Su pasión por el piano les unió y les hizo apostar por un futuro en el que están totalmente inmersos: el dúo de piano. Reivindican que hay verdaderas joyas compuestas para esta especialidad que ofrecen infinitas posibilidades. Y con este objetivo, el de profesionalizar al máximo el dúo de piano, viajaron a Austria, la cuna de esta especialidad, para estudiar un máster que les ha dado la llave para conquistar el mundo con su música. Ahora acaban de sacar su primer disco, ESSENZ, que recoge estos diez años de evolución con mucha verdad, con cierta desnudez.
Por Ana R. Colmenarejo
Os definís como unos apasionados de la música de cámara, ¿qué es para vosotros?
Antón: En el dúo pianístico la música de cámara tiene un componente muy especial por poder hacer música con otra persona y, en nuestro caso, además hacerlo con el mismo instrumento. Creo que el dúo de piano es el máximo exponente de la música de cámara que puede existir.
Maite: Hace ya diez años que nos conocimos y encontramos ese lenguaje común, que no es fácil, hay muchísimos músicos en el mundo, pero hay gente con la que no te entiendes dialogando musicalmente y en nuestro caso es casi mágico. El subirte al escenario y tener miradas de complicidad con la otra persona, compartirlo con alguien que está sintiendo lo mismo que tú, es muy bonito y se disfruta el doble.
¿Hay que tener mucha confianza en el otro?
Maite: Hay que tener mucha confianza y generosidad con el otro, porque a veces somos muy exigentes con nosotros mismos y con nuestro compañero. En el aspecto de las cuatro manos tengo que confiar en Antón porque es el que pone el pedal, es como ir conduciendo y tú llevas el volante y otro lleva los pedales, tiene que haber una sincronía y una confianza mutua muy grandes.
Antón: Creo que también el hecho de ser pareja, no solamente en el trabajo sino también en lo sentimental, forma parte de nuestra formación, hemos logrado entendernos muy bien en lo personal y eso mejora la sincronización como dúo, como pareja de trabajo.
¿Cómo surge esta formación? ¿Cuándo empieza vuestra andadura?
Antón: con 17 años nos conocimos en un curso de El Escorial. Primero surgió nuestra relación como pareja y años después coincidimos en el Conservatorio Superior de Música de Aragón compartiendo el mismo profesor, Miguel Ángel Ortega Chavaldas, y también teníamos la asignatura de dúo pianístico con el Dúo del Valle. Ellos fueron los que nos introdujeron en este mundo a pesar de que era bastante natural que acabáramos tocando juntos porque siempre hacíamos un poco el gamberro. Hicimos algún concierto en el que tocamos los dos como solistas y hacíamos un bis a cuatro manos. Vimos que era una cosa muy interesante que podía ser un futuro completamente real.
Maite: Nuestra formación en el Conservatorio Superior de Música de Aragón nos ha rodeado de cameristas muy buenos, músicos tan apasionados que les ves sobre el escenario y te arrastran con su energía.
Antón: Creo que fue un movimiento atrevido dedicarse al dúo porque en la mayoría de los casos los dúos son la unión de dos pianistas solistas que se juntan dos días antes para ensayar. Yo veo nuestra casa como un centro de creación artística porque estamos veinticuatro horas hablando de música, y todo eso facilita que el dúo pianístico salga adelante y que nos lo tomemos, y nos tomen, no como un dúo amateur,sino como un dúo profesional.
¿Tenéis algún dúo o algún conjunto de cámara como referencia?
Maite: El Dúo del Valle fue el primer dúo con el que tuvimos contacto, son unos músicos con un carisma inigualable y marcaron nuestros primeros pasos. Luego tuvimos contacto con el Dúo Moreno Gistaín, que tienen una forma muy cuidadosa de hacer las cosas, con una filosofía increíble, y nuestros profesores de ahora, el Silver Garburg Piano Duo, en el que nos vemos reflejados, están compartiendo muy generosamente con nosotros su experiencia y nos ayudan a avanzar más rápido.
Precisamente ahora estáis en Austria realizando un máster de dúo de piano con el Silver Garburg Piano Duo, en la Kunstuniversität de Graz. ¿Qué herramientas habéis adquirido allí para desarrollaros aún más?
Maite: Tomamos la decisión de venir a Austria a estudiar el máster de dúo pianístico (solo hay cuatro en todo el mundo) con el Silver Garburg por que somos unos grandes admiradores suyos. Aquí nuestro dúo tomó un cáliz mucho más profesional, explosivo y ya en los últimos tres años hemos estado focalizados en hacer música juntos, es nuestra apuesta.
Antón: Siento que los profesores con los que estamos nos han dado una base muy concreta con respecto al balance, a cómo tocar a cuatro manos, cómo tocar con el pedal… Además, no solo nos han dado herramientas técnicas de cara a ejecutantes, sino también de cara a cómo mostrarse ante el mundo profesional.
Maite: En principio era un máster de dos años, los hicimos y todavía no tenemos ninguna intención de terminarlo porque seguimos trabajando con los profesores, contamos con el apoyo de la universidad, tenemos muy buenos pianos para estudiar, así que de momento seguimos aquí trabajando muchísimo y es una oportunidad que no se puede desaprovechar.
Antón: El hecho de que exista la especialidad es algo muy positivo porque hay una gran cantidad de repertorio escrito que durante muchos años se ha tocado, pero no se ha profundizado como se está profundizando a día de hoy.
Maite: Tenemos la sensación de que se está creando algo que históricamente tiene una relevancia, se está haciendo escuela. Todo esto es muy importante para nosotros y nos da una motivación muy grande. El dúo pianístico suele ser algo amateur, al ver a alguien que dedica su vida a ello te das cuenta de que es todo un arte, con su repertorio y con una técnica que engloba toda la disciplina.
Uno de vuestros principales objetivos es demostrar que hay un repertorio muy amplio para dúo de piano. ¿Cómo lo hacéis?
Antón: Hay tanto escrito que nos faltarían vidas para tocarlo todo. Sí que hemos hecho varias transcripciones. En el disco hay una que hemos grabado recientemente, una obra de William Bolcom.
Maite: Bebemos de muchas fuentes para crear nuestro repertorio y creo que eso es muy positivo. Es vital conocer el repertorio que está escrito y que ha sentado las bases de esta especialidad y seguir conociendo nueva música y dando alicientes a los compositores que están componiendo para esta formación. En nuestro disco hemos puesto ese granito de arena con la transcripción de The Serpent’s Kiss, que inicialmente tenía la finalidad de ser tocada en concierto porque es una obra muy divertida, muy virtuosística, y al público le encanta cuando la tocamos como bis, queríamos ser los primeros en grabarla.
Antón: Creo que es un momento genial para muchos compositores para aportar material para los conciertos de dos pianos y orquesta. Hay una cantidad considerable, pero se puede aportar mucho todavía.
¿Cómo es uno de vuestros conciertos?
Maite: Intentamos siempre que los programas tengan un sentido gustativo, como un menú de maridaje. Podemos tocar obras totalmente diferentes que saben bien una detrás de la otra. Siempre intentamos empezar por un Mozart, que vaya abriendo boca y podemos seguir con un Stravinski o un Rajmáninov, con un Messiaen y terminar con una obra de Kapustin, que es jazz afrocubano. Nos encanta hacer programas que contengan obras para dos pianos y obras para piano a cuatro manos. Al público se le hace ameno y divertido vernos en nuestras diferentes facetas, pero aquí viene la dificultad porque no siempre encuentras salas con dos pianos.
Acabáis de publicar vuestro primer disco, ESSENZ, que ha tenido una buenísima acogida tanto por el público como por la crítica. ¿Qué recoge este trabajo discográfico?
Antón: Grabar nuestro primer disco ha sido una experiencia incomparable que no habíamos tenido nunca. La idea del disco fue surgiendo; estábamos haciendo una gira con Juventudes Musicales y llevábamos el programa para piano a cuatro manos. La idea original se llamaba Saṃsāra, era una historia que iba desde el inicio de una vida hasta que se marcha alguien. Esa línea temporal se iba completando con Mozart, Schubert y Mendelssohn. Durante la gira, vimos que a la gente le encantaban las obras y la historia y propusimos a Ibs Classical hacer la grabación de este disco y nos acogieron muy bien, les gustó muchísimo el proyecto y de ahí surgió.
Maite: Cuando llegamos aquí nuestro propósito fue enfocarnos en el piano a cuatro manos profundizando en Mozart y Schubert, que son los dos grandes pilares de esta especialidad, además que son los dos austriacos y aquí hay una historia y un peso cultural enorme de estos dos compositores. Tras ganar varios concursos decidimos invertir el dinero en grabar un disco para dejar constancia de esta primera etapa tan interesante para nosotros, de ahí surgió ESSENZ.
Lo habéis sacado hace muy poco. ¿Qué ha supuesto emocionalmente para vosotros?
Maite: Todos nuestros profesores y la gente que teníamos alrededor nos animaron a hacerlo para darnos a conocer más allá de los concursos, porque al final iniciar una carrera no es fácil y un disco es una carta de presentación. Creo que no hay nada más real que enfrentarte a una grabación tan fiel como puede ser la de unos micrófonos de esa calidad. Cuando te pones a escucharte te encuentras con tu yo que no puedes negar, con tus cosas buenas y tus cosas malas, y maduras porque te enfrentas a tus mayores miedos. Emocionalmente para mí ESSENZ es como si pusiéramos el primer ladrillo de la casa que queremos construir.
Antón: Es un cambio emocional y de madurez, ves las cosas con otros ojos a través de ese momento.
En vuestras redes sociales habláis del disco como si fuera vuestro primer hijo. ¿Cómo os ha cambiado este disco?
Maite: Somos padres primerizos y un primer hijo siempre lo tienes cuando eres totalmente inexperto, es fruto de un amor y una pasión increíbles por lo que hacemos, de falta de reflexión a veces, porque nos hemos metido con un programa muy complicado, pero nos empeñamos en que tenía que ser este. Nos pasa que lo escuchamos y hay muchas cosas que haríamos diferentes, pero la vida es un constante aprendizaje y, al final, lo que tocas es lo que tú eres en ese momento.
¿Cuál es la pieza de este disco que más os gusta?
Antón: Tenemos conexión con todas, pero en especial con Schubert. Para la humanidad en general la Fantasía en Fa menor D 940 tiene algo que por muchos estudios científicos que se hagan nadie va a encontrar la explicación de por qué es tan impresionante. Tiene un bagaje emocional muy fuerte y para mí es una de las obras más especiales, aunque todas las obras representan algo. Mozart tiene esa inocencia un poco encubierta en la dificultad; Schubert esa pasión que basta con escuchar los primeros acordes; Mendelssohn tiene muy pocas obras escritas para piano a cuatro manos y esta es una versión que no se suele grabar; y Bolcom tiene la libertad del rag, del que hace el macarra.
Maite: La Fantasía es la primera obra que tocamos juntos siendo unos niños. Cuando llegamos a Austria tuvimos que cambiar muchas cosas y trabajar en ella. Hay tantas versiones que casi todo el mundo tiene una idea de cómo debería sonar, pero realmente es como un tratado filosófico. La escribió en su último año de vida, es el compositor que más amó el piano a cuatro manos y más exploró dentro de sus límites, veía su final y era tremendamente joven. En esta fantasía confluye esa lucha interior, esas ganas de vivir.
Antón: Es una obra que se hace camino al andar.
Es un trabajo muy cuidado en todos los aspectos, también la portada, el programa… ¿Cómo habéis planteado este proceso creativo?
Antón: La foto la concebimos junto a la fotógrafa y está todo muy pensado y con un fin. Creo que es muy bonito cuidar todos los detalles.
Maite: Cuando lo escuchemos dentro de unos años, aunque habrá muchas cosas que habrán evolucionado, nos gustará ver que nos atrevimos a ser nosotros, que es lo que queríamos, y presentarnos de esa manera, con esa desnudez al mundo, y por eso también la portada. Lo que mostramos al mundo es esa música, que es lo que trabajamos, eso da más miedo que la desnudez física. Las notas al programa las hemos escrito también nosotros a raíz de nuestro planteamiento y nuestro aprendizaje.
También habéis tocado tanto en España en importantes auditorios como fuera de nuestras fronteras, en Europa y hasta en Asia. ¿Cómo han sido esas giras?
Antón: Los concursos son un impulso para el día de mañana poder tocar en salas de conciertos, y normalmente los jurados están sembrados de programadores, directores, compositores que después te pueden abrir puertas. Ganamos el Segundo Premio de Juventudes Musicales, fuimos seleccionados el mismo año con AIE y gracias a eso nos contrataron para hacer una gira por China.
Maite: Nos contactó un mánager de China y nos invitó a Shanghái y tocamos en el Teatro de Harbín, uno de los lugares más impresionantes en los que hemos tocado. Los concursos son muy importantes, este verano tocamos en la Schubertíada de Vilabertran porque ganamos el Primer Premio en el Concurso Josep Mirabent i Magrans de Sitges y allí estaba Jordi Roch, creador del festival, y nos invitó a tocar. En el Festival Internacional de Música y Danza de Granada tocamos porque habíamos ganado el Primer Premio en el Concurso Internacional de Música de Cámara Antón García Abril. Es la manera de que te vean, te escuchen y te den una oportunidad.
Antón: Ya no entramos en demasiados concursos porque somos mayores y estamos en ese punto de inflexión, ya no son la manera de impulsarnos, por eso dimos el paso de grabar el disco.
¿Cómo habéis vivido la pandemia? ¿Ha afectado a vuestros planes y proyectos?
Antón: Esta situación ha sido difícil para nosotros. Al ser joven tienes menos contactos y menos recorrido.
Maite: Hemos cancelado ya dos veces la presentación del disco. Tenemos la suerte de que en Ibs Classical hayan confiado en nosotros, somos los artistas más jóvenes que han grabado con el sello. Al estar tanto tiempo sin conciertos se olvida en el plano emocional la sensación del escenario y por eso ahora estamos trabajando con una psicóloga especializada en artistas para superar esta crisis, porque antes no teníamos tiempo para pensar en ello y ahora cuando tienes un concierto es…
Antón y Maite: ¡El concierto!
Maite: Para las personas sensibles ha sido desolador y hay que poner el foco ahí.
Sois muy jóvenes y la crítica especializada os considera una de las mejores formaciones de nuestro país. ¿Cómo os veis en unos años?
Maite: Desde que era niña siempre he dicho que a mí lo que me impulsa desde que me levanto por la mañana es tocar el piano. Me veo de la única manera que puedo verme, disfrutando del piano y de la música sin dejar nunca de estudiar o de aprender y también compartiendo lo que sé y dando clases.
Antón: A mí me gustaría disfrutar muchos años más y compartirlo con el resto de las personas, porque estamos en una especialidad que necesitamos que crezca y que se ponga en valor. Me encanta hacer ver a la gente que es algo bonito y se puede ver como algo profesional.
Sr. Leslie Ackerman dice
Una entrevista llena de honestidad, donde transpira el amor por crear, por la música, la sensibilidad del artista. Maravilloso dúo en todo sentido.