Varios autores
Cario Bergonzi, tenor
Félix Lavilia, piano
Ensayo ENY-CD-3423
(Comentarios en castellano)
El barroco es un estilo exuberante y generoso, capaz de acoger en su seno muy diversas interpretaciones y siempre vivo a condición de que la calidad y la pasión estén aseguradas. Desde mi punto de vista, sólo resulta inadmisible que un intérprete caiga en la rutina, al margen del tipo de música que toque.
Como presentación del disco que les recomendamos habría que decir que tanto Cario Bergonzi como Félix Lavilla derrochan en él talento, musicalidad y buen gusto, entre otras muchas cualidades.
El tenor italiano Cario Bergonzi nació el 13 de julio de 1927 y debutó a los veinte años con el Figaro de Rossini, ya que entonces cantaba como barítono. Tras esta época, en la que llegó a encarnar a Rigoletto, se puede hablar de un nuevo periodo de aprendizaje y una segunda y definitiva etapa de su carrera que, tras encontrar su auténtica tesitura de tenor, se inició en Bari, cantando Andrea Chenier de Giordano, en enero de 195 l. A partir de ese momento se impone rápidamente en los más importantes escenarios con un repertorio de más de sesenta títulos. Bergonzi domina el canto a la perfección, desde la respiración al fraseo, y posee una voz grande y al mismo tiempo capaz de unas agilidades de las que hace gala en estas grabaciones. Es una voz cálida, perfectamente controlada que transmite todo tipo de sensaciones y sentimientos.
Claro que, a la hora de hacer gala de facultades, no hay que olvidarse de Félix Lavilla. No se sabe quien canta mejor en este disco. El piano del maestro Lavilla es una voz con vida propia que ha sonado junto a las de Teresa Berganza, Victoria de los Angeles, Pilar Lorengar, Jessy Norman, el propio Bergonzi y tantos otros artistas, a los que ha acompañado en una carrera que comenzó como solista y que definitivamente dedicó a la música de cámara. Félix Lavilla nació en Pamplona y comenzó sus estudios en San Sebastián completándolos con Joaquín Turina y José Cubiles en el Conservatorio de Madrid, centro al que se incorporó como profesor en 1979. Ha sido también profesor de la Escuela Superior de Canto de Madrid y, con regularidad, ha impartido clases magistrales en Europa y América.
Bergonzi y Lavilla son aquí el dúo perfecto y la música de Alessandro Scarlatti, Vivaldi, Pergolesi, Caldara, Durante o Giordani, la música de finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, parece escrita para que ellos la interpreten tal y como la escuchamos. Llegamos a olvidar que el piano no existía en la época en la que se compuso y que los cantantes de entonces empleaban otras técnicas vocales. Da lo mismo. Es más, me parecería absurdo enfrentar este criterio de interpretación a los puristas o historicistas siendo, como es, magnífico el resultado.
La grabación se efectuó en Londres, en 1973, y esta reedición en disco compacto va acompañada de un folleto con comentarios en castellano y los textos de las doce arias y canciones que lo integran.
Busquen este disco. Espero que no sea muy difícil de encontrar.