El grupo de cámara El Afecto Ilustrado, liderado por Adrián Linares, acaba de publicar su álbum ‘Quintetos para el Conde’ con el sello Lindoro, que contiene la integral de quintetos de cuerda con dos violas de José Palomino de la Quintana, dedicada a Carlos José Gutiérrez de los Ríos (1742-1795), VI conde de Fernán Núñez
Por Susana Castro
El Afecto Ilustrado cumplió el pasado año una década de andadura, ¿con qué objetivo se creó la agrupación?
El Afecto Ilustrado nació después de acabar mis estudios en Ámsterdam. En Holanda había vivido la frescura y la ilusión con la que los grupos de música antigua que comenzaban a despegar a mi alrededor investigaban y presentaban proyectos muy interesantes. Por otro lado, había experimentado en agrupaciones ya consolidadas, y con un largo recorrido, el resultado de toda una vida de estudio y de actividad. A mi vuelta a España decidí que podía empezar a realizar un trabajo similar en mi entorno más cercano. Entonces encontré a gente con las mismas inquietudes que yo, profesionales que hoy en día son mis compañeros, y juntos intentamos que el público de nuestro ambiente más próximo tuviese la opción de consumir música antigua y barroca más a menudo, con programaciones camerísticas inusuales, ofrecidas en localizaciones idóneas para ello, y que permitiesen acercarse a obras que, de otra manera, sería imposible escuchar.
Acudimos a profesionales de la musicología y de la investigación, estudiosos y grandes personalidades que habían ya abordado, estudiado y clasificado repertorios que en muchos casos permanecían a la espera de ser interpretados de nuevo. Gracias a ellos comenzamos a bucear en obras que la gente apenas conocía o desconocía por completo. Aunque siempre había tenido cierta debilidad por los repertorios ibéricos, fue en este proceso cuando descubrí que es casi una predilección. Creo que ese fue el germen de El Afecto, un deseo inconmensurable de difundir música, de acercarla a todo el mundo de una manera próxima, de descodificar la belleza y los afectos que se encuentran en muchos repertorios desconocidos, y volcarlos sobre el público.
Echando la vista atrás, ¿considera que los objetivos que se habían propuesto se han cumplido?
Podría decir que con creces. Nuestro trabajo ha empezado a tener cierto calado social, hemos celebrado aniversarios culturales, hemos recuperado música, hemos viajado, hemos conocido a muchos artistas interesantes, y hemos conjuntado nuestro trabajo con el suyo. Hemos grabado ya varios discos. Es interesante si miro ahora hacia atrás, porque con este tipo de proyectos, en los que el trabajo nunca cesa, a veces uno pierde la visión objetiva, y puede dar la impresión de que no ir en la dirección deseada significa ir a la deriva. Pero, al contrario, en muchos rodeos han surgido conjunciones, ideas o proyectos interesantísimos. Es algo que he aprendido durante estos diez años. Para nuestra primera década, me doy por satisfecho.
‘Nuestro trabajo ha empezado a tener cierto calado social’
Siempre tratan de presentar al público formatos de concierto poco habituales, ¿cuál es su sello de identidad a este respecto?
Empezaría por el tipo de repertorios que se eligen para cada programa, normalmente obras de formato camerístico que supongan una experiencia estimuladora para el oyente. Es decir, se trata de ofrecer un encuentro fresco e impactante con la música que se va a escuchar, para que permanezca en el público como una vivencia sensorial especial que desemboque en curiosidad y en una inquietud personal. En muchos de nuestros conciertos se combina, por otro lado, música y palabra, ya sea recitada, o mediante un comentario de la audición que se va a presenciar, proporcionando al espectador una descripción estructural de la música, así como un contexto histórico. No creo en un formato de concierto en el que no se llega a un clímax colectivo ni a un disfrute total porque se interrumpe incesantemente el proceso de escucha, pero tampoco creo en un modelo industrial en el que las obras se suceden sin cesar. Un pequeño texto elocuente, en un momento bien elegido, puede suponer una auténtica perla. Y el público lo agradece la mayoría de las veces.
Hay algo con lo que nos gusta experimentar también de vez en cuando, y es dar un paso más allá en el uso de la palabra incorporando una pequeña trama teatral. Está claro que no todos los repertorios admiten algo así, pero cuando la propia retórica de la música puede apoyarse en el arte dramático, entonces se produce magia. Es asombroso lo bien que funcionan algunos proyectos con esta conjunción.
Precisamente como celebración de sus primeros diez años de actividad acaban de publicar el álbum ‘Quintetos para el Conde’ con el sello Lindoro, ¿cómo descubrieron a este compositor madrileño y sus quintetos de cuerda?
Sin duda gracias a la musicóloga, docente e investigadora canaria Rosario Álvarez. Ella me había hablado de los quintetos en diversas ocasiones, cuyos manuscritos se encuentran en el Museo Canario de Las Palmas. Cuando leímos las partituras por primera vez nos dimos cuenta de que eran tremendamente interesantes, y que estaban repletos de posibilidades. Es música que enamora desde el primer momento. En 2018 presentamos en Tenerife un programa integrado por los tres primeros quintetos de la colección. Y más tarde, en el verano de 2021, presentamos los tres últimos, dos de los cuales eran estrenos absolutos en tiempos modernos. Poco antes la Real Academia Canaria de Bellas Artes llevó a cabo una espléndida edición de todos los quintetos. Y fue entonces cuando nos animamos a grabar la integral bajo una óptica históricamente informada.
Además de usted, ¿qué otros músicos han participado en esta grabación?
En esta ocasión hemos contado con una plantilla de músicos excepcionales: Lorena Padrón como violín segundo, Iván Sáez como primera viola, Melchor García como segunda y Diego Pérez al violonchelo. Todos ellos son músicos de una altísima calidad, y desarrollan una intensa actividad concertística y docente a nivel nacional e internacional.
‘Tenemos un disco lleno de espíritu ilustrado, con temas bien equilibrados, y esa sensación de alegría tan serena pero tan plena propia de la Ilustración en los tonos mayores’
¿Quién es ese conde al que van dedicados sus quintetos? ¿Cuál fue su relación con Palomino y cómo influyó en su música?
Con una portada en la que declara que están hechos para su divertimento, José Palomino dedica sus quintetos a Carlos José Gutiérrez de los Ríos (1742-1795), VI conde de Fernán Núñez. Este aristócrata, nacido en Cartagena, fue embajador de España en Lisboa desde 1778 hasta 1786. Ilustrado por definición, e interesado en la sensibilidad de las artes, apoyó decididamente el cultivo de la música, llegando él mismo a probar con la composición. Palomino había logrado una enorme fama como violinista y compositor en la sociedad portuguesa de la época, especialmente en los círculos más selectos, y probablemente de esta circunstancia derivó su relación con el noble español. Ambos deben haber compartido gustos estéticos, además de paisanaje, puesto que el autor crearía la serenata titulada Il ritorno di Astrea in Terra para el doble enlace que en 1785 unió al infante de España don Gabriel con la infanta María Victoria de Portugal, y a doña Carlota Joaquina con D. João, Príncipe de Brasil, y en el cual el conde tuvo un papel decisivo.
¿Cómo describiría la música que han inmortalizado en este disco?
Para mí es una música llena de luz. Siempre he dicho que la de Boccherini es la música del sol. Y ciertamente, la estética de Palomino bebe directamente de los giros del maestro luqués. Por lo tanto, tenemos un disco lleno de espíritu ilustrado, con temas bien equilibrados, y esa sensación de alegría tan serena pero tan plena propia de la Ilustración en los tonos mayores. Los últimos movimientos suelen ser algo atrevidos en cuanto a estética, anticipando de algún modo el Sturm und drang, que también planea sobre los movimientos lentos en modo menor. En definitiva, la grabación supone un discurso armónico y ponderado, propio de un Siglo de las Luces que toca a su fin.
¿Tendrán ocasión de presentar este disco en directo próximamente?
En este momento estamos cerrando la presentación del disco en Madrid dentro de poco. Es un proyecto tremendamente ilusionante, y estamos deseosos de darle toda la difusión posible para que la obra de José Palomino vuelva a sonar como lo hizo en las últimas décadas del siglo XVIII.
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