por su carácter sencillo y rítmico de variedad una extensa paleta de colores entre exóticos y nobles.

Por: Pablo F. Cantalapiedra