En un mundo donde un gran porcentaje de los músicos son autónomos, aprender a emprender se ha vuelto esencial. La Escuela Superior de Música Reina Sofía apuesta por integrar habilidades de autogestión, innovación y profesionalización en su formación, combinando arte y emprendimiento. Desde el autoconocimiento hasta la gestión de proyectos, la Escuela prepara a su alumnado para afrontar los retos de un mercado cambiante sin dejar de lado su identidad artística.
Por Esther Viñuela Lozano
Coordinadora del Programa Emprendimiento e Innovación Social, Escuela Superior de Música Reina Sofía
Es posible que al leer este artículo surja una pregunta inmediata: ‘¿Aprender a emprender? ¿Encima de todo lo demás? Repertorio, análisis, historia… ¡yo quiero hacer música!’. Este es un sentimiento perfectamente válido, pero la realidad profesional nos lo exige. Cuanto antes dejemos de resistirnos y nos pongamos manos a la obra, mejor.
Según datos de Eurostat (2022), el 31,7 % de los trabajadores culturales en la Unión Europea son autónomos, un porcentaje muy superior al 13,8 % de la economía general. ¿Qué quiere decir esto? Que quienes se dedican a la música, al igual que otros profesionales de las artes, están más destinados a trabajar de forma independiente que los profesionales procedentes de disciplinas no culturales. Si bien otros sectores profesionales han integrado habilidades emprendedoras desde hace décadas, el ámbito artístico ha tardado en asumir esta transformación.
Como plantean Margarita Lorenzo de Reizábal y Manuel Benito en su artículo ‘Propuesta de un Marco Teórico para Abordar el Emprendimiento en la Formación Musical Superior’, el emprendimiento en música debe ir más allá de la autogestión para convertirse en una herramienta de transformación personal y profesional. El alumnado de música necesita entender su valor en la sociedad actual —no la sociedad del siglo XIX o XX—, donde las habilidades musicales deben articularse junto con habilidades de autogestión, innovación y adaptación a contextos diversos.
Quizá estudiar emprendimiento en nuestro conservatorio no nos convierta en emprendedores, pero puede ayudarnos a adoptar una mentalidad emprendedora y esto puede ayudarnos a cambiar nuestra forma de ver el mundo. En lugar de pensar ‘¿quién debería solucionar esto?’, debemos preguntarnos ‘¿qué puedo hacer yo o qué está en mi mano para cambiar esta situación?’ (siempre hay algo en nuestra mano). En el ámbito musical, este cambio puede ser especialmente retador porque tenemos la costumbre de trabajar con la partitura que compuso otra persona, una hoja de ruta que nos guía casi en cada paso y no nos permite desviarnos nada o casi nada. Pero, en el mundo del emprendimiento, las instrucciones no vienen dadas: tenemos que componerlas.
En la Escuela Reina Sofía, hemos reconocido la importancia del emprendimiento desde hace ya algunos años. En 2016 lanzamos el Programa de Emprendimiento e Innovación Social, una asignatura obligatoria para el estudiantado del Máster de Interpretación y Composición. Este programa no solo ofrece acompañamiento profesional, sino también apoyo económico de hasta 3.000 euros para que el alumnado lleve a cabo proyectos en grupo que respondan a sus inquietudes, que pueden estar relacionadas con, entre muchas otras, el medioambiente, la combinación de disciplinas artísticas o el trabajo social. De esta forma, los proyectos que se llevan a cabo pueden convertirse en parte del portafolio profesional del alumnado.
Pero esta formación comienza incluso antes, en el Grado, con la asignatura optativa Desarrollo Artístico, que aborda la profesionalización del alumnado desde dos pilares fundamentales:
Autoconocimiento y gestión de portafolio individual
Guiamos al alumnado en su proceso de individuación artística. Esto incluye herramientas prácticas para autoconocerse, identificar sus objetivos personales y profesionales, redactar documentos profesionales, como su biografía, y planificar su desarrollo profesional.
Para potenciar este proceso de autoconocimiento, una actividad fundamental es sacar al alumnado del marco tradicional del concierto emplazándolo en contextos con colectivos vulnerados, rompiendo el formato tradicional (la liturgia). A través de estas sesiones el alumnado tiene la oportunidad de reencontrarse a través del hecho artístico. Estas experiencias son muy potentes tanto para quien actúa como para quien mira y escucha.
El mensaje clave es: ‘piensa quién eres, ordénate, y mira a tu alrededor’. A través de estas experiencias, el estudiantado conecta con la realidad social, descubriendo cómo llevar lo que les da significado a los demás y transformarlo en una forma de vida.
Formación práctica profesional
Junto con esta parte más reflexiva y de búsqueda interior se ofrece también formación práctica para la creación y gestión de sus propios proyectos: programación, producción, derechos de autor, fiscalidad, grabación audiovisual, creación de dosieres, marketing digital, captación de fondos o gestión de proyectos. Estas competencias pueden permiten al alumnado desenvolverse con éxito en un mercado dinámico, conectando su talento musical con herramientas efectivas para la acción.
La idea clave es empoderar al alumnado dándole todas las pistas, las herramientas y poniendo en su conocimiento también las reglas del juego que no están escritas.
Aprender a emprender no significa alejarse de la música, sino conectar nuestro arte con el mundo que nos rodea. Significaconocernos bien: nuestros valores, nuestros intereses, nuestras preocupaciones, nuestras luces, nuestras sombras… y negociar con el entorno siendo flexibles para adaptarnos a las necesidades de quienes están en ese entorno, sin renunciar a ser quienes somos.
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