En la España de la Edad de Plata, una extraordinaria mujer superó los obstáculos patriarcales y desarrolló una notable actividad como intérprete, compositora y directora. Lastrada por su compromiso político, la figura de Adela Anaya se desvanece tras la Guerra Civil hasta el olvido. Este texto da a conocer datos inéditos sobre su trayectoria biográfica y artística con el fin de contribuir a la recuperación de la memoria de una brillante generación de músicas injustamente arrinconadas.
Por Inés Rojo Ramos
Ser mujer e intentar dedicarse profesionalmente a la música a principios del siglo XX era todo un reto. Las restrictivas normas sociales y culturales que limitaban el acceso a la educación, junto a la falta de oportunidades y reconocimiento, cercenaron la posibilidad de que las mujeres accedieran a tareas desarrolladas habitualmente por los hombres, como la dirección de orquesta o la composición de música teatral o sinfónica.
La inusual trayectoria de Adela Anaya Ruiz, que damos a conocer en este texto, constituye, por tanto, un caso excepcional que reafirma la importancia de profundizar en la investigación con una perspectiva de género.
Primeros años
Gracias a la documentación descubierta en el archivo histórico-administrativo del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y a varias entrevistas realizadas en la época, podemos trazar un detallado perfil biográfico de la trayectoria de Adela Anaya Ruiz en sus primeros años de vida. Nació el 17 de abril de 1890 a las 11 de la mañana en la calle Pacífico 13, piso tercero, número cuatro, de Madrid. Fue bautizada en la Parroquia de Nuestra Señora de las Angustias de dicha capital, localizada cerca de la Estación de Atocha, el día 27 del mismo mes por don Alejo García Gutiérrez. Tal y como figura en su partida de nacimiento, ejercieron como padrinos de bautismo, su hermano Francisco Anaya y Josefa Ruíz y Beltrán, su tía materna.
Pese a haber nacido en Madrid, sus predecesores provienen de distintos pueblos de la provincia de Málaga. José Anaya y Urbaneja, su padre, era natural de Benagalbón y su madre, Adela Ruiz Beltrán, de Moclinejo.
La pequeña Adela ya mostraba un gran interés por la música, según comentaba en una entrevista realizada por la reportera Blanca Silveira-Armesto en 1932. Durante su niñez, residía con su familia en pabellones militares y solía jugar con los hijos del maestro Palma, músico mayor del regimiento. Adela se quedaba absorta ante las interpretaciones del señor Palma en cuanto sonaban los primeros compases de cualquier obra, mostrando una vocación innata que un día, aprovechando que se encontraba sola, la llevó a intentar tocar el piano sin haber recibido clases previamente. La compositora señala este momento como su primer contacto con el instrumento en el que luego se formaría.
En 1898 accedió a la por entonces denominada Escuela de Música y Declamación, precedente del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, matriculándose en enseñanza no oficial o libre, método con el que el alumnado recibía clases de música privadas y realizaba un examen final en la institución con el fin de acreditar sus conocimientos. Este era un modo habitual de formación para las mujeres que podían permitírselo, no compartiendo así aulas con los hombres. Hasta el momento no hay constancia de los maestros con los que se formó.
El expediente académico de Adela Anaya Ruiz en el Real Conservatorio Superior de Madrid refleja que inició sus estudios en 1898 a los 9 años, edad mínima para acceder al centro, examinándose en dicho año del primer y segundo curso de solfeo. Entre 1899 y 1900 se examinó del tercer y último curso de esta misma asignatura, destacando entre el alumnado al obtener, con calificación de sobresaliente, el primer premio en el concurso anual. Continuó examinándose regularmente todos los años en las materias de armonía y piano, hasta finalizar su formación en el curso 1905-06, al superar el séptimo curso de piano y el tercer y cuarto de Armonía.
La documentación administrativa del Conservatorio nos informa también de los sucesivos cambios de domicilio de la familia Anaya Ruiz. Tras residir en los pabellones militares de la zona de Campamento en Carabanchel, la familia se trasladó a la calle de Leganitos 43, cuarto, muy cercana a la actual plaza de España. Posteriormente, cambiaron su residencia a la calle San Leonardo 12, cercana a su anterior domicilio, y finalmente, hasta 1906, residieron en la calle de Jacometrezo 8, junto a la Gran Vía.
Intérprete y compositora en los años 20
Tras finalizar su etapa de formación, la joven compositora inició su carrera profesional en la década de 1920 con la fundación del Trío Anaya, una agrupación de cámara que ella misma gestionaba y en la que actuaba como pianista junto con la violinista Isabel García Moreno y la violonchelista Luisa Alsina. Según notas de prensa de la época, el repertorio que interpretaba este conjunto de cámara incluía música de algunos de los más destacados autores del Clasicismo y Romanticismo centroeuropeos escritas para trío de cuerda con piano, además de arreglos de obras realizadas por la propia Adela Anaya.
A lo largo de su existencia, el Trío Anaya participó en múltiples eventos, como los ofrecidos en el Lyceum Club Femenino de Madrid y el concierto benéfico celebrado en el Gran Metropolitano de Madrid a causa de las inundaciones de Francia. Según declaró en una entrevista con Blanca Silveira-Armesto, el trío recorrió gran parte de Europa y la década de 1930 fue su momento de mayor actividad.
El Trío Anaya es una de las escasas agrupaciones de cámara formada por mujeres en la España de las primeras décadas del siglo XX de la que nos ha quedado constancia documental, junto al Trío Montoriol-Cassadó. Sabemos aún muy poco sobre la actividad de estos conjuntos que, a la luz de los datos conocidos, parece haberse limitado a las décadas de 1920 y 1930.
En 1925, Adela Anaya fue galardonada por la Real Academia Filarmónica de Santa Cecilia en el certamen literario musical ‘Homenaje a la mujer’ realizado en Cádiz, por su colección de cantos populares La España Inmortal o Estampa de España.
En noviembre de 1927 tuvo lugar uno de los acontecimientos más destacados en su biografía, que supuso un punto de inflexión en su carrera musical: el estreno de La Tirolesa. Se trata de una zarzuela en tres actos con libreto de Juan López Núñez y Francisco Moya Rico y música de Adela Anaya. Su estreno acontece en noviembre en el Teatro Circo de Cartagena. En las funciones, dirigidas musicalmente por la propia Anaya, participaron, entre otros, el barítono Marcos Redondo, Trini Avelli, Josep Llimona, Munain, Torró, y Freixas.
A pesar de que el libreto cautivó al público, fue el trabajo musical de Anaya el que ocasionó verdadera sensación entre los presentes, que la arroparon en aplausos a lo largo de toda la obra, viéndose obligada a subir al escenario durante el acto y al finalizar el mismo. Fue tal el entusiasmo de los espectadores, por lo mucho que gustaron los números musicales de la zarzuela, que algunos de ellos tuvieron que ser repetidos.
En el archivo musical de la Sociedad General de Autores y Editores, entidad de la que Adela Anaya era socia y en la que registró gran parte de su obra, se conservan tres partes de apuntar, una por cada acto de la zarzuela, escritas para piano y las correspondientes voces.
El estreno de La Tirolesa resulta un gran acontecimiento, no solo por tratarse de una de las escasas zarzuelas con música compuesta por una mujer, sino porque la propia Anaya ejerció de directora de orquesta, convirtiéndose así en una de las primeras mujeres de España en realizar profesionalmente una actividad artística hasta entonces restringida y limitada al género masculino.
Loa a la República
Plenamente involucrada con la ideología republicana, que defendía la participación de la mujer en la política nacional, Adela Anaya compuso en 1931, con letra de su hermano Francisco, un himno para la Segunda República titulado 14 de abril, que alcanzaría una notable repercusión popular. Su estreno tuvo lugar el 28 de abril en el homenaje dedicado a los sublevados en Jaca, celebrado en el Café Atocha y en el que actuó una banda musical bajo la dirección de Martín Domingo y como directora Anaya, por petición popular y cesión del director. No obstante, hasta la actualidad se ha mantenido erróneamente que se estrenó el 24 de mayo en el concierto popular a beneficio de los obreros sin trabajo en la actual Plaza de las Ventas, como se indica en la portada de la reducción para piano de la obra.
Recientemente ha sido hallado en una de las propiedades de Niceto Alcalá Zamora, primer presidente de la Segunda República, un noticiario sonoro de la Fox Movitone titulado El amanecer de una nueva era en España, en el que se captaron importantes momentos de los primeros meses de la Segunda República española divididos en secuencias. Entre ellas se encuentra la titulada Nuevo Himno Republicano: la interpretación del himno 14 de Abril, en la que puede observarse el ambiente festivo de la Plaza durante la interpretación dirigida por Adela Anaya. Ondeando con entusiasmo la bandera republicana, sube al podio para dirigir el conjunto encargada de la interpretación de su composición, formado por los coros gallegos Rosalía de Castro y las bandas militares de Saboya y Covadonga, los regimientos 6 y 31.
A este acto asistieron alrededor de 30.000 personas y múltiples figuras políticas relevantes, como Francisco Largo Caballero, por entonces ministro de Trabajo, y Pedro Rico, alcalde de Madrid.
El citado noticiario sonoro tiene una importancia crucial como documento histórico por recoger en un medio audiovisual momentos tan destacados de la historia de España, pero además muestra a Adela Anaya dirigiendo la orquesta y los coros que interpretan su himno, demostrando el importante papel que comenzaba a tener la mujer en la sociedad española.
Las reseñas periodísticas sobre el reciente ‘estreno’ fueron excelentes debido a la calidad musical del himno junto a las altas habilidades musicales que Anaya había demostrado una vez más en el fascinante estreno no solo como compositora sino también como directora.
El himno adquirió una notable relevancia en los primeros años de la Segunda República y su autora comenzó a recibir numerosos homenajes. Algunos de los más destacados, que aparecen en la prensa coetánea fueron el organizado por el Lyceum Club Femenino a mediados de julio de 1931, en el que un grupo de admiradores le hizo entrega de una batuta; y el realizado en un popular hotel de Madrid, cuyo nombre no se refiere en la información, en el que participaron destacados intelectuales del momento como Gloria Bime, María Rodrigo, Cristóbal Castro, Matilde Muñoz y Manuel Quislant.
A raíz del éxito del nuevo himno, Adela Anaya comenzó a tener mayor presencia en la vida cultural madrileña, convirtiéndose en una celebridad a la que los españoles admiraban, y fue entrevistada en numerosas ocasiones interesándose ya tanto por su trayectoria personal como profesional. En una de ellas confiesa que su mayor sueño era formar una orquesta femenina española, al igual que las que comenzaban a funcionar en Alemania, Inglaterra y Estados Unidos. Comenta, asimismo, algunas propuestas recibidas del extranjero, como la de un grupo de neoyorquinos para adoptar su himno, tras la repercusión mundial que adquirió la pieza gracias a la proyección del noticiario sonoro de la Fox Movitone.
Exilio y depuración
Después de estallar la Guerra Civil en julio de 1936, la situación profesional y personal de Adela Anaya Ruiz entró en un periodo de crisis a causa de su compromiso político e ideológico con la Segunda República.
Gracias a la documentación conservada en el Archivo General e Histórico de Defensa, sabemos que emprendió camino a Francia el 25 de julio de 1937 junto a su sobrino de 2 años con el fin de ponerse a salvo de los peligros y penalidades que pasaban en Madrid. En París se instalaron en el Hotel Excelsior. Una vez allí, al ser extranjera, fue detenida por una falsa denuncia por parte de una inspectora de un almacén en el que estaba comprando, acusándola de robo. Tras ser detenida, pasó tres meses encarcelada en París y, pese a no haber sido expulsada del país como era habitual, regresó por voluntad propia a Madrid en abril de 1939, una vez finalizado el conflicto bélico, y pasó a residir en el domicilio de su hermano.
Dentro del habitual clima de delación que caracterizó al Madrid de las primeras semanas de la posguerra, Adela y Francisco Anaya fueron víctimas de varias denuncias falsas y por una de ellas fueron detenidos en julio de 1939. Según figura en la denuncia conservada en el Archivo General e Histórico de Defensa, se les acusaba de republicanos por ser los autores de un himno de alabanza y por haber huido a Francia.
Ambos hermanos fueron puestos en libertad al comprobarse la falsedad de la denuncia. Sin embargo, tenían la sospecha de que el autor de las denuncias fue un vecino suyo, teniente coronel de intendencia retirado.
Tras estos incidentes, la figura de Adela Anaya se desvanece en un exilio interior que la alejó de toda actividad pública. Solo en 1957 se tiene constancia de su participación en la composición musical para un guion cinematográfico titulado El Ginés de Pasamonte Cervantino, que se conserva en la Biblioteca Nacional de España. Su fallecimiento se produce en Madrid en 1970, a los 80 años de edad.
Aunque de entre sus composiciones destacan las ya mencionadas, se tiene constancia de que en la década de 1920 fue autora de obras menores para piano de las que se conserva un pequeño catálogo en la Biblioteca Nacional de España: Andalucía o Sol de Andalucía y Lo que más me gusta a mí,ambas con letra de López de Saá (hijo),y Madrid no ha muerto con letra de Juan López Núñez y F. Pro.
Conclusiones
La labor de investigación documental realizada ha permitido recuperar la trayectoria biográfica de esta extraordinaria compositora, directora e instrumentista, que debe ser incorporada al relato de la historia de la música en España, al igual que muchas de sus coetáneas y pioneras como María Rodrigo, Rosa García Ascot o Elena Romero. Esta generación de mujeres músicas injustamente arrinconadas no solo fue capaz de superar los obstáculos de una sociedad patriarcal, sino, también de desarrollar brillantes carreras artísticas que se hace imprescindible conocer y valorar para seguir luchando contra una visión sesgada, dogmática y excluyente que continúa perpetuándose, en buena medida, en la musicología, la enseñanza y la interpretación musical.
Bibliografía
Inés Rojo Ramos (2023). Adela Anaya Ruiz: compositora y directora de orquesta en la España de la Edad de Plata. Trabajo Fin de Grado, Grado en Historia y Ciencias de la Música y Tecnología Musical, Universidad Autónoma de Madrid.
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